lunes, 25 de abril de 2011

EN EL TEJADO

Un nido sin techo
y abierto al cielo,
en el tejado,
junto al ventanuco
de una cámara
me permitía soñar
mirando a lo lejos.
Lo construí en la casa
de los primeros años
de mi infancia.
Pasé horas y horas
preguntándome
qué habría
detrás de aquellos
montículos,
los que se me permitía
ver desde aquel
espacio tan reducido.


Un albatros

1 comentario:

viky frias dijo...

Un nido sin techo
abierto a los sueños,
pero abierto también
al mal tiempo:
lluvia, nieve, granizo,
relámpagos y truenos.
Los techos tapan el horizonte,
pero protegen del miedo.