viernes, 2 de junio de 2017

EL GALLINERO



En uno de mis paseos
vi las ventanas de las ponedoras,
las mimaban tanto
que las alimentaban con
manzanas para conseguir
calidad en los huevos.
Sorpresa por sus dimensiones
eran iguales y me trasladaron
junto a mis padres.
Ellos bajaban con la espuerta
yo subía a gatas por la escalera,
pero no me acuerdo…
me lo contaron y lo cuento.
De entonces
me vienen a la memoria
 las chapas con su número 
y aquella habitación
tan estupendamente orientada
destinada a las gallinas.


1 comentario:

viky frias dijo...

Simpáticas gallinas
-entre animal y vegetal-
con sus crestas onduladas
y sus frutos redondos.
Cuánto hicieron por nosotros,
campesinos, en tiempos de penuria.