lunes, 19 de diciembre de 2011

NAVIDADES IV: SOBRE LOS TRABAJOS Y LA VIDA






No es un placer vender libros,

los libros son para leer,

para que se cuiden en las bibliotecas

y sean de provecho

para quien le interesan.

Estamos tantos y está todo

tan mal repartido

que nos hemos ido inventando

oficios de muchos tipos

y algunos tienen poco sentido.

Venimos al mundo cargados

de materia y para seguir vivos

precisamos alimentarnos,

vestirnos; estamos tan necesitados

que para existir tenemos

que rellenarnos de vez en cuando.

Hay oficios por vocación,

otros por satisfacción,

pero la mayoría son por obligación:

por aquello de que la necesidad

obliga a bregar quieras o no.

Hoy nos hacen creer que el trabajo

es un privilegio, cuando el privilegio

se caracteriza por ser de pocos.

El trabajo de casi todos

es algo así como un castigo que hay cumplirlo,

el precio que pagamos por seguir vivos.

Me pongo a pensar en lo que padecerán los padres

que tengan que sacar a muchos adelante.

Y qué decir de las necesidades intelectuales.

Si algún día todos trabajáramos por vocación

o por satisfacción sería un placer,

no nos dividirían entre los que vigilan,

los que castigan... los que desobedecen al poder.

A veces te hacen pensar si ser defraudador

es una profesión,

porque un día me dijo un policía:

-Señora, se dedica a robar, él gana más que usted

al final de mes.

Seguimos en una lucha continua, en una guerra

que sólo a algunos le interesa

para sentirse los dueños de esta tierra.




M. Godúver



1 comentario:

viky frias dijo...

El trabajo es un castigo,
ya lo dijo dios en el paraíso.
En cuanto a los ladrones,
los hay pobres y ricos:
los ladrones pobres
acaban en la cárcel;
los ricos, en un banco
o en el hemiciclo.
A nadie le gusta vender lo que ama,
ya sean personas, cuadros o libros,
pero hay que deshacerse de algunos ejemplares
para poder vivir entre los no vendidos.