miércoles, 11 de mayo de 2011

EN EL COCHE

Solía ocupar el asiento
de atrás,
mis padres conversaban
de sus asuntos diarios
y yo soñaba mirando
las nubes de la capa celestial,
me abstraía con la diversidad
de siluetas que formaban
e imaginaba historias
con cada una de ellas.
Se transformaban en castillos
encantados, en caminos
concurridos, en tierras frondosas;
en pueblos solidarios
con gentes sonrientes,
voces amigas, ojos que me veían.
¡Un viaje para escapar
de mi tendencia a la soledad!



Un albatros

1 comentario:

viky frias dijo...

Las nubes son buen pretexto
para mirar a los cielos
y olvidar la realidad,
que no es sutil ni es etérea.
¡Quien pudiera
pasar la vida en las nubes
sin pisar jamás la tierra!