Aullidos. Silencio.
Un perro en la acera
a su costado,
allí, un día tras otro.
Un perro en la acera
a su costado.
Un dieciocho de julio
tocaron las campanas.
Congoja. Silencio.
En agradecimiento a quienes nos legaron o legan sus escritos, de manera especial a mis maestr@s. Me vienen a la memoria tantos y tantos cuadernos escritos a lo largo de mi vida ... ¡compañeros de viaje!
1 comentario:
Misterioso poema y
muy hermoso.
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