martes, 29 de noviembre de 2011

EN UN PARQUE

S. Dalí







Ella seguía el rastro de una fila
de hormigas que se dirigían
con cierta prisa al hormiguero,
las veía moverse de manera
sinuosa para salvar algún
obstáculo y no dejaban de perseguirse
una a otra, como si estuvieran adheridas
por una sutil fibra de pertenencia
a la especie.
Portaban grandes trozos de todo tipo
para ponerlos a buen recaudo.

Cuando ella se puso de pie aquella fina
línea en la tierra se había distanciado
tanto que a duras penas la distinguía.
Cayó una ramita de un árbol
junto a aquellos animalitos laboriosos
y se dispersaron en movimientos nerviosos,
luego volvieron a formar
la hilera de hormigas en ese camino
color arcilla veteado de ocres, blancos,
marrones y algún verde descolorido.

Después, a ella, unas gotas de lluvia
le mojaron levemente las manos, el rostro,
y pensó que tenía que ponerse a resguardo.
No pudo caminar, la habían inmovilizado.



M. Godúver




1 comentario:

viky frias dijo...

Caray, eso pasa por abstraerse
mirando a los animalitos,
llega cualquier desaprensivo
y convierte el cuento naturalista
en un relato de miedo.
Para mí la moraleja es ésta:
no vale distraerse con minucias
cuando el enemigo es tan artero
que nos distrae con los pequeños dineros
mientras roba libertades y derechos.