sábado, 29 de noviembre de 2008

"EL PODER DEL AMOR"

Vuelvo a leer
en la Jónasdottir
que el amor en la
mujer, si con respecto
al hombre es,
resulta algo así como
una relación de
explotadores y explotados
en ese mundo patriarcal
que nos viene de allá.

Aquello que ya dijera
el viejo Marx
cuando habla
de economía
y sociedad,
pero el sexo-género
no le interesó desvelar.

El producto de esa
relación de poder
no tiene que ver
con las monedas,
es una “plusvalía de
dignidad genérica”,
así lo nombra ella.

¡Cuánto nos enseñan
algunas mujeres
para que no nos
dejemos avasallar,
pues obtenemos
por un poco
de placer
una demasía
de dolor
y deshonor
y, si te descuidas,
te asesinan!

Por la cuenta
de la vieja
esto se podría
aplicar a
otras relaciones
con igual,
pues el querer,
quizás,
es sin más.


M. Godúver

miércoles, 26 de noviembre de 2008

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS


Llegué a la sala
de El Bosco.
Me detuve frente
a El jardín de las delicias,
este artista es un enigma.
¿Cómo habrá conseguido
en tan larga vida
pasar tantos filtros
con los detractores
que habrá tenido?
¿A los censores
se les ha escapado
tal osadía?


………………

El Prado es un laberinto
lleno de cuadros
y para ver el Jardín de las delicias
tienes que andar
un buen tramo.
Ir de pasillo en sala
a toda prisa
porque si te descuidas
ni lo miras.
Siempre está lleno de gente
de uno u otro continente.
Hay dos momentos
en mi vida que me acercan
a la pintura…
desde entonces la disfruto
con gran ternura.
…………….
M. Godúver

¡ESTRELLAS!

Después de muerto
el no correspondido deseo
queda un amor inmenso,
un querer sereno.


………..


Estas frases
lanzadas al vacío
es como un juego
de niñas.
Tiras del hilo,
sueltas la madeja
y te quitas
las penas.

¡Hermosa
terapia
que serena
el alma!

Quedan suspendidas
como estrellitas
que me recuerdan
la dicha de aquellos
días de amor
cuando sentí
tanta ilusión.

..........

El deseo
en el amor
te sume en
contradicción.

.............


M. Godúver

PASÓ EL TIEMPO...

Quizás sigas pensando
-como me dijiste un día-
que esto lo hago para
que tú te intereses por mí.
Sabes, a estas alturas
de la película
qué más da
lo que tú o yo
podamos pensar
o mi manera
de actuar.
Lo que importa
es que mi intención
es no dañar
y lo que hago
por ti es porque
te quiero sin más.



M. Godúver

¡SMS!

Mi sms:
ES TAL EL BÁLSAMO
QUE NO SIENTO LA HERIDA.
La mayoría de
las veces
así nos comunicábamos
cuando la distancia
nos separaba
físicamente.
Quizás sólo ocurrió
que yo lo vivía
en mayúsculas
y ella en
minúsculas.



M. Godúver

LO SUBLIME...

Lo sublime y absurdo de
este sentimiento es que
me hace pensar que
soy capaz de todo,
incluso cuando admito
que no soy nada.

…………



La noche
no tenía luna y
no lucían
las estrellas.
Pero, de pronto,
todo se iluminó.


……………



Desde que me levanto
hasta que me acuesto
estás en mi pensamiento
y, cuando duermo,
te sueño.

...........

M. Godúver

¡LAS GAFAS!

Un día al
darme cuenta
que no tenía
puestas las gafas
a través de la vista
se me hizo patente
que había pasado
el tiempo.
Se agudiza
el entendimiento.

………………….

Las imágenes
me inspiran
y transforman
la realidad
a la vez
que la
explican.


……………


M. Godúver

CUANDO PIENSO...

Cuando pienso
y pienso
que en nada
creo.
Llega el
corazón
a mostrarme
lo que siento.

………………….


No sé: “Hay golpes en
la vida tan fuertes”
-que ya dijeron-,
esos nos llevan
más allá de la muerte.
La incansable duda
que no deja al poeta
ser poeta.



………………..


Cuando el peso
existencial es grave
entre la vida y
la muerte
es el debate.


.............


M. Godúver

ESCENAS COTIDIANAS

El otro día por la tarde
un grupo de italianos
gritaba frente a su embajada,
pero no sé qué cacareaban.
Al día siguiente por la mañana
unas señoras paseaban
por el barrio Salamanca,
entre ellas se saludaban.
Me llegaban escenas cotidianas.
Ahora paseo sosegada…
El miedo y la necesidad
quedó atrás. Lo que siento por ti
no tiene fecha de caducidad.


M. Godúver

MI MUSA AMADA

¿Qué podría regalarte
que te sorprendiera
sin molestarte?
¡Mi musa amada,
mi linda hada;
encanto de niña,
mujer deseada;
mi amiga querida,
mi amada añorada!




M. Godúver

SI ALGUNA VEZ...

Si alguna vez te
entristeces y
en ése estar
sola te apetece
que alguien te abrace
y te diga que te quiere
un montón
deja que te hable
mi corazón.
Ya ves, como si a ti
te importara yo.



M. Godúver

LA VIDA CONTINÚA...

Cuando de las mujeres
me faltan sus caricias
a modo de nana
me duermo con sus citas.

…………………

Tengo sobre
la mesa
dos poemas,
uno es un recuerdo
y otro un deseo
.

……………………..


M. Godúver

¡UNA ILUSIÓN!

En la distancia,
en el silencio,
en mi soledad,
en el recuerdo;
en todo momento
te siento de nuevo.


………………..



¿Llegará un día
en que, acostumbrada
a no decir,
ya no me digas
nada?
Eso sí que es
esperanza vana.



……………….


¿Hay algo más
fugaz y
punzante
que un instante?
Su huir distante.
¡Y, como ausente,
se pierde
entre tanta gente!


………………….


M. Godúver

martes, 11 de noviembre de 2008

LAS HILANDERAS





Por primera vez
me explican
el arte de otra manera.
Fue en el bachiller
allá por los años setenta,
yo no había cumplido
la veintena.
Me enseñan a mirar
un cuadro, a apreciar
el legado de los artistas.
Y en éste nos trasmitió,
de manera especial,
todos aquellos detalles
de la fábula de Aracne.

Subíamos al aula de arriba
donde estaba
el proyector de filminas.
Se apagaba la luz y nos
regalaba sus luces:
¡una lección magistral!



M. Godúver

domingo, 9 de noviembre de 2008

¡LAS MENINAS!



En una escuela
grande y fría
vi en el cajón
de una mesa,
en la habitación
de los útiles
de limpieza,
un extraño objeto
y, en uno
de los extremos,
una lente…
al mirar aparecía
una diapositiva:
en el centro
de la escena
estaba de pie
una niña.

¡Qué misterio,
qué armonía,
cómo me cautivó
aquella imagen!
Años más tarde
supe que era
de Velázquez,
sus Meninas.

Ahora, cuando miro
el cuadro, incluso
he conseguido verlo
con la sala vacía;
a veces me
transporta a
esos tiempos
en los que la
inocencia me
acompañaba
todavía.
...
M. Godúver

jueves, 6 de noviembre de 2008

DISTINTAS REPRESENTACIONES DE LA PIEDAD

LA PIEDAD EN MARÍA ZAMBRANO

La piedad, una extraña relación entre autora e investigadora

Mercedes Merino Verdugo



Mi trabajo de investigación se titula: “La piedad en María Zambrano”, pero me voy a permitir presentar esta comunicación bajo el título de : “La piedad, una extraña relación entre autora e investigadora”.
En primer lugar, daré unos breves datos biográficos de la autora para insertarla en el tiempo histórico que tuvo que vivir y les comunicaré algunas claves de su pensamiento místico-filosófico . En segundo lugar, me centraré en el concepto de amor en María Zambrano. En principio mi investigación estaba encaminada al estudio de tal concepto pero, a medida que iba estudiando más a la autora, me daba cuenta de que debía insertarla en un sentir más místico para poder comprenderla. Y así surgió el concepto de piedad. A modo de conclusión, puesto que la línea de investigación que sigo está orientada desde un punto de vista de “género-sexo”, la pongo en relación con Simone Weil y Simone de Beauvoir y trato de desentrañar qué influencia tuvo el feminismo en María Zambrano. Por último, apuesto por una revisión del concepto de piedad desde una postura teórica feminista; porque creo que es imprescindible una crítica a los tópicos en los que las mujeres hemos sido educadas, socializadas, encasilladas.


1. Datos biográficos y antecedentes


María Zambrano nace en 1904 en Vélez-Málaga y muere en Madrid en 1991. Su padre, maestro de profesión, es trasladado a Madrid en 1908 y el siguiente año a Segovia. En esta ciudad la familia Zambrano conoce a escritores de la Generación del 98, de manera más directa a Antonio Machado. María Zambrano vive en Segovia hasta que vuelve a Madrid para asistir a las clases de José Ortega y Gasset, Xavier Zubiri y Manuel García Morente. Aquí empieza la primera etapa de su pensamiento, desde los años 1924 a 1939, según los análisis de algunos críticos; ésta corresponde a los años transcurridos en España en conexión con la llamada Escuela de Madrid años que políticamente están enmarcados por la Dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República y la Guerra Civil. Comienza su exilio a partir de 1939. En la primera etapa del largo exilio vive en países de Latinoamérica, aunque en varias ocasiones vuelve a Europa, donde se instalará definitivamente a partir del año 1953: primero en Roma y después en un pueblecito del Jura francés, cerca de Ginebra. En Noviembre del año 1984 regresa a España, y vive en Madrid hasta su fallecimiento en 1991.
A partir de la década de los 80 recibe una serie de reconocimientos : el premio Príncipe de Asturias de Humanidades en el año 1981; en el año 1983 es nombrada Doctora “honoris causa” por la Universidad de Málaga; en Vélez-Málaga se constituye la Fundación que lleva su nombre en 1987; y en el 1988 se le concede el premio Cervantes, siendo la primera mujer que recibe este galardón.
Desde los primeros escritos de María Zambrano encontramos claves de lo que va a constituir su pensamiento místico-filosófico. Ya en 1934 a causa del artículo “Hacia un saber sobre el alma” tuvo problemas con su maestro, José Ortega y Gasset porque no se sintió comprendida por él. Vivió momentos muy críticos a causa del acontecer histórico español. Desde asumir una incipiente vida política a finales de la década de los veinte y durante toda la década de los treinta pasa a una vida más privada y se refugia en su labor como escritora. Cuenta con un gran bagaje filosófico, pero escribe dando prioridad a una verdad revelada por intuición y por otros conceptos más aparejados a la religión que a la filosofía, adentrándose por vericuetos insondables, cercanos a la mística, de los que es difícil hablar. Nos intenta, desde los “ínferos del alma”, trasmitir un sentir originario. Para ella es como “otra manera de mirar” a la que le había enseñado su padre. Denomina a su pensamiento “razón-poética”; une Filosofía y Poesía para dar una respuesta válida a tanto desasimiento. La Poesía sería un hallazgo por gracia y la Filosofía una búsqueda guiada por un método. Considera que ambas necesitan iluminarse mutuamente para revelar al hombre su “unidad originaria”.
Los críticos nos hablan de los autores que influirán en Zambrano; de una manera más directa José Ortega y Gasset, aunque también algunos pensadores de la Generación del 98, especialmente Miguel de Unamuno y Antonio Machado. Como referencias más lejanas estarían Platón, Agustín de Hipona, Spinoza y Martin Heidegger. Y entre los místicos destacan Juan de la Cruz y Miguel de Molinos.


2. El amor y la piedad en María Zambrano

Nuestra autora descarna el concepto de amor en un proceso que va desde el amor intelectual al más sacro amor. Para ello va “purificando” el amor, no dejando vestigio alguno del simple deseo-carnal-amoroso. Nos dice que la carne por sí misma vive en la dispersión, pero por el amor se redime, pues busca la unidad. Tanto la filosofía como el cristianismo han trazado el camino por el cual el instinto erótico se transforma en amor: es el camino de la salvación. De esta manera, Zambrano presentará a la Filosofía como una forma de amor , la única forma de amor que no es una pasión porque es amor intelectual. El pensamiento, al ser amor, participa de lo intrínseco del amor que es su capacidad de trascender y por tanto de engendrar, libre del cuerpo, la belleza misma.
Este anhelo de amor liberado de toda concupiscencia al tiempo que sus propias ansias por renacer, determinan que esa verdad revelada que busca le lleve a algo así como a “nacer del todo”; es decir, la vuelta al origen, el sentirse hija una vez más. Incluso llega a preguntarse: ¿no dejaremos de ser hombres si dejamos de ser hijos? Lo que me ha llevado a mí a preguntarme: ¿no podría interpretarse esto como una necesidad de sentirse reconocida? Aquí es donde empiezo a interesarme por el concepto de piedad en María Zambrano.
Traigo a colación una cita de la autora sobre la tolerancia que considero está en relación directa con lo que ella piensa acerca de la piedad: “Se ha inventado, para llenar este vacío, la tolerancia, palabra favorita del léxico del hombre moderno. Pero “tolerancia” no es comprensión, ni trato adecuado, es simplemente, el mantener a distancia respetuosamente, eso sí, aquello con lo cual no se sabe tratar” . Zambrano critica abiertamente la postura de la Modernidad, que sólo se ocupa de las ideas “claras” y “distintas”. Nos dice en La Cuba secreta y otros ensayos: “Piedad es saber tratar con el misterio. Por eso su lenguaje y sus modos han repugnado tanto al hombre moderno que se ha lanzado, frenéticamente, a tratar sólo con lo claro y distinto” . Añade en Para una historia de la piedad: “Piedad es saber tratar con lo diferente, con lo que es radicalmente otro que nosotros” .

El tiempo dedicado a la investigación me ha hecho pasar en mi relación con la autora por un proceso muy parecido a lo que ella nos va comunicando a lo largo de sus escritos sobre el amor. En primer lugar sentí el deseo de conocerla: me parecía una figura interesante y, mientras la conocía o creía conocerla, vivía los sentimientos más contradictorios. Al ser una relación unilateral me producía una especie de desasosiego: ¿qué es lo que me iba contando? ¡No podíamos dialogar, reconocer nuestros rostros! Más tarde, después del tiempo pasado en su compañía, empecé a quererla: después de todo era la “mujer de papel” con la que más horas había compartido. Y desde ese trato con lo diferente, con lo que no es igual a mí, ese saber tratar con lo distinto, me he ido reconciliando con la autora, dándose finalmente una extraña relación que bien podríamos, al decir zambraniano, denominarla “piedad”.


3. María Zambrano y las mujeres

Y así, desde esta postura, me dispuse a ponerla en relación con otras pensadoras. Elegí a Simone Weil y a Simone de Beauvoir porque son contemporáneas de ella y además cada una busca un camino diferente: místico la una y filosófico la otra. Vengo a concluir que María Zambrano no fue tan atrevida como ellas. Y me pregunto: ¿no será que la “devoción” le resta libertad? A pesar de ser una mujer bastante libre en muchos aspectos, pienso que la excesiva devoción a sus mayores la condiciona en muchos otros. Por ejemplo, su postura esencialista cuando habla de las mujeres es igual a la del maestro y a la de tantos otros varones de los que se rodeaba. Comprendo que intenten reivindicarla algunas feministas llamadas “de la diferencia”, pese a que María Zambrano siempre declaró que no era feminista.
Debido a mis análisis sobre el poder patriarcal que he realizado durante los últimos años y gracias a algunas de mis maestras y a algún que otro varón simpatizante en ésta “nuestra lucha política”, he podido dar cierta forma teórica a lo que yo había pensado a lo largo de mi existencia y he aprendido a no conformarme con la educación recibida, al comprobar que trata muy injustamente a las mujeres. Por este motivo me atrevo a proponer una revisión del concepto de “piedad”. El icono más conocido nos representa a la madre sacrificada acogiendo al hijo en sus brazos. No estoy de acuerdo con esa idea de la maternidad ni, por supuesto, con esa idea de la piedad. Apuesto por la piedad siempre que sean múltiples formas de piedad, donde los actores en escena se reconozcan mutuamente, en un baile de movimientos-posiciones-intercambiables.

Les propongo estas cuatro representaciones de la piedad, pequeña muestra de un tema iconográfico tan recurrente.
La Piedad de Ribera, es una piedad religiosa, pero no el icono típico de la Virgen con Cristo yacente en sus brazos. En este fragmento los representados son tres: el discípulo-amado extiende el brazo acogiendo el cuerpo inanimado del maestro y la madre eleva una mirada a las alturas implorando por el hijo.
En Los santos inocentes, vemos a la Régula con la hija enferma en sus brazos: esta piedad social dirige las miradas de los padres a un posible espectador, miradas de rabia e impotencia; inquisidoras.
Bergman nos propone el icono típico de la piedad. En esta imagen la mirada es interior. En un abrazo maternal, quien ha cuidado a la enferma en su largo proceso hasta la muerte, la acoge intentando trasmitirle apoyo vital.
Miguel Ángel, en La Piedad Rondanini, representa lo más parecido a mi propuesta utópica de piedad. Ambas figuras de pie se confunden en un abrazo, en el que no nos atreveríamos a asegurar quién se apoya y/o carga con quién. He pensado que, si fuéramos capaces de componer la música adecuada, estos actores cuya presencia parece sugerirnos una danza interior, cobrarían vida.




Bibliografía seleccionada de María Zambrano


ZAMBRANO, María(1993): Claros del bosque, Seix Barral, Barcelona
- (1989): La España de Galdós, Endymion, Madrid, pp. 55-142
- (1998): Filosofía y poesía, Fondo de Cultura Económica, México
- (1989): Para una historia de la piedad, Torre de las Palomas, Málaga
- (1986): El hombre y lo divino, Fondo de Cultura Económica, México
- (1997): La tumba de Antígona, S.G.A.E., Madrid
- (1993): Hacia un saber sobre el alma, Alianza, Madrid





sábado, 1 de noviembre de 2008

LÍRICA ESPAÑOLA DE TIPO POPULAR

Sal, sol, solito,
y estáte aquí un poquito:
hoy y mañana
y toda la semana.
Aquí vienen las monjas,
cargadas de toronjas;
no pueden pasar
por el río de la mar.

Pasa uno, pasan dos,
pasa la madre de Dios,
con su caballito blanco,
que relumbra todo el campo.

Aquí viene Periquito
con un cantarito
de agua caliente,
que me espanta a mí y a toda la gente.



VV.AA.; Lírica española de tipo popular. Edad Media y Renacimiento, edición de Margit Frenk Alatorre, Madrid, Cátedra, 1977, ISBN: 84-376-0096-0, 292 pp.; pág. 208. (CORREAS, Vocabulario, pág. 267a)


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Unas estrofas parecidas a éstas las escuché muchas veces, las cantaban mis padres mientras columpiaban a sus nietos/as en el patio de villa Piedad y, aunque no coincidían en su totalidad con las que yo encontré en este libro, me he dado cuenta de que aquéllas procedían de éstas. Como es lógico, al haber sido transmitidas de manera oral, cada intérprete había añadido o quitado unos u otros vocablos.

Mercedes Merino Verdugo