Fotografía tomada a la placa en la calle Antonio Maura, número 14
Imagen fotografiada de un calendario del 2018, Santas Patronas, a la que se le ha añadido el título del cuento
EL VUELO DE LAS GAVIOTASImagen fotografiada de un calendario del 2018, Santas Patronas, a la que se le ha añadido el título del cuento
A las hermanas Zambrano Alarcón
ARACELI
-María, María, soy Araceli. Estoy aquí en uno de los claros del bosque, esta tarde pasearemos juntas.
MARÍA
-¡Araceli, amiga mía, mi Antígona, has venido!
Las hermanas se estrechan durante un rato en silencio y caminan a paso lento, se encuentran en el lugar de los sueños infantiles de María en las tierras andaluzas que la vieron nacer.
Y aquel otro momento bajo la oblicua luz de la tarde, en lo que debía de ser el patio de su casa natal de Vélez Málaga.
ARACELI
- ¿María, has visto la estela que dejan las gaviotas en su vuelo? Nos traen mensajes, algo nos quieren contar.
MARÍA
-Procura estar atenta, Araceli, tú gozas de más intuición, como nuestra madre. Mi vida ha transcurrido dando prioridad a todo lo relacionado con el pensamiento, pero comprendí, a la manera unamuniana, que hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.
Mis reflexiones me han llevado a considerar aquellos delirios a través de una razón poética. ¿Cómo entiendo yo si no mi destino personal, mi destino en lo universal?
Había llorado tanto por querer lo que no querían darle, por querer a quien no la quería, y porque sí (…) por haber sido demasiado rica y colmada de ternura y amor; de los padres, de otras gentes; por haber vivido en aquellos jardines maravillosos con la nostalgia siempre de otro lugar más encantado, su Andalucía natal quizá, dejada atrás tan pronto; por nostalgia de una felicidad perdida
ARACELI
- Qué rápido pasaron aquellos años en Segovia también, María, tú dedicabas mucho tiempo al estudio, la diferencia de edad en los primeros años nos distanciaba y veía a mi hermana mayor siempre entre libros, pero el tiempo que compartimos nos divertíamos juntas. Nos educaron en la generosidad, en el amor a los demás. Recibimos un trato muy cuidado y una educación especial por aquellos grandes maestros que fueron nuestros padres. Me recuerdas a nuestro padre en tus primeros años, cuando yo no había nacido, me hablas de tu primer viaje en sus brazos allí en el patio de Vélez en la casa familiar. A la ciudad donde nos han traído para no volver a separarnos.
Y en aquellos viajes del suelo a tan alto, debió de aprender también la distancia, y el estar arriba, ver el suelo desde arriba, (…) es el comienzo del mirar de verdad, del mirar que es vida.
MARÍA
-Estábamos destinadas a viajar, Araceli, ¡cuántos delirios vividos y asumidos! Hemos pasado a la memoria, al recuerdo, qué rápido se desvaneció aquel tiempo vivido, como en fotogramas. Nuestros padres nos enseñaron a tratar a los demás mejor de lo que se merecían, como dijo Shakespeare en Hamlet.
Vivimos con tanta ilusión aquellos años en Madrid, es una ciudad hermosa, el azul de su cielo me acompañó siempre. Mis años en la universidad, mis primeros cursos como profesora de adolescentes en el Instituto Escuela, ¡qué recuerdos!
Aquellas reuniones en la habitación de la Residencia de Estudiantes con un grupo de jóvenes que pensábamos aportar lo mejor de cada uno de nosotros a este país, de llegar al lugar más recóndito y alejado tanto por la distancia o el pensamiento, a cada pueblo y ciudad de España para extender la educación y la cultura a todos sus moradores, llegar a los niños y niñas, a los adultos que no sabían leer. ¡Qué gran proyecto comenzó su andadura!
Era la historia de España que se despertaba en aquella hora precisa, que se ponía en movimiento, desde el corazón y el ánimo esperanzado; y enigmática se proyectaba sobre el cielo implacablemente azul de Madrid, 1929. Sí, toda la vida, y también la historia parecía aguardarla. Le daba tiempo, le darían tiempo, para todo: sí, estoy aquí.
En mis incipientes años de activismo político acudíamos a nuestros pueblos y ciudades, sus gentes salían a recibirnos con tanta esperanza.
Huían del delirio y de la consiguiente asfixia; querían encontrar la medida justa, la proporción según la cual la convivencia fuese efectiva, viviente, según la cual España fuese un país habitable para todos los españoles.
Y no, no pudo ser, quedaron frustradas esas esperanzas. Aquella lucha fratricida tan larga y sangrienta cercenó la vida de mucha gente, qué tremenda esa gran pérdida. Después la posguerra y la limpieza, cuánto miedo pasaron tantas y tantas familias escondidas y en silencio.
Yo me marché más lejos, pero tú te quedaste en París con Manuel y Araceli, nuestra madre. Blas Zambrano murió en Barcelona y Araceli Alarcón en París, qué largo exilio, hermana. ¡Qué exilio tan largo!
Y en París estaba su madre, su hermana y el hombre a quien su hermana estaba unida amenazado en grado extremo. París, Europa, la madre. No había ya remedio.
Tú me recuerdas a nuestra madre, te quedaste en París, la cuidaste hasta su muerte. Y las visitas a la cárcel de la Santé para ver a Manuel y llevarle lo que tú pudieras aportar de lo que él necesitaba. Tú que habías nacido para el amor te fue devorando la piedad. ¡Hermana, Antígona, cuánto sufrimiento!
Después tratamos de sobreponernos para vivir mejor, viajamos por Latinoamérica y Europa, nos recibieron los amigos y nos ayudaron en nuestras estancias en unos u otros países. Nos acogieron y compartimos la vida con escritores e intelectuales en todos los países donde nos instalamos, ya fuera por una larga o corta temporada.
ARACELI
-Te estoy escuchando, pero mira, esa gaviota sigue insistiendo en su vuelo y se acerca más, en la estela que deja se puede leer: Horizonte del liberalismo. Es el título de tu libro, María, nos está recordando tus libros. Ahí viene la otra gaviota y nos deja en su vuelo Hacia un saber sobre el alma.
MARÍA
-Sí, Hacia un saber sobre el alma lo escribí en 1934, me dirigí tan contenta a ver lo que opinaba mi maestro. Me alejaba de él –me dijo don José. A los maestros nos cuesta aceptar que los alumnos tomen caminos diferentes, pero así es algunas veces.
Sufrí tanto, sufrí tanto cuando pensaba que no me querían. Incluso en el Instituto Escuela me costaba ponerme delante de aquellos adolescentes. Yo me sentía bastante bien, mas no me resultaba fácil el día a día, su transcurrir.
ARACELI
-María, otra vez las gaviotas, esta vez he podido leer: Los intelectuales en el drama de España. Y la otra gaviota nos acerca Filosofía y poesía. Vas uniendo el pensamiento y el sentimiento. Aquí llegan con otro título: Pensamiento y poesía en la vida española.
Es como si hubieras aprendido lo mejor de cada uno de nuestros padres y te ayudaran en tu argumentación filosófica: Araceli es poesía, un pensamiento por intuición, es el hallazgo. Y Blas la razón, la filosofía que no cesa de preguntarse, esa continua duda que no permite vivir en el sosiego.
Consigues aunar pensamiento y poesía, propones la razón poética, vivimos tiempos de existencialismo, de razón vital e historicismo. Es como si, a través de un método, se pudiera asumir el delirio para procurar vivir hacia la piedad, las utopías son necesarias.
Nuestros padres, maestros de vocación, se complementaron a lo largo de la vida. Blas siempre escuchaba a Araceli con mucha atención.
-Y tú, mujer, ¿por qué sabes esas cosas?
-No sé, se me figuran, pero mira, fíjate. ¿No observas?
Blas nos enseñó a mirar, a procurar esa perspectiva de lo que nos rodea. Y a respetar a cualquier individuo más de lo que se merece. Araceli era gran observadora con una intuición extraordinaria. Nuestros padres fueron grandes pedagogos, maestros de vocación. Desde el año 1939 no volvimos a España, yo nunca más, pero ahora estamos aquí juntas. Me sobreviviste, María, alguna se tenía que quedar para conseguir memoria y proyección histórica, dar a conocer nuestra vida de exiliadas. Tú te marchaste a Latinoamérica y yo me quedé en Europa con Araceli, nuestra madre, mis años en París los dediqué entre otras actividades a estar pendiente de Manuel, las visitas a la cárcel para apoyarlo en su injusto encarcelamiento…, a soportar y sufrir tantas torturas físicas y psíquicas hasta su fusilamiento después de ser entregado al gobierno español. Vuelven las gaviotas de nuevo para recordarnos más publicaciones, tus estudios políticos e investigaciones sobre Séneca, cada vez eres más conocida en Latinoamérica. Es admirable tu dedicación y la búsqueda de un método al que te ha llevado tanto estudio.
Nos hablan las gaviotas en la estela que dejan y se puede leer: La confesión, género literario y método, editado en México, también El pensamiento vivo de Séneca y La agonía de Europa, estos dos títulos dados a conocer gracias a editoriales argentinas.
Mientras tú seguías escribiendo yo permanecí en París con nuestra madre y pendiente de Manuel, vivimos años de tanta tortura y violencia que aquella etapa me dejó agotada.
Una conciencia inocente que vigila movida por la piedad; sí, Antígona.
MARÍA
-Sí, Araceli, naciste para el amor y fuiste devorada por la piedad. Te quedaste en Europa en aquellos años convulsos, a Manuel lo extraditaron a España y no lo pudiste despedir, no lo volviste a ver nunca más, ¡cuánto delirio! Yo no volvería a ver nunca más a nuestra madre, llegué tarde. La gestión para poder volver a Europa resultó tan larga, la documentación no llegaba, no la recibí a tiempo, llegué tarde y no pude despedirla. Te encontré a ti abatida, aquel silencio al vernos expresó lo que nos queríamos decir. Nos encontramos sin palabras, los gestos y las miradas hablaban por nosotras. ¡Derrotadas por el sufrimiento!, ¡y qué alegría me produjo tu presencia, verte a ti, volver a encontrarnos, ya no nos separaríamos!
Y se encontró a solas con su hermana, ya que la madre había bajado a tierra dos días antes de que el avión la depositara en Orly.
Y comenzó su inacabable delirio. La esperanza fallida se convierte en delirio.
Después de viajes por Latinoamérica y Europa con estancias más o menos largas sobre todo en la Habana, logramos instalarnos en Roma, la década de los cincuenta la pasamos allí. Gozamos de la gran fortuna de ser acogidas por nuestros amigos, de compartir la vida con amigos allí donde llegábamos, disfrutamos aquellos años, pese a todo, Araceli.
Y se encontró al lado de su hermana bajando la escala, pisando ya la tierra del nuevo mundo, en la Guaira; se dio cuenta de que iba sonriendo, aunque nadie la esperaba.
Los años vividos en Roma fueron muy fructíferos, nos reuníamos con poetas y escritores españoles e italianos, nuestros queridos amigos. En Buenos Aires editaron Hacia un saber sobre el alma, la primera publicación de esta década de los cincuenta, luego en México El hombre y lo divino y en Puerto Rico Persona y democracia.
Empecé a ser más conocida y llegaron ecos a España, en Roma publicaron en traducción italiana I sogni e il tempo y en nuestro país La España de Galdós.
Tuvimos que salir de Roma porque no se nos permitía vivir con tantos gatos. Hermana, demasiados gatos. ¡Qué duro aquello también!, esta vez será nuestro primo Rafael quien nos ayude para instalarnos en Suiza, en la casa de La Pièce.
ARACELI
-María, recuerda que antes de instalarnos en el Jura francés viajamos de nuevo, incluso fui a México para pactar con Alfonso una ayuda económica para ti sin conseguirlo.
Una vez instaladas en La Pièce nos visitaron amigos de todas partes y continuó nuestra vida social gracias a ellos. Casi otra década allí juntas, aquella vida en el campo, los paseos por los alrededores de nuestro hogar, unos años diferentes, María. Ahí vienen nuestras amigas las gaviotas, de nuevo, en 1965 te editan en Barcelona, México y Roma, esta vez nuestras amigas las gaviotas en su estela nos permiten leer: España, sueño y verdad. El sueño creador y La vocación de maestro.
MARÍA
-Sí, Araceli, yo soy cada vez más conocida y tú te vas marchando. Me inspiras La tumba de Antígona editada en México y va fraguándose y te dedicaré Claros del bosque, se publica ya sin tu presencia, ¡cuánta soledad me dejas, hermana, mi amiga, mi Antígona! Fueron editados en Barcelona y siguieron publicando en España algunos títulos de escritos anteriores y de otros ensayos que se fueron forjando años posteriores, en el 1981 se publica Dos escritos autobiográficos, en el 1984 Andalucía, sueño y realidad.
Algunos amigos atraídos por mis escritos comienzan a gestionar mi vuelta a nuestro país, mi agotamiento debe ser bastante llamativo, se ponen en contacto con las autoridades españolas y logran instalarme, al fin, en un lugar cerca del Parque de El Retiro madrileño.
ARACELI
- Los sueños, María, nos aferramos a los sueños para poder vivir el día a día, yo tuve que partir, el agotamiento no me permitía vivir más. Nuestros padres estaban con nosotras y yo seguí también contigo. La vocación de nuestros padres, esa vocación de maestro de la que ellos eran portadores, como la de otros maestros, hubiera sido algo hermoso que los maestros hubieran llegado a toda España más rápidamente. Aquellos maestros y maestras que salieron de la experiencia de varias décadas, en la llamada Edad de Plata. Aquella generación de jóvenes formados gracias a las ideas de la Institución Libre de Enseñanza con Giner de los Ríos y otros ideólogos, tú misma participaste en alguno de esos proyectos de una educación laica. Gracias a la puesta en práctica del proyecto de la Junta de Ampliación de Estudios intercambiamos conocimientos con otros países. Tantas ideas que se pusieron en práctica para llegar a todos los rincones del país, pero todo quedó frustrado, y tantos años de aislamiento posteriores. Estos proyectos, pese a ser ralentizados por la dictadura, dieron sus frutos años más tarde y en los años sesenta comienza una apertura al mundo, sobre todo a Europa.
Ya sé que para ti soy Antígona, que me buscas en los claros del bosque y me dedicas algunos de tus escritos, de una manera más explícita a partir de ese momento en el que no pude más y me tuve que marchar. Pero ahora estoy aquí contigo, en realidad nunca te dejé sola, seguíamos juntas.
En España cada vez eres más conocida por parte de escritores, editores, políticos y comienzan las gestiones para que vuelvas a nuestro país. Después de haber pensado en varios lugares para que vivieras cómodamente la última década de tu vida te instalan en Madrid. Incluso cuentas con una secretaria para ir publicando los escritos de tantos años de pensamiento y estudio. Y se editan en España de manera tan profusa que, en el 1989, ven la luz cuatro títulos. Entre ellos Delirio y destino que, aunque lo escribiste en 1953 no se da a conocer hasta el 1989, es una autobiografía en tercera persona, en ella dejaste escrita parte de nuestra vida. Y ven la luz algunos más de tus libros gracias a editoriales con sede en: Barcelona, Madrid, Málaga, Altea, Salamanca, Valencia. Varios reconocimientos institucionales y culturales consiguen que seas conocida por una parte del profesorado y alumnado de nuestro país.
Aquí llegan de nuevo las gaviotas y nos dejan una estela donde podemos leer las siguientes publicaciones de 1986: Senderos (antes se publicó con el título de Los intelectuales en el drama de España), y otro libro más De la Aurora.
En el 1989 dejan una gran estela, se pueden leer: Notas de un método, Algunos lugares de la pintura, Delirio y destino, Para una historia de la piedad.
Y Los bienaventurados, en el 1990, lo último que viste publicado en vida. Llegaron otros títulos más tarde ya sin ti, incluso han sido editadas tus Obras completas.
He formado parte de nuestra historia gracias a ti, sobre todo, de no haber sido así hubiera quedado en el olvido como tantas y tantas mujeres anónimas. Gracias, hermana, la tenacidad y el estudio te acompañaron siempre.
Te trajeron a España para recuperarte, te llegaron los merecidos homenajes y se da a conocer mucho más tu obra escrita, se sucedieron los premios, incluso el Príncipe de Asturias y el Cervantes.
Tus investigaciones vinieron a dar a través de un método la razón poética, pensamiento que vislumbra la piedad. Me parece que te he entendido algo, hermana.
La noche nos va a sorprender si seguimos paseando, María, se acabó el paseo por hoy, te has escapado de tu secretaria y hemos vuelto a los días en los que caminábamos juntas.
Ha llegado la hora de partir, ¿me acompañas?
Ven, María, tiéndete aquí en el suelo junto a mí y vamos a intentar volar una vez más, lo tenemos que conseguir. Extiende tus brazos junto a los míos, tratemos de imitar el vuelo de las gaviotas, las que nos han acompañado para contar parte de lo que escribiste en esa autobiografía en tercera persona que es Delirio y destino. Ahora vamos a intentar volar igual que gaviotas, extiende los brazos junto a los míos y déjate llevar, llega el vuelo, un infinito vuelo a la manera de las gaviotas. -Tengo que marcharme –continúa Araceli. ¡Acompáñame!
MARÍA
-Sí, ahora no nos separaremos nunca más –asiente María.
El vuelo de las gaviotas es un cuento escrito en Marbella y fue acabado el 23 de abril de 2021.
Las frases seleccionadas de Delirio y destino y los títulos de los libros de María Zambrano están escritos en cursiva.
Mercedes Merino Verdugo
EXILIO INTERIOR Y PIEDAD EN MARÍA ZAMBRANO
Al grupo Liberadillas ideado por Viky, el grupo en principio lo constituíamos cinco y hemos quedado cuatro: Viky Frías, Lola Gil, Esther González y quien escribe la dedicatoria.
Escribo desde la soledad en la que me encuentro, pues motivos personales y esta pandemia me han llevado a dar tumbos de un lado para otro durante varios años, aislándome un poco más de lo que es habitual en mí. En este momento vivo en Andalucía, muy cerca del lugar donde nació María Zambrano, la filósofa veleña. Cuando llegué a Andalucía pensé que tenía que retomar la investigación y estudio sobre la filósofa, pero de manera diletante, dejarme llevar y ver si me inspiraba al leer su legado filosófico y poético para escribir más acerca de ella. Me encontraba inmersa en esas intenciones cuando recibí una misiva a través del correo electrónico donde se me proponía que escribiera algo sobre este momento de pandemia y el futuro que nos espera. Y María Zambrano surgió, como una luz a seguir, en este denso bosque enmarañado que se ha ido formando por estas circunstancias adversas en las que está sumida la humanidad.
Mi amiga Esther, una de las participantes en el grupo Liberadillas, me estaba proponiendo que escribiéramos algo sobre la situación actual y aventurarnos a dar una respuesta de futuro. ¡Vaya asunto!
Bien, se me ha ocurrido unir mi intención y su propuesta, a modo de investigación, tratar de descifrar a través del legado zambraniano qué nos diría ella al respecto. Pues el camino que emprende para vislumbrar la piedad, también me vale a mí, puesto que el discurrir hacia la piedad puede ser diverso, una luz que nos alumbre y nos sirva de guía, encaminarnos hacia una de las múltiples utopías. Algo así como conseguir un estado de gracia, a la manera weiliana, donde la vida ya no se puede vivir de otra forma sino desde ese despertar de la conciencia y el corazón, Simone Weil fue tan coherente que lo vivió hasta las últimas consecuencias y se dejó llevar.
Momentos de crisis, como esta crisis sanitaria que padecemos hoy, a nivel global a causa de la pandemia y con una información en tiempo real, no han podido ser vividos hasta ahora porque los logros alcanzados en la ciencia y tecnología por la humanidad son los que son y no se contaba antes con ellos, la globalización se ha conseguido, en la enfermedad ya lo hemos experimentado bastante. Crisis, lo que entendemos por crisis, siempre se han dado en la sociedad; ya sea en un país o en varios países. Comprobamos que este problema sanitario se extiende a todos los habitantes del planeta. Parece que fue Einstein quien dijo aquello de que no sabía cómo sería la tercera guerra mundial, pero la siguiente se resolvería a pedradas por el poder de destrucción masiva que había alcanzado la humanidad. Hace tiempo que vivimos diferentes crisis mundiales, suelen ser económicas las más de las veces, aunque se manifiestan como sanitarias, políticas, sociales. Ahora la economía también es más global porque los avances científicos han ayudado a conseguir la globalización en todo y es, quizá, por lo que cada vez nos afecta más a todos lo de todos. Tantas crisis que parece que haya llegado esta forma de vida en estado crítico para quedarse. Pues ya iremos viendo aquello que dijo Einstein, quien lo vea o veamos, cómo se resuelven estas múltiples crisis, algunas veces desencadenantes de guerras mundiales, y de qué manera se llevará a la práctica la siguiente crisis, catástrofe o guerra, y ya la verá si es que alguien llega a verla. No obstante, siempre queda la esperanza de que el ser humano resuelva sus problemas mediante el diálogo.
Las guerras, las crisis, las catástrofes naturales son un gran parón en la vida diaria y suelen traer cambios sociales. Son momentos críticos que llevan al ser humano a límites casi insospechados, cuando se piensa que no puede llegar nada peor…, vaya si llega, se presenta otro momento personal y político que parece insuperable a sí mismo.
La filósofa veleña supo bien lo que son estos momentos adversos por los tiempos en los que le tocó vivir. Cuando parecía que la vida empezaba a sonreír a la sociedad española en general gracias a todos los avances que se consiguieron en educación, sanidad, igualdad entre hombres y mujeres; logros para vivir en una sociedad más justa, culturalmente hablando inmersa en la que hoy llamamos Edad de Plata, se les viene todo abajo. De lo que se sufrió aquel entonces en España se ha escrito suficiente para saber de qué hablamos, tratemos de no olvidarlo para no volver a las andadas. Y qué decir de lo ocurrido en Europa, las hermanas Zambrano pueden dar buena cuenta de guerras, y vuelta a empezar en su vida personal y social.
La filósofa española tuvo que tomar el camino del exilio, como tantos otros, salió junto a una cantidad enorme de hombres y mujeres que pensaban de manera diferente y lucharon en el otro lado por sus ideas, tras el golpe de estado que dio paso a aquella guerra incivil. Pero, quienes pierden la guerra son los que se van o se silencian porque no se les permite desarrollar sus ideas y poner en práctica una propuesta social, cultural, económica y política para todos los españoles, fueran de la ideología que fueran.
María Zambrano vivió un largo exilio que ha sido conocido por su dedicación al estudio. Y desde ese exilio impuesto y llegado a él por tantas circunstancias adversas, ese exilio exterior por el que tiene que salir fuera de las fronteras españolas, desde ese exilio, me ha parecido a mí, es capaz de bajar a los ínferos del alma y en ese reconocerse a sí misma, al que se puede llegar a través de un exilio interior, en las entrañas mismas del ser y, a través de un método, gracias a su bagaje filosófico y místico se encamina hacia un encuentro universal desde lo personal al que ella vislumbra y le da el nombre de piedad, retomando el concepto cristiano pero desacralizado y poniéndolo al alcance de cualquiera que se atreva a emprender el viaje. Las crisis es lo que tienen que necesitamos salir de ellas, qué menos. Así es como he entendido yo a la filósofa.
María Zambrano se acerca al misticismo a través de algunos pensadores del saber en cuestión, tuvo bastante influjo de San Juan de la Cruz, Miguel de Molinos y otros nombres de la mística sufí. Aprendiendo de esos gigantes, por aquello de que caminamos a hombros de gigantes, que ella conoció le ayudaron a dar un paso más en la búsqueda de un método. Pero a la vez tuvo que conocerse más a sí misma desde ese llamado exilio interior, los ínferos del alma al decir zambraniano, y haciendo camino da con el concepto de piedad, como he dicho antes, y lo digo porque lo he leído en su obra, cuando pensaba en la vida de su hermana Araceli. ¿Será una luz vista en los claros del bosque?
A mi modo de ver llegamos a estos momentos negativos que nos ponen en jaque en lo personal y, otras veces, a la humanidad entera porque no sabemos vivir mejor. Aprendemos y desaprendemos lo aprendido como por arte de magia y cada cual tiene que encontrar su camino, pero a la manera machadiana: ¿Tu verdad? No, la Verdad, y ve conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela. Es como si, desde lo personal, tuviéramos que acercarnos a lo universal cuando lo que queremos lograr es una sociedad más justa. El gran lema de nuestras mujeres feministas lo personal es político, atribuido a Kate Millet. ¿Pero de qué verdades estamos hablando? Será de las que se puedan universalizar, de esas, de las que valen para ti y para mí. No de la tuya o la mía, las que suelen ser más egoístas porque las buscamos según nuestros intereses. Esas no nos valen para una sociedad más justa, necesitamos aspirar a una sociedad más justa para todos los habitantes de esta tierra, en algo así tiene que consistir la globalización, pienso yo.
María Zambrano desde los ínferos del alma y con todo su bagaje místico-filosófico sale, como impulsada por un resorte, hacia esa luz que encuentra en los claros del bosque, con un método que es guía en un camino hacia la piedad.
Durante unos meses de esta etapa de pandemia, a modo de letanía o mantra, me dediqué a leer a la filósofa veleña, y encontré entre las entradas a un blog notas que subí en otro momento en las que me refería a ella. Un blog con comentarios de una amiga en años de gran bonanza, ¡qué años aquellos!, las entradas de aquel tiempo me ayudaron de igual manera a saber algo más de ese camino zambraniano para dar con la salida de una crisis, salida necesaria. Quizá más que quedarnos con lo que nos llegue o lo que nos encontremos, lo que hay que considerar es qué respuesta podemos dar ayudadas con esos conocimientos, noticias o vivencias que adquirimos y que hacemos nuestras para poder cambiar el estado en el que hemos venido a dar, en ese devenir personal o universal en el que nos sentimos inmersas para salir de él.
Y así, si somos conscientes y nos guían pensamientos generosos y los buenos sentimientos, los que se pueden universalizar, parece que no nos queda otra que encontrar nuestro camino, la búsqueda de una guía, un método, que nos ayude a conseguir un proyecto, algún fin. Un estado en el que nos sintamos en plenitud y armonía con nosotras mismas y con nuestra gente, con todos.
Lo consiguiera o no parece que es a lo que se encaminó María Zambrano y lo que me ha llevado a mí a acercarme más a ella a través de su obra escrita. ¡Allá en la luz! Es una posibilidad que, en esta época de crisis, hayamos aprendido a organizar nuestro día a día en un camino hacia una sociedad más justa. Esa posibilidad luminosa que nos guíe por un camino hacia una utopía, llamada piedad o cualquier otro concepto que pueda unirnos y queramos conseguir juntos.
Somos animales racionales colmados de deseos, un manojito de deseos-me dijo una amiga-, pero necesitamos salir de la inmanencia y transcender. Necesitamos acercarnos a la transcendencia, sea como sea.
Cada persona en particular tiene que tratar de que su camino esté de acuerdo con sus ideas, pero, cada individuo será más coherente y vivirá más acorde con una justicia social, si el camino personal es bastante parecido a lo que se pueda compartir en un camino universal. ¡Es una posibilidad de acercamiento a la utopía!
Y el futuro, una vez más, depende de toda la humanidad, aunque de unos más que de otros porque ostentan mayor poder, qué duda cabe.
En Marbella, de marzo a mayo del año 2021.
Mercedes Merino Verdugo
La fotografía de la filósofa que se muestra al principio del cuento y estas dos, la de arriba y la de abajo de estas líneas, están tomadas de un folleto publicado gracias a las instituciones públicas y entidades privadas que menciona el folleto al que se hace referencia y se encuentra la relación en la foto. En la fotografía de abajo tomada del mismo folleto vemos una fotografía de las hermanas Zambrano junto a Lidia Cabrera. Y se puede comprobar, también, algunos de los amigos que compartieron las hermanas Zambrano a lo largo de su vida.
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