sábado, 29 de diciembre de 2012

miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL CANTO DE UN PAJARITO


                               Hisako Takegami



EL CANTO DE UN PAJARITO, PARA BRUNO


Las primeras nevadas no tardarían en caer y cubrirlo todo con su grandioso manto blanco, faltaban dos meses para que llegara el crudo invierno.
Bruno salió del colegio y se dirigió hacia su casa. Caminaba deprisa, arrebujado en su abrigo con las manos en los bolsillos, la mochila colgada en los hombros pendía tras la espalda. Vio, a lo lejos, que caía del árbol un cuerpo y no podía distinguirlo. Se acercó apresuradamente para saber qué era, había un pajarito tendido en el suelo, medio moribundo. Lo cogió en sus manos, le dio calor, espiró repetidas veces sobre su cuerpo hasta reanimarlo. Y al fin, sintió que se movía.
Bruno respiró profundamente, su esfuerzo no había sido en vano. Comenzó a sentir una gran alegría dentro de sí.
El pajarito hizo un movimiento brusco y, puesto que el niño lo sujetaba suavemente, se le escapó de las manos, pero no pudo hacerse mucho daño porque Bruno estaba en cuclillas y, por tanto, cerca del suelo. Esperó un poco antes de volver a cogerlo por si era capaz de volar y quería marcharse, mas no fue posible porque sus fuerzas eran escasas. Tuvo que reanimarlo como al principio, esta vez se recuperó antes pero no se movía mucho, solo daba señales de vida.
El pajarito parecía estar bien en el cobijo de las manitas de Bruno, el niño se sentía tan feliz, empezó a comprender que el pajarito estaba a gusto y su contento aumentaba.
Se atrevió a acariciarlo y a “Topi” -así llamó a su amigo pajarito- le gustó que lo tocara suavemente. Siguió en las manos del niño dando muestras de agradecimiento, movía sus alas, no para volar sino para que el pequeño supiera de su existencia y comprendiera que se quedaba con él porque quería. Bruno, enterado del mensaje, siguió acariciándolo y le hablaba con cariño.
-Topi, le dijo, para que su amigo supiera el nombre que él le había asignado.
El pajarito estaba más recuperado porque empezaba a gorjear. Bruno sonreía, sonreía y le trasmitía un sinfín de emociones nuevas a su pequeño amiguito.
-Vola, Topi! Vola, Topi! –le repitió varias veces.
De pronto, Topi empezó a volar y el niño se puso triste porque pensó que el pajarito se iría, pero no fue así, se posó en uno de sus hombros, Bruno apenas podía hablar de lo emocionado que estaba pero le dijo dulcemente.
 -¡Ah, Topi, amigo! Tú sí que eres mi amigo, no quieres irte.
El niño caminaba con alegría, Topi volaba de un lado a otro alrededor de su cabeza.
Bruno sabía que los pájaros tienen que estar libres y no lo quería retener, llevárselo a su casa, enjaularlo. Aunque no era por falta de deseos.
Cuando llegó junto a la puerta se paró y le dijo:
-Sé que no quieres seguirme, espérame, salgo ahora.
El niño entró y al poco tiempo volvió con unas miguitas de pan, extendió la mano y Topi, que había permanecido esperando cerca de la puerta, fue hasta el niño, se posó en la mano y comió lo que le ofrecía su amigo.
Bruno se despidió hasta la tarde, cuando salió de la casa el pajarito estaba por allí esperándolo. El niño iba al colegio acompañado de su amigo Topi, le daba comida, jugaba con él.
Por la noche, antes de irse a dormir, miraba al árbol que había frente a su ventana y Topi ya estaba dormido. Veía a lo lejos una pequeña bola y sabía que aquella bolita de carne, huesos y plumas era su pajarito, su amigo, su Topi.
Después se metía en la cama contento y cerraba los ojos  para dormirse pronto, pasar la noche y despertarse temprano para ver a su amigo. Cada mañana lo oía cantar, al levantarse, lo primero que hacía era ver a Topi, el pequeño animal se encontraba en el árbol, por el césped del jardín o bien cerca de su ventana.
Bruno desayunaba, cogía una porción de pan y salía hacia el colegio. En la puerta se encontraba con Topi revoloteando tímidamente.
Los días que pasaron juntos estuvieron llenos de regocijo por parte de ambas criaturas.
-Ya llegan Bruno y su amigo Topi –decían los niños al verlos.
A Bruno le gustaba que reconocieran la amistad que mantenía con el pajarito, quería que Topi fuera más amigo de él que de los demás niños; aunque jugara con todos. Pues, a quien esperaba al salir de casa era a él, a quien saludaba por las mañanas… quien le daba más veces de comer al pajarito era él. Él le puso el nombre, él lo vio primero. Por todo esto él sabía que su mejor amigo, sin lugar a dudas, era él y le gustaba que los demás niños también lo supieran.
Los padres se habían dado cuenta de lo alegre que estaba su hijo y del cariño que sentía hacia Topi, se preocupaban un poco porque estaban muy cerca las primeras nieves y  los pájaros emigraban a tierras más cálidas. No quedaban muchos de su especie por allí y Topi tendría que dejar estos parajes no pasando mucho tiempo.
Cómo explicarle al niño que eso es lo que suele pasar, cómo decirle que quizás luego volvería, cómo… Quizás era mejor dejar que un día se despertara y no estuviera por allí. No sabían qué hacer. Lo hablaron algunas veces y al final decidieron contárselo.
-Bruno –le dijo su madre.
-Sí, mamá.
-Cuando llega el invierno, hace mucho frío y los pájaros se marchan a tierras más cálidas, después vuelven.
-Todos no se irán.
-Se van todos, -dijo el padre.
-Pero Topi tiene amigos.
-Luego vuelven en la primavera, -dijo la madre.
-Pero Topi no se irá.
-No lo sé, mi vida, pero si se va no tienes que ponerte triste. Aquí hará frío y no podrá quedarse, se moriría, -le dijo su madre.
Bruno pensó que le daría calor como la primera vez que lo vio y no tendría que irse. Aunque sabía que sus padres no solían equivocarse. Por tanto, se puso un poco triste, pero al salir y ver a Topi se dio cuenta de que nada de lo que le habían contado sus padres había ocurrido y volvió a sonreír.
Pasaron algunos días más, se le había olvidado lo que le dijeran sus padres porque todas las mañanas encontraba a su amigo esperándole: se saludaban, le daba de comer, jugaban con los amigos. Transcurría el tiempo y ellos permanecían acompañados el uno del otro.
Un día, al levantarse, se acercó a la ventana, como siempre, pero no vio a Topi.
Miró hacia el árbol y no estaba, no había ningún otro pájaro por allí, el cielo se había teñido de blanco, como para nevar.
Esperó un rato más y Topi no llegó.
-Mamá, papá –gritó compungido.
-Buenos días, pequeño, ¿qué ocurre? –dijo su madre.
-Topi no está, ¿dónde está?
-Se habrá marchado, empezará pronto a nevar, en el invierno no puede quedarse, vendrá después.
-Ya no jugaré con él, ¿quién lo cuidará?
-Él sabe cuidarse, -le dijo su padre.
Bruno lloraba, sollozaba tristemente. La madre lo abrazó.
-Mi pequeño, no te preocupes, volverá, sólo tienes que esperar a que llegue la primavera. Y corroboró el padre acariciando al niño.
-Vosotros nunca os equivocáis. ¿Verdad, papá?, ¿verdad, mamá?
Salió de casa, esta vez no llevó miguitas en la mano ni la extendió al salir para que comiera su amiguito, ya no estaba por allí.
Para Bruno fue un largo y duro invierno, todas las mañanas se asomaba al exterior por si hubiera vuelto Topi y pensaba muchas veces: “¿Cuándo llegará la primavera?”
El invierno le parecía interminable.
Empezó a hacer menos frío, los días eran más largos. Bruno sabía, por lo que le habían dicho sus padres, que ya estaba cerca la primavera, que Topi podría volver de un momento a otro. Y todos los días miraba varias veces por los lugares que solía encontrar a su viejo amigo.
¡Hacía ya tanto tiempo! –pensó.
Una mañana, se despertó de pronto, oyó el canto de un pájaro en el exterior. Se tiró de un gran salto de la cama y se dirigió a la ventana emocionado de alegría.
-¡Ha vuelto Topi!, ¡ha vuelto Topi!... ¡Mamá, papá… he reconocido su canto!






M. Godúver



                       

martes, 30 de octubre de 2012

PPIINA. PLATAFORMA POR PERMISOS IGUALES E INTRANSFERIBLES DE NACIMIENTO Y ADOPCIÓN

UNANIMIDAD EN EL CONGRESO: TODOS LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS (PP, PSOE, CiU, IU, UPyD, Grupo Mixto) A FAVOR DE LOS PERMISOS IGUALES E INTRANSFERIBLES

La Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados ha aprobado por unanimidad una Proposición No de Ley en la que se insta al Gobierno a “avanzar hacia la equiparación de los permisos de nacimiento, adopción y acogimiento entre ambos progenitores de forma que ambos cuenten con el mismo período personal e intransferible, eliminando las disfunciones existentes en la legislación actual al respecto y, singularmente, evitando la subrogación de derechos que han de ser individuales."
.
Celebramos que el trabajo realizado por la PPIINA haya dado tan buenísimos resultados: efectivamente, a lo largo de los últimos siete años hemos ido viendo cómo la sociedad abandonaba la ancestral concepción de los padres como amables colaboradores, hasta llegar a la convicción de que es necesario eliminar todos los pilares de la división sexual del trabajo; y de que la desigualdad entre los permisos de padres y madres es el más emblemático de estos pilares.
Ahora, puesto que hay unanimidad en el Poder Legislativo, tan solo falta llevar a cabo la reforma legal. Si de verdad los Señores y Señoras Diputadas/os quieren eliminar estas ‘disfunciones existentes en la legislación actual’ (lo que es precisamente su trabajo), ahí tienen La Propuesta de Reforma de los Permisos elaborada por la PPIINAque sigue esperando en el Congreso de los Diputados a que el Pleno la incluya en el orden del día para su discusión. Si ese momento llega próximamente, lo que la PPIINA no duda a la vista de tan unánime reconocimiento, será una buena ocasión para que cada grupo exponga detalladamente sus cuentas en lugar de escudarse en la expresión ‘cuando la coyuntura económica lo permita Porque la excusa de la crisis no se sostiene: la PPIINA tiene bien hechas las cuentas y está en situación de demostrar que esta reforma no sólo esviable sino que es más urgente precisamente debido a la crisis.
Además de felicitarnos por el gran éxito de nuestro trabajo, agradecemos la contribución de todas las personas y asociaciones socias de la PPIINA, así como de todas las personas que siguen defendiendo esta reivindicación desde sus grupos feministas, desde sus asociaciones y redes sociales, desde sus partidos y sindicatos, desde sus cátedras, desde sus periódicos y agencias de noticias, y desde todos los ámbitos. Este éxito es de todas las personas que luchamos por la igualdad total.
En la PPIINA seguimos trabajando e insistimos: ¡dejemos de utilizar la crisis como excusa para negar derechos a la ciudadanía!

jueves, 27 de septiembre de 2012

Al alba...






algunas mañanas
salgo temprano para ver
si las calles están
sin gente y la ciudad duerme
para comprobar que amanece
como un día más,
que va llegando la luz
y se apagan los faroles.


M. Godúver

miércoles, 15 de agosto de 2012

POR UN MUNDO JUSTO




Los conceptos rico y pobre
habrían desaparecido.
No se utilizarían las palabras
machismo o feminismo.
Las niñas y los niños
jugarían a lo mismo.
En un mundo justo
los privilegios y el egoísmo
serían un anacronismo.



M. Godúver

lunes, 30 de julio de 2012

EL CABALLITO VOLADOR






Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar,
y por la crín lo cogía...                                                     
 (Antonio Machado)




A unos cuantos kilómetros del pueblo se veía una pequeña casa. Las personas que la habitaban eran dos, una señora y un niño: madre e hijo.
La diminuta vivienda los acogía lejos de amigos y parientes. Aquellos parajes grandiosos, bonitos, ¡tan verdes!, eran suficiente para que estos seres vivieran contentos.
El agua descendía por los insignificantes cauces de la montaña, viniendo a desembocar en un remanso claro, dulce, fresco y limpio.
Los altos y frondosos árboles sombreaban el lugar. El cielo, esa inmensa capa de tonos azules, blancos, grises; siempre impenetrable.
Comenzaba un nuevo día, Pilar procuró hacer los trabajos más duros antes de que se levantara Gonzalo, él quería cooperar en todo.

                                           “El niño se despertó”

-Mamá, ¿por qué no me llamaste?
-Ven, pequeño, colócate bien la camisa, todavía puedes ayudarme. Vamos a regar las plantas.
Terminadas las faenas, Gonzalo podía irse a jugar.
Bebió apresuradamente un tazón de leche. Corrió hasta su lugar favorito.
Miraba el azul del cielo, el verde de la vegetación, el colorido de las flores. Oía el piar de los pajarillos, el correr del agua, el sonido interminable de la naturaleza. Y vio unas lindas mariposas que volaban cerca de él.
Todo aquello lo conmovía y se sentía feliz, corría de un sitio para otro, observaba la vida de los diminutos insectos. Terminaba extenuado. Se dirigía hacia un frondoso árbol bajo el que solía descansar, allí se tumbaba en estado de reposo.

…Todo le daba vueltas. De pronto vio venir un caballito blanco, parecía como si flotara, no dejaba huella en la hierba.
Podía subir sobre el lomo, el animalito estaba cerca y lo invitaba a que montara sobre él.
Se sintió emocionado. ¡Tenía un amigo para jugar! Se agarraba a la crin, pero suavemente, no fuera a dañarlo. El caballo se movía, galopaban. En un momento se alejaron de allí, no sabría decir cuánto habían cabalgado, volado más bien.
Lo transportó a un lugar desconocido y se encontró con muchos niños, todos parecidos a él, lo esperaban para jugar. Le ofrecieron extraños objetos que pretendían ser juguetes. ¡Era un mundo tan nuevo! Varios chicos y chicas lo cogieron de la mano y lo llevaron junto a los demás, el gesto le encantó.
Cuando estuvo junto a ellos todos querían saludarlo.
-Un nuevo amigo –decían.
Dos de los niños, un poco más altos que el resto, comenzaron a caminar seguidos por todos los que estaban allí. Llegaron a un inmenso lago, vio una gran barca que se aproximaba a la orilla, subieron a la barca. Navegaron horas y horas, mientras tanto se entretenían con juegos divertidos que él no conocía.
El paisaje le proporcionaba una sensación de júbilo. El niño se sentía muy contento. Todo cuanto veía estaba como dispuesto para su dicha.
Y por fin, entraron en una oscura cueva, después de un rato les sorprendió una potente claridad. Sí que se estaba bien –pensó-, había de todo y no necesitaba nada.
Los niños se organizaron en grupos y uno de ellos se dirigió a Gonzalo para decirle que se reuniera con los del número cinco.
Tenían que realizar un trabajo muy fácil. Por la mañana despertaban al sol y con sus risas lo tenían todo el día ocupado, radiante, hasta que llegaba la noche y lo dejaban descansar. Entonces se dirigían hacia el lecho de la luna y la despertaban para que velara durante la noche mientras el sol dormía.
Ahora comprendió Gonzalo por qué no veía nunca juntos al sol y a la luna.
Puesto que era muy curioso quiso que le enseñaran lo que hacían los demás grupos.
Aceptaron los niños y lo dejaron pasar al número cuatro.
Este trabajo no parecía complicado, tenían que mantener llenos de agua los mares, ríos, lagunas… y que las montañas permanecieran en su sitio, que reinara la armonía entre el agua y la tierra. Unos grandes depósitos contenían agua y caía hacia abajo cuando abrían las compuertas. Ellos sabían bien el agua que se necesitaba.
Gonzalo no llegó a entenderlo del todo, le pareció difícil que luego se repartiera por todas partes; por unas más por otras menos.
Sin pensarlo más pidió que lo llevaran hacia aquellos que colgaban el número tres. Estos eran unos niños más especializados, las tareas empezaban a complicarse. Vigilaban todas las plantas del universo, cuidaban de que siguieran viviendo, que ninguna especie desapareciera, que las flores salieran en la misma temporada, que el fruto no se malograra. Y así, comprendió que existieran tantas y bonitas plantas. Pero se preguntaba por qué, a veces, se estropeaban, cuando estos niños las cuidaban tan bien. A pesar de tantas cuestiones sin responder quiso que lo llevaran donde estaban los del número dos. Son muy listos –pensó- conocían todas las especies del reino animal y se ocupaban de su conservación con mucho mimo.
Velaban por los más pequeños, seguían su proceso vital para que nada les ocurriera. Si alguna vez morían los padres, ellos cuidaban más detenidamente de esos animalitos huérfanos.
Este trabajo le pareció aún más difícil que los anteriores y, aunque no lo tenía nada claro –no lo que ellos hicieran sino lo que después sucedía en ese mundo que cuidaban-, ¡era todo tan distinto a lo que ellos pretendían!, les dijo que le mostraran el grupo número uno.
-A éste no lo podrás ver –dijo uno de los niños más altos.
-¿Por qué?
-Solamente uno se encarga de velarlo, pero sin trastocar nada.
-¿Qué es lo que vigila?
-A los hombres.
-¿A todos?
-Sí.
-Entonces verá a mi papá.
-Claro.
-Y no podrías pedirle, por favor, que me dejara verlo.
-No creo que sea posible.
-Si yo sólo quiero verlo para saber cómo está.
-¿Es que no vives con él?
-No, se fue a trabajar y vive muy lejos de casa.
-¿Hace mucho tiempo que no lo ves?
-Muchos años.
-Quizás acepte si se trata de tanto tiempo para ti.
El niño que había estado hablando con Gonzalo se dirigió a una de las puertas de la inmensa sala y desapareció tras ella. Después volvió con una pequeña bola de cristal en la mano y se la entregó a Gonzalo.
-¿Qué es esto? –le preguntó.
-Si la miras con atención podrás ver a tu papá.
-Gracias, sabía que me dejaría verlo.
Se puso muy contento cuando vio a su papá. ¡Es mi papá! –gritó emocionado- pero se entristeció porque estaba entre muchos otros hombres con caras tristes, malhumorados.
-¿Por qué si cuidáis tanto del universo no sale bien? –le preguntó al niño que lo acompañaba.
-Eso nos preguntamos nosotros y el secreto está ahí dentro. El número uno vigila a los hombres, pero les deja que hagan lo que quieran porque dice que son libres y los ama mucho. Y ellos, no saben valorar el gran regalo que se les da.
-¿Podríais hacer algo?
-No, nosotros no.
Vio venir al caballo blanco, se vio sentado sobre él y voló muy de prisa, era acariciado por el viento.

                                          “¡El caballito voló!”

Pilar estaba preocupada porque no había vuelto Gonzalo. Salió de la casa y se dirigió hacia donde su hijo solía jugar, lo llamaba repetidas veces: Gonzalo, Gonzalo…
De pronto lo vio tendido bajo un árbol, dormía plácidamente, una de sus manos la tenía metida en el bolsillo y la otra suavemente cerrada, hacia arriba.
-¡Gonzalo!
-Sí, mamá.
-Estabas dormido, es hora de comer.
-Mamá, ¿los caballos vuelan?
-No, mi niño.
Entonces se apresuró a sacar la mano del bolsillo para enseñarle la bola de cristal. Abrió la mano y no había nada.
Siguió caminando junto a su mamá y comenzó a contarle todo lo que le había sucedido.
-Claro, pequeño, estabas soñando.
-Pero yo he visto a papá y era de verdad…


                                        


                                “Y ya no volvió a soñar.
                                Pero el niño se hizo mozo”




M. Godúver

martes, 24 de julio de 2012

MEDIAS





No me gustaría ser
ninguna de ellas
porque son mujeres
sin cabeza:
son el sueño
de algunos varones
que se conforman
con unas medias.


M. Godúver

jueves, 5 de julio de 2012

Y OCURRIÓ UN HECHO EXTRAÑO


                         Ferdinand Georg Waldmueller





Llegaron las vacaciones navideñas y, como otros años, decidimos marcharnos a la casa que tiene un amigo en las montañas.
El viaje fue agotador, estábamos cansados, pero debíamos poner en orden la vivienda antes de instalarnos allí.
Acabamos lo antes posible para salir a echar un vistazo por los alrededores; después de una hora nos dirigimos de nuevo a la casita.
Aquello parecía otra cosa, el calor que desprendía la lumbre conseguía que se sintiera uno como en su hogar.
Mis amigos y yo habíamos hecho muchos planes, lo pasaríamos muy bien.
Teníamos ganas de estar solos, de pasar la noche sin dormir, hablando horas y horas frente a la chimenea contándonos miles de historias, sobre todo de miedo. Nos atraía de forma especial lo desconocido.
Empezábamos con unos cuantos chistes y contándonos las aventuras más divertidas que nos habían ocurrido con los amigos o lo sucedido en el colegio. Luego, entrada la noche, cuando nos encontrábamos casi apiñados cerca del fuego flotaba algo misterioso en el ambiente.
Hablábamos más despacio, se nos notaba el miedo, nuestros ojos brillaban más e incluso parecía que disminuyeran nuestros cuerpos al acercarnos tanto los unos a los otros. Nadie quería que los demás pensaran que era un cobarde y nos reíamos para demostrar nuestro valor. Pero las carcajadas nerviosas nos delataban más todavía.
La noche, las historias y la atmósfera que habíamos creado nos ponían en tensión. Empezamos por recordar películas de miedo, después hechos que nos habían contado, y nos empeñábamos en asegurar que eran verdad historias que nosotros mismos nos imaginábamos.
Se oían frases como:
“Te acuerdas cuando el protagonista corría, iba a ser alcanzado y sonaron las campanadas del reloj…”
“Y aquella horrible criatura que emergió del fondo del mar…”
“Me contaron que a mi abuelo se le apareció…”
“Y dicen que es verdad eso que ocurre cada vez que…”
Nos esforzábamos por seguir allí unidos, mas el sueño terminaba venciendo nuestros deseos.
Javi, al que le habían dejado la casa sus padres, se decidió al fin y ordenó la retirada. Los camastros estaban preparados para recibir nuestros agotados cuerpos.
-Vosotros: Fofi y Vicen os vais a acostar aquí, José Antonio y yo en esta otra habitación, -dijo Javi.
Cuando acompañé a Vicen  a la cocina para beber agua vimos un ser repugnante debajo de un mueble, era como si estuviera acechando nuestros movimientos. Grité, grité tanto que los demás se asustaron y vinieron corriendo. Fofi se reía después y Javi dijo que si me asustaba de una araña.
No acabábamos de conciliar el sueño, una vez acostados se oían algunos comentarios y risitas forzadas que venían de la habitación de al lado.
Se durmieron todos, solo quedaba el silencio aterrador de una noche oscura en un lugar apartado entre las montañas. Creo que me dormí…
Estábamos contentos, el día resultó genial. Pero un acontecimiento imprevisto nos jugó una mala pasada. Todo estaba tan oscuro. Oímos ruidos poco conocidos, no podíamos distinguir de dónde procedían, ni quién o qué los produjera.
De momento, no le dimos importancia, pero cada vez se hacían más patentes hasta el punto de sobrecogernos, estábamos realmente asustados.
Fofi, que era el más valiente, salió al exterior y alumbró con la linterna hacia la oscuridad. No vio nada. Javi subió al piso de arriba acompañado por Vicen para comprobar si venía de allí ese espantoso ruido. Yo me dediqué a mirar a través de las ventanas, el exterior aparecía como si fuera una enorme mancha negra, no se podía distinguir nada. Aterrorizados nos reunimos de nuevo para buscar una explicación lógica a todo aquello que nos estaba ocurriendo.
Era como un gruñido animal o un quejido humando o podría, incluso, proceder de un aparato mecánico grabado a propósito. Lo que ocurría es que cada vez lo oíamos más cerca… y eso nos estaba poniendo los pelos de punta y los nervios a flor de piel.
Por aquellos parajes sólo estábamos nosotros. Tratamos de calmarnos unos a otros, de armarnos con objetos contundentes o terminados en punta. Nos preparábamos para cualquier acontecimiento. Cada vez se oía más cerca, pero no veíamos nada ni a nadie. ¿Contra qué íbamos a enfrentarnos? Lo que sí era cierto es que el sonido procedía del exterior.
Cogimos las linternas para salir, dirigíamos el foco luminoso a varios puntos. No se veía nada. De pronto cesó el ruido. El silencio fue más espantoso si cabe. Emití un grito aterrador.
-¡No!
Sentí que me oprimían muy fuerte el pie y tiraban de mí, me agarré al brazo de uno de mis amigos, creo que era Vicen y él tiró a su vez de Javi. El extraño ser nos arrastraba con gran fuerza.
Nuestras fuerzas empezaron a flaquear, llegó a tiempo Fofi y dio un fuerte golpe a esa enorme masa, me sentí libre de la trampa en la que había caído.
Casi no podía caminar, me arrastraron hasta el interior de la vivienda.
Una vez allí, examinamos mi pie por el lugar que había sido oprimido para encontrar una pista, cualquier indicio. Fue inútil. Por las señales que habían provocado en mi pierna parecía que había sido atrapado por unas grandes y resistentes pinzas. El dolor era insoportable.
Javi sacó el botiquín de primeros auxilios, pero no le había dado tiempo a levantar la tapa cuando se abrió la puerta de golpe.
No entró nadie, aparecía un fondo oscuro, era noche cerrada. El ruido seguía allí. Vicen estaba tan asustando que no pudo más y gritó.
-¡Por favor! ¿Quién está ahí?
Y todos nos unimos con él desesperados para tratar de calmar a nuestro visitante, de hacerle saber que no íbamos a hacerle daño.
-Conteste, ¡por favor! -Decía Javi.
-Nosotros no le haremos daño, –aseguró Fofi.
Creo que aquella persona o animal que estaba fuera sabía que no podríamos hacerle nada.
-¿Qué pretende? –Me atreví a preguntar.
No obtuvimos ninguna respuesta. Se había levantado viento, podía haberse abierto la puerta por ese motivo. Seguro que mi pierna había sido atrapada por un cepo o había pisado entre algunos matorrales y se había enredado entre ellos. No estábamos muy convencidos de nuestras suposiciones, sólo eran para tratar de calmarnos. ¿Y el ruido?, pensábamos, ¿y aquella fuerza que tiraba de nosotros?
La noche produce ruidos muy extraños, pero aquel se oía cada vez más cerca.
Ahora parecía que estaba en el piso de arriba, se arrastraba un cuerpo o eso era lo que nosotros podíamos sospechar.
La puerta seguía abierta. Se acercó apresuradamente hasta ella Javi y la cerró. Apoyó la espalda en ella y respiró profundamente.
Yo seguía sentado en el suelo, mi pierna empezaba a entumecerse, la hinchazón iba en aumento, aparecía y desaparecía, sentí que me desmayaba…
El cuerpo de arriba seguía arrastrándose y el ruido se oía más cerca, pero más suave, parecía como de satisfacción.
Nos situamos en el rincón opuesto a las escaleras, nos preparábamos para cualquier eventualidad.
Se oyó caer un objeto pesado arriba, debía haber tropezado con algún obstáculo.
El viento soplaba cada vez más fuerte, el extraño ruido se oía más cerca… lo sentíamos en la parte de arriba.
Nos acercábamos más el uno al otro, no sabíamos lo que podríamos hacer.
Vimos que mi pierna empeoraba. ¿Cómo íbamos a enfrentarnos a aquello?
Nuestras caras reflejaban el espanto propio de quienes están en peligro, lo que sentíamos lo mostraban nuestros aturdidos movimientos.
Aquel ser extraño estaba cerca de la puerta que daba a la escalera, en cualquier momento aparecería.
Y de pronto.
Vimos un enorme y horrible bicho asomarse al principio de las escaleras, y yo no podía moverme. Mis amigos corrieron hacia fuera instintivamente. Me encontraba ante un animal espantoso.
Di un salto a la vez que grité:
-¡No!, no me dejéis…
Alguien encendió la luz y trataba de calmarme, había estado soñando.
Me animaban porque no pasaba nada, pero estaba sudando en medio de aquel frío invierno. Mi voz salía entrecortada. Me miré la pierna, estaba bien, menos mal.
Empecé a contarles mi pesadilla y se reían al verme tan asustado.
-Era como una gigantesca araña, el ruido era terrorífico, -les decía- y vosotros querías huir. Pero yo no podía correr.
-Estamos aquí –dijo Javi- ¡venga ya, tengo sueño!
Vicen quería que siguiera contándoles. Y seguí a duras penas hablando para explicarles mi pesadilla y para que se me fuera un poco el miedo que todavía perduraba.
-No vamos a poder contar historias de miedo, -decía Fofi.
Traté de imitar aquel extraño ruido para que ellos apreciaran lo espantoso que fue, lo tenía grabado en mi mente. Se rieron de mí…
Nadie se había movido, de eso estábamos seguros, seguíamos aquí los cuatro. Y ahí fuera un ruido aterrador irrumpió en el silencio de la noche. Nos dimos cuenta que en este momento comenzaba la verdadera historia.


M. Godúver




jueves, 7 de junio de 2012

EN EL SILENCIO

                                               Dalí




Un sonido de caracola
interrumpió el silencio.
Miré a lo lejos
entre azules y sombras…
aquel mensaje
me devolvió a la realidad
y me apresuré a contestar
con una frase
lacónica y precisa
para acudir a una cita.



M. Godúver

sábado, 26 de mayo de 2012

MÁS ROSAS, PLATERO




MÁS ROSAS, PLATERO

                                 A mis padres



Los rosales han florecido
otra vez en mayo.
Las rosas, de múltiples colores,
dan alegría al patio.
Me aproximo a mirarlas
y las huelen mi olfato.
Siento sus pétalos en la garganta,
una de sus espinas hiere el tacto.
Escucho una voz del interior
que me traslada a otros años.
Los artífices del jardín
se han ausentado…
sus descendientes venimos,
de tarde en tarde, a cuidarlo.
Arreglamos una parte del césped,
dejamos el resto para otro rato.
Florecen entre amapolas
que también tiene su encanto.
Las rosas permanecen adheridas,
no caen del cielo como las del Ángelus.
¡Quién sabe si algunos ojos
miran desde otro lado!



M. Godúver




domingo, 20 de mayo de 2012

MUJERES BAJO SOSPECHA DE RAQUEL OSBORNE, PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN MADRID EL DÍA 25 DE MAYO





















Vídeo de la presentación:


UNED - Mujeres bajo sospecha - 27/07/12, UNED - RTVE.es A la ...

www.rtve.es › Televisión › La 2 › UNED - Translate this page
27 Jul 2012 – UNED - Mujeres bajo sospecha - 27/07/12, UNED online, completo y gratis en RTVE.es A la Carta. Todos los programas de UNED online en ...



Aquí os dejo el link de Público sobre este genial trabajo:
http://www.publico.es/espana/433789/mujeres-de-dudosa-moral-mujeres-bajo-sospecha


El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Universidad Nacional de Educación a Distancia se complacen en invitarle a la presentación del libro Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad (1930-1980) de Raquel Osborne (ed.), a la proyección del vídeo Memoria y sexualidad de las mujeres bajo el franquismo de Cecilia Montagut y a la obra de teatro Los que no pudieron huir de Carlota O’Neill. Javier Hernández Simón (director) y Compañía 611teatro, el viernes 25 de mayo de 2012 a las 18.00 horas en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.




jueves, 3 de mayo de 2012

UN JARDÍN DESMELENADO





Las últimas lluvias
han coloreado el jardín,
a falta de tulipanes
y hortensias
han crecido amapolas
y otras llamadas “malas hierbas”.
El sol va calentando
un rincón del patio,
se respira un aire fresco,
algún trinar de pájaros
interrumpe el silencio.
Sobre mi mesa, otra fotografía
muestra los rosales
y la sonrisa de mis padres.






M. Godúver

jueves, 26 de abril de 2012

OTRO FARO

                                  Fotografía de Ana Quintanar



En los inicios hubo un faro.
Componíamos notas mágicas,
entre risas y miradas
las frases sonaron cálidas.
Los intervalos eran largos
y subíamos a la montaña
a una casa de colores
para desmontarla.
Aquellos viajes en coche
que nos acercaban
los recuerdo
con una sonrisa amplia.
En esta fotografía
puedo ver el agua
semejante al momento
en el que vivo, en calma.
Y ese faro solitario
no cuenta lo que aguarda.



M. Godúver

miércoles, 18 de abril de 2012

LOS LIBROS

Mary Cassatt

Paso horas con los libros

porque me gusta estudiar

y por mi oficio.

Me ensimismo en la lectura

cuando tengo un rato mío,

después salgo a pasear

para reflexionar.

¡Me proporcionan

trabajo y alivio!


M. Godúver

miércoles, 11 de abril de 2012

RAQUEL OSBORNE: MUJERES BAJO SOSPECHA. MEMORIA Y SEXUALIDAD 1930-1980



Mujeres bajo sospecha es un estudio sobre las sexualidades disidentes bajo el franquismo, con un especial énfasis en las relaciones entre mujeres desde una perspectiva de género. Pese a la dificultad de investigar un tema sobre el que ha primado una política de negación radical, se ha conseguido sistematizar y reunir un amplio número de investigaciones dispersas que habitualmente apenas resultan visibles más allá de un estrecho círculo. Las investigaciones se han centrado, principalmente, en dos aspectos. Por un lado, el análisis de la vida y del discurso de mujeres que amaron a otras mujeres y que vivieron durante el franquismo; por otro, las formas del control social de la sexualidad en este periodo, habida cuenta de que las sexualidades no normativizadas no pueden estudiarse sin el contexto en el que han sido moldeadas, reprimidas o construidas.

En definitiva, este libro, destinado a personas interesadas en la historia reciente de España y en los estudios de género, es el eslabón final de un trabajo colectivo que ha logrado cubrir el vacío existente hasta el momento en un campo que combina la sexualidad y la memoria histórica.


Osborne, Raquel (ed.) (2012),
Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad 1930-1980, Madrid, Editorial Fundamentos.


Disponible en las siguientes librerías, información de la página todostuslibros:


Todos los libros del autor Osborne Verdugo Raquel - Todos tus libros

www.todostuslibros.com/autor/osborne-verdugo-raquel







Y en: La Casa del libro, librería Berkana, Librería de Mujeres, el Corte Inglés. En la red se puede encontrar en varias librerías y también a través de las páginas de libreros: Iberlibro/Abebooks, Uniliber...

ME DUELE EL MUNDO

El mundo está dividido

en pueblos pobres

y pueblos ricos,

los mismos pueblos

están partidos

y los hombres…

perdidos.

Me duele la impotencia,

la falta de amor

y las muchas penas.

Me afecta

lo más próximo

y el de más allá

que también es prójimo.



M. Godúver