Ella seguía el rastro de una fila
de hormigas que se dirigían
con cierta prisa al hormiguero,
las veía moverse de manera
sinuosa para salvar algún
obstáculo y no dejaban de perseguirse
una a otra, como si estuvieran adheridas
por una sutil fibra de pertenencia
a la especie.
Portaban grandes trozos de todo tipo
para ponerlos a buen recaudo.
Cuando ella se puso de pie aquella fina
línea en la tierra se había distanciado
tanto que a duras penas la distinguía.
Cayó una ramita de un árbol
junto a aquellos animalitos laboriosos
y se dispersaron en movimientos nerviosos,
luego volvieron a formar
la hilera de hormigas en ese camino
color arcilla veteado de ocres, blancos,
marrones y algún verde descolorido.
Después, a ella, unas gotas de lluvia
le mojaron levemente las manos, el rostro,
y pensó que tenía que ponerse a resguardo.
No pudo caminar, la habían inmovilizado.
M. Godúver
de hormigas que se dirigían
con cierta prisa al hormiguero,
las veía moverse de manera
sinuosa para salvar algún
obstáculo y no dejaban de perseguirse
una a otra, como si estuvieran adheridas
por una sutil fibra de pertenencia
a la especie.
Portaban grandes trozos de todo tipo
para ponerlos a buen recaudo.
Cuando ella se puso de pie aquella fina
línea en la tierra se había distanciado
tanto que a duras penas la distinguía.
Cayó una ramita de un árbol
junto a aquellos animalitos laboriosos
y se dispersaron en movimientos nerviosos,
luego volvieron a formar
la hilera de hormigas en ese camino
color arcilla veteado de ocres, blancos,
marrones y algún verde descolorido.
Después, a ella, unas gotas de lluvia
le mojaron levemente las manos, el rostro,
y pensó que tenía que ponerse a resguardo.
No pudo caminar, la habían inmovilizado.
M. Godúver