lunes, 5 de junio de 2017

LOS COLUMPIOS

Fotografía de Gloria Delgado




Esta casa siempre los tuvo,
se balanceaba una soga
a modo de columpio
en una viga de la cámara,
subíamos a jugar
a una gran habitación
con ojos de buey
como en los barcos.
Debió instalarlo mi padre.
Los que permanecen
fueron para los nietos.
Oigo su voz al tocarlos:
Por allí vienen las monjas…
o aquella otra de Sal, sol, solito.

1 comentario:

viky frias dijo...

Columpiarse:
ir y volver,
imitar un reloj de péndulo
que va tragando tiempo,
el infinito tiempo de la infancia
que parece no acabar,
aunque al final... ¡acaba!

Siempre hay niños
que mantienen el columpio
en funcionamiento.