martes, 7 de febrero de 2012

SEMBLANZA VI


Un muchacho de Orihuela

a pesar de la represión paterna

busca insaciable en los libros

los versos de otros poetas,

se reúne con grandes amigos

y acude a la biblioteca.

Consigue un puesto en Madrid

y se codea con gente afín:

años de alegrías e ilusiones

junto a pintores y escritores.

La Elegía es un llanto

a una muerte que le duele tanto.

Llegan gritos de guerra,

sufrimiento de adultos y niños,

cuerpos abandonados

en las cunetas.

Nanas de cebolla y hambre

en aquellos años de cárcel.


M. Godúver

1 comentario:

viky frias dijo...

En los años de la dictadura
leíamos con ternura
a este poeta cercano
seguidor de Garcilaso.
Su famosa elegía
la recitábamos de corrida,
las nanas de la cebolla
aprendimos de memoria.
De niño era pastor iletrado;
mas, autodidacta aplicado,
leyó cuanto tuvo a mano,
de mayor fue muy letrado.
En la cárcel falleció
de pena y desolación.