miércoles, 6 de enero de 2010

UNA NOCHE MÁGICA


Recuerdo cuando llegaba
la noche después de la cabalgata,
sabíamos lo de los reyes
y que no había magia:
los padres estaban en casa.
Poníamos los zapatos en fila
junto a la puerta de la terraza,
soñábamos por si algún regalo
aparecía después del alba…
con qué ilusión te levantabas
para ver la sorpresa, tan de mañana.

¡Por pequeño que fuera el obsequio
con qué alegría se celebraba!


...
.
.
.
¿ENTRÓ POR LA VENTANA?

Te despiertas al alba
y encuentras a alguien
que se ha colado en casa.

Llega con tantas noticias
que nos sonreímos juntas
al contar las albricias.

Ha sido el mejor regalo
del año desde aquellas
noches en blanco
cuando esperaba con
ilusión lo que me dejaban
en los zapatos.
.
.
.
M. Godúver

1 comentario:

viky frias dijo...

Ya era una muestra de cariño
reconocer los zapatos de cada niño,
pues siendo tantos hermanos
no resultaba extraño
que el estuche de la Señorita Pepis
o la muñeca
le cayesen a uno de los varones,
y el tirachinas
a la más delicada de las niñas.
Gracias a eso, la separación de sexos
no ha resultado completamente insalvable
en nuestras clases populares.