viernes, 5 de mayo de 2023

EL VUELO DE LAS GAVIOTAS. A LAS HERMANAS ZAMBRANO ALARCÓN

 











EL VUELO DE LAS GAVIOTAS

A las hermanas Zambrano Alarcón

 

 

 

ARACELI

 

-María, María, soy Araceli. Estoy aquí en uno de los claros del bosque, esta tarde pasearemos juntas.

 

MARÍA

 

-¡Araceli, amiga mía, mi Antígona, has venido!

 

Las hermanas se estrechan durante un rato en silencio y caminan a paso lento, se encuentran en el lugar de los sueños infantiles de María en las tierras andaluzas que la vieron nacer.

 

Y aquel otro momento bajo la oblicua luz de la tarde, en lo que debía de ser el patio de su casa natal de Vélez Málaga.

 

ARACELI

 

- ¿María, has visto la estela que dejan las gaviotas en su vuelo? Nos traen mensajes, algo nos quieren contar.

 

MARÍA

 

-Procura estar atenta, Araceli, tú gozas de más intuición, como nuestra madre. Mi vida ha transcurrido dando prioridad a todo lo relacionado con el pensamiento, pero comprendí, a la manera unamuniana, que hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.


Mis reflexiones me han llevado a considerar aquellos delirios a través de una razón poética. ¿Cómo entiendo yo si no mi destino personal, mi destino en lo universal?

 

Había llorado tanto por querer lo que no querían darle, por querer a quien no la quería, y porque sí (…) por haber sido demasiado rica y colmada de ternura y amor; de los padres, de otras gentes; por haber vivido en aquellos jardines maravillosos con la nostalgia siempre de otro lugar más encantado, su Andalucía natal quizá, dejada atrás tan pronto; por nostalgia de una felicidad perdida

 

 

ARACELI

 

- Qué rápido pasaron aquellos años en Segovia también, María, tú dedicabas mucho tiempo al estudio, la diferencia de edad en los primeros años nos distanciaba y veía a mi hermana mayor siempre entre libros, pero el tiempo que compartimos nos divertíamos juntas. Nos educaron en la generosidad, en el amor a los demás. Recibimos un trato muy cuidado y una educación especial por aquellos grandes maestros que fueron nuestros padres. Me recuerdas a nuestro padre en tus primeros años, cuando yo no había nacido, me hablas de tu primer viaje en sus brazos allí en el patio de Vélez en la casa familiar. A la ciudad donde nos han traído para no volver a separarnos.

 

Y en aquellos viajes del suelo a tan alto, debió de aprender también la distancia, y el estar arriba, ver el suelo desde arriba, (…) es el comienzo del mirar de verdad, del mirar que es vida.

 

 

MARÍA

 

-Estábamos destinadas a viajar, Araceli, ¡cuántos delirios vividos y asumidos! Hemos pasado a la memoria, al recuerdo, qué rápido se desvaneció aquel tiempo vivido, como en fotogramas. Nuestros padres nos enseñaron a tratar a los demás mejor de lo que se merecían, como dijo Shakespeare en Hamlet.

Vivimos con tanta ilusión aquellos años en Madrid, es una ciudad hermosa, el azul de su cielo me acompañó siempre. Mis años en la universidad, mis primeros cursos como profesora de adolescentes en el Instituto Escuela, ¡qué recuerdos!

Aquellas reuniones en la habitación de la Residencia de Estudiantes con un grupo de jóvenes que pensábamos aportar lo mejor de cada uno de nosotros a este país, de llegar al lugar más recóndito y alejado tanto por la distancia o el pensamiento, a cada pueblo y ciudad de España para extender la educación y la cultura a todos sus moradores, llegar a los niños y niñas, a los adultos que no sabían leer. ¡Qué gran proyecto comenzó su andadura!

 

Era la historia de España que se despertaba en aquella hora precisa, que se ponía en movimiento, desde el corazón y el ánimo esperanzado; y enigmática se proyectaba sobre el cielo implacablemente azul de Madrid, 1929. Sí, toda la vida, y también la historia parecía aguardarla. Le daba tiempo, le darían tiempo, para todo: sí, estoy aquí.


En mis incipientes años de activismo político acudíamos a nuestros pueblos y ciudades, sus gentes salían a recibirnos con tanta esperanza.

 

Huían del delirio y de la consiguiente asfixia; querían encontrar la medida justa, la proporción según la cual la convivencia fuese efectiva, viviente, según la cual España fuese un país habitable para todos los españoles.

 

Y no, no pudo ser, quedaron frustradas esas esperanzas. Aquella lucha fratricida tan larga y sangrienta cercenó la vida de mucha gente, qué tremenda esa gran pérdida. Después la posguerra y la limpieza, cuánto miedo pasaron tantas y tantas familias escondidas y en silencio.

Yo me marché más lejos, pero tú te quedaste en París con Manuel y Araceli, nuestra madre. Blas Zambrano murió en Barcelona y Araceli Alarcón en París, qué largo exilio, hermana. ¡Qué exilio tan largo!

 

Y en París estaba su madre, su hermana y el hombre a quien su hermana estaba unida amenazado en grado extremo. París, Europa, la madre. No había ya remedio.

 

Tú me recuerdas a nuestra madre, te quedaste en París, la cuidaste hasta su muerte. Y las visitas a la cárcel de la Santé para ver a Manuel y llevarle lo que tú pudieras aportar de lo que él necesitaba. que habías nacido para el amor te fue devorando la piedad. ¡Hermana, Antígona, cuánto sufrimiento!

Después tratamos de sobreponernos para vivir mejor, viajamos por Latinoamérica y Europa, nos recibieron los amigos y nos ayudaron en nuestras estancias en unos u otros países. Nos acogieron y compartimos la vida con escritores e intelectuales en todos los países donde nos instalamos, ya fuera por una larga o corta temporada.

 

ARACELI

 

-Te estoy escuchando, pero mira, esa gaviota sigue insistiendo en su vuelo y se acerca más, en la estela que deja se puede leer: Horizonte del liberalismo. Es el título de tu libro, María, nos está recordando tus libros. Ahí viene la otra gaviota y nos deja en su vuelo Hacia un saber sobre el alma.

 

MARÍA

 

-Sí, Hacia un saber sobre el alma lo escribí en 1934, me dirigí tan contenta a ver lo que opinaba mi maestro. Me alejaba de él –me dijo don José. A los maestros nos cuesta aceptar que los alumnos tomen caminos diferentes, pero así es algunas veces.

Sufrí tanto, sufrí tanto cuando pensaba que no me querían. Incluso en el Instituto Escuela me costaba ponerme delante de aquellos adolescentes. Yo me sentía bastante bien, mas no me resultaba fácil el día a día, su transcurrir.

 

ARACELI

 

-María, otra vez las gaviotas, esta vez he podido leer: Los intelectuales en el drama de España. Y la otra gaviota nos acerca Filosofía y poesía. Vas uniendo el


pensamiento y el sentimiento. Aquí llegan con otro título: Pensamiento y poesía en la vida española.

Es como si hubieras aprendido lo mejor de cada uno de nuestros padres y te ayudaran en tu argumentación filosófica: Araceli es poesía, un pensamiento por intuición, es el hallazgo. Y Blas la razón, la filosofía que no cesa de preguntarse, esa continua duda que no permite vivir en el sosiego.

Consigues aunar pensamiento y poesía, propones la razón poética, vivimos tiempos de existencialismo, de razón vital e historicismo. Es como si, a través de un método, se pudiera asumir el delirio para procurar vivir hacia la piedad, las utopías son necesarias.

Nuestros padres, maestros de vocación, se complementaron a lo largo de la vida. Blas siempre escuchaba a Araceli con mucha atención.

 

-Y tú, mujer, ¿por qué sabes esas cosas?

-No sé, se me figuran, pero mira, fíjate. ¿No observas?

 

Blas nos enseñó a mirar, a procurar esa perspectiva de lo que nos rodea. Y a respetar a cualquier individuo más de lo que se merece. Araceli era gran observadora con una intuición extraordinaria. Nuestros padres fueron grandes pedagogos, maestros de vocación. Desde el año 1939 no volvimos a España, yo nunca más, pero ahora estamos aquí juntas. Me sobreviviste, María, alguna se tenía que quedar para conseguir memoria y proyección histórica, dar a conocer nuestra vida de exiliadas. Tú te marchaste a Latinoamérica y yo me quedé en Europa con Araceli, nuestra madre, mis años en París los dediqué entre otras actividades a estar pendiente de Manuel, las visitas a la cárcel para apoyarlo en su injusto encarcelamiento…, a soportar y sufrir tantas torturas físicas y psíquicas hasta su fusilamiento después de ser entregado al gobierno español. Vuelven las gaviotas de nuevo para recordarnos más publicaciones, tus estudios políticos e investigaciones sobre Séneca, cada vez eres más conocida en Latinoamérica. Es admirable tu dedicación y la búsqueda de un método al que te ha llevado tanto estudio.

Nos hablan las gaviotas en la estela que dejan y se puede leer: La confesión, género literario y método, editado en México, también El pensamiento vivo de Séneca y La agonía de Europa, estos dos títulos dados a conocer gracias a editoriales argentinas.

Mientras tú seguías escribiendo yo permanecí en París con nuestra madre y pendiente de Manuel, vivimos años de tanta tortura y violencia que aquella etapa me dejó agotada.

 

Una conciencia inocente que vigila movida por la piedad; sí, Antígona.

 

 

MARÍA

 

-Sí, Araceli, naciste para el amor y fuiste devorada por la piedad. Te quedaste en Europa en aquellos años convulsos, a Manuel lo extraditaron a España y no lo pudiste despedir, no lo volviste a ver nunca más, ¡cuánto delirio! Yo no volvería a ver nunca más a nuestra madre, llegué tarde. La gestión para poder volver a Europa resultó tan larga, la documentación no llegaba, no la recibí a tiempo, llegué tarde y no pude despedirla. Te encontré a ti abatida, aquel silencio al vernos


expresó lo que nos queríamos decir. Nos encontramos sin palabras, los gestos y las miradas hablaban por nosotras. ¡Derrotadas por el sufrimiento!, ¡y qué alegría me produjo tu presencia, verte a ti, volver a encontrarnos, ya no nos separaríamos!

 

Y se encontró a solas con su hermana, ya que la madre había bajado a tierra dos días antes de que el avión la depositara en Orly.

Y comenzó su inacabable delirio. La esperanza fallida se convierte en delirio.

 

Después de viajes por Latinoamérica y Europa con estancias más o menos largas sobre todo en la Habana, logramos instalarnos en Roma, la década de los cincuenta la pasamos allí. Gozamos de la gran fortuna de ser acogidas por nuestros amigos, de compartir la vida con amigos allí donde llegábamos, disfrutamos aquellos años, pese a todo, Araceli.

 

Y se encontró al lado de su hermana bajando la escala, pisando ya la tierra del nuevo mundo, en la Guaira; se dio cuenta de que iba sonriendo, aunque nadie la esperaba.

 

Los años vividos en Roma fueron muy fructíferos, nos reuníamos con poetas y escritores españoles e italianos, nuestros queridos amigos. En Buenos Aires editaron Hacia un saber sobre el alma, la primera publicación de esta década de los cincuenta, luego en México El hombre y lo divino y en Puerto Rico Persona y democracia.

Empecé a ser más conocida y llegaron ecos a España, en Roma publicaron en traducción italiana I sogni e il tempo y en nuestro país La España de Galdós. Tuvimos que salir de Roma porque no se nos permitía vivir con tantos gatos. Hermana, demasiados gatos. ¡Qué duro aquello también!, esta vez será nuestro primo Rafael quien nos ayude para instalarnos en Suiza, en la casa de La Pièce.

 

ARACELI

 

-María, recuerda que antes de instalarnos en el Jura francés viajamos de nuevo, incluso fui a México para pactar con Alfonso una ayuda económica para ti sin conseguirlo.

Una vez instaladas en La Pièce nos visitaron amigos de todas partes y continuó nuestra vida social gracias a ellos. Casi otra década allí juntas, aquella vida en el campo, los paseos por los alrededores de nuestro hogar, unos años diferentes, María. Ahí vienen nuestras amigas las gaviotas, de nuevo, en 1965 te editan en Barcelona, México y Roma, esta vez nuestras amigas las gaviotas en su estela nos permiten leer: España, sueño y verdad. El sueño creador y La vocación de maestro.

 

MARÍA

 

-Sí, Araceli, yo soy cada vez más conocida y tú te vas marchando. Me inspiras La tumba de Antígona editada en México y va fraguándose y te dedicaré Claros del bosque, se publica ya sin tu presencia, ¡cuánta soledad me dejas, hermana, mi amiga, mi Antígona! Fueron editados en Barcelona y siguieron publicando en España algunos títulos de escritos anteriores y de otros ensayos que se fueron forjando años posteriores, en el 1981 se publica Dos escritos autobiográficos, en el 1984 Andalucía, sueño y realidad.


Algunos amigos atraídos por mis escritos comienzan a gestionar mi vuelta a nuestro país, mi agotamiento debe ser bastante llamativo, se ponen en contacto con las autoridades españolas y logran instalarme, al fin, en un lugar cerca del Parque de El Retiro madrileño.

 

ARACELI

 

- Los sueños, María, nos aferramos a los sueños para poder vivir el día a día, yo tuve que partir, el agotamiento no me permitía vivir más. Nuestros padres estaban con nosotras y yo seguí también contigo. La vocación de nuestros padres, esa vocación de maestro de la que ellos eran portadores, como la de otros maestros, hubiera sido algo hermoso que los maestros hubieran llegado a toda España más rápidamente. Aquellos maestros y maestras que salieron de la experiencia de varias décadas, en la llamada Edad de Plata. Aquella generación de jóvenes formados gracias a las ideas de la Institución Libre de Enseñanza con Giner de los Ríos y otros ideólogos, tú misma participaste en alguno de esos proyectos de una educación laica. Gracias a la puesta en práctica del proyecto de la Junta de Ampliación de Estudios intercambiamos conocimientos con otros países. Tantas ideas que se pusieron en práctica para llegar a todos los rincones del país, pero todo quedó frustrado, y tantos años de aislamiento posteriores. Estos proyectos, pese a ser ralentizados por la dictadura, dieron sus frutos años más tarde y en los años sesenta comienza una apertura al mundo, sobre todo a Europa.

Ya sé que para ti soy Antígona, que me buscas en los claros del bosque y me dedicas algunos de tus escritos, de una manera más explícita a partir de ese momento en el que no pude más y me tuve que marchar. Pero ahora estoy aquí contigo, en realidad nunca te dejé sola, seguíamos juntas.

En España cada vez eres más conocida por parte de escritores, editores, políticos y comienzan las gestiones para que vuelvas a nuestro país. Después de haber pensado en varios lugares para que vivieras cómodamente la última década de tu vida te instalan en Madrid. Incluso cuentas con una secretaria para ir publicando los escritos de tantos años de pensamiento y estudio. Y se editan en España de manera tan profusa que, en el 1989, ven la luz cuatro títulos. Entre ellos Delirio y destino que, aunque lo escribiste en 1953 no se da a conocer hasta el 1989, es una autobiografía en tercera persona, en ella dejaste escrita parte de nuestra vida. Y ven la luz algunos más de tus libros gracias a editoriales con sede en: Barcelona, Madrid, Málaga, Altea, Salamanca, Valencia. Varios reconocimientos institucionales y culturales consiguen que seas conocida por una parte del profesorado y alumnado de nuestro país.

Aquí llegan de nuevo las gaviotas y nos dejan una estela donde podemos leer las siguientes publicaciones de 1986: Senderos (antes se publicó con el título de Los intelectuales en el drama de España), y otro libro más De la Aurora.

En el 1989 dejan una gran estela, se pueden leer: Notas de un método, Algunos lugares de la pintura, Delirio y destino, Para una historia de la piedad.

Y Los bienaventurados, en el 1990, lo último que viste publicado en vida. Llegaron otros títulos más tarde ya sin ti, incluso han sido editadas tus Obras completas.

He formado parte de nuestra historia gracias a ti, sobre todo, de no haber sido así hubiera quedado en el olvido como tantas y tantas mujeres anónimas. Gracias, hermana, la tenacidad y el estudio te acompañaron siempre.


Te trajeron a España para recuperarte, te llegaron los merecidos homenajes y se da a conocer mucho más tu obra escrita, se sucedieron los premios, incluso el Príncipe de Asturias y el Cervantes.

Tus investigaciones vinieron a dar a través de un método la razón poética, pensamiento que vislumbra la piedad. Me parece que te he entendido algo, hermana.

La noche nos va a sorprender si seguimos paseando, María, se acabó el paseo por hoy, te has escapado de tu secretaria y hemos vuelto a los días en los que caminábamos juntas.

Ha llegado la hora de partir, ¿me acompañas?

Ven, María, tiéndete aquí en el suelo junto a mí y vamos a intentar volar una vez más, lo tenemos que conseguir. Extiende tus brazos junto a los míos, tratemos de imitar el vuelo de las gaviotas, las que nos han acompañado para contar parte de lo que escribiste en esa autobiografía en tercera persona que es Delirio y destino.

Ahora vamos a intentar volar igual que gaviotas, extiende los brazos junto a los míos y déjate llevar, llega el vuelo, un infinito vuelo a la manera de las gaviotas. - Tengo que marcharme –continúa Araceli. ¡Acompáñame!

 

MARÍA

 

-Sí, ahora no nos separaremos nunca más –asiente María.

 

 

 

El vuelo de las gaviotas es un cuento escrito en Marbella y fue acabado el 23 de abril de 2021.

Las frases seleccionadas de Delirio y destino y los títulos de los libros de María Zambrano están escritos en cursiva.

Mercedes Merino Verdugo

 

 

 

 

EXILIO INTERIOR Y PIEDAD EN MARÍA ZAMBRANO

 

Al grupo Liberadillas ideado por Viky, el grupo en principio lo constituíamos cinco y hemos quedado cuatro: Viky Frías, Lola Gil, Esther González y quien escribe la dedicatoria.

 

 

Escribo desde la soledad en la que me encuentro, pues motivos personales y esta pandemia me han llevado a dar tumbos de un lado para otro durante varios años, aislándome un poco más de lo que es habitual en mí. En este momento vivo en Andalucía, muy cerca del lugar donde nació María Zambrano, la filósofa veleña. Cuando llegué a Andalucía pensé que tenía que retomar la investigación y estudio sobre la filósofa, pero de manera diletante, dejarme llevar y ver si me inspiraba al leer su legado filosófico y poético para escribir más acerca de ella. Me encontraba


inmersa en esas intenciones cuando recibí una misiva a través del correo electrónico donde se me proponía que escribiera algo sobre este momento de pandemia y el futuro que nos espera. Y María Zambrano surgió, como una luz a seguir, en este denso bosque enmarañado que se ha ido formando por estas circunstancias adversas en las que está sumida la humanidad.

Mi amiga Esther, una de las participantes en el grupo Liberadillas, me estaba proponiendo que escribiéramos algo sobre la situación actual y aventurarnos a dar una respuesta de futuro. ¡Vaya asunto!

Bien, se me ha ocurrido unir mi intención y su propuesta, a modo de investigación, tratar de descifrar a través del legado zambraniano qué nos diría ella al respecto. Pues el camino que emprende para vislumbrar la piedad, también me vale a mí, puesto que el discurrir hacia la piedad puede ser diverso, una luz que nos alumbre y nos sirva de guía, encaminarnos hacia una de las múltiples utopías. Algo así como conseguir un estado de gracia, a la manera weiliana, donde la vida ya no se puede vivir de otra forma sino desde ese despertar de la conciencia y el corazón, Simone Weil fue tan coherente que lo vivió hasta las últimas consecuencias y se dejó llevar.

 

Momentos de crisis, como esta crisis sanitaria que padecemos hoy, a nivel global a causa de la pandemia y con una información en tiempo real, no han podido ser vividos hasta ahora porque los logros alcanzados en la ciencia y tecnología por la humanidad son los que son y no se contaba antes con ellos, la globalización se ha conseguido, en la enfermedad ya lo hemos experimentado bastante. Crisis, lo que entendemos por crisis, siempre se han dado en la sociedad; ya sea en un país o en varios países. Comprobamos que este problema sanitario se extiende a todos los habitantes del planeta. Parece que fue Einstein quien dijo aquello de que no sabía cómo sería la tercera guerra mundial, pero la siguiente se resolvería a pedradas por el poder de destrucción masiva que había alcanzado la humanidad. Hace tiempo que vivimos diferentes crisis mundiales, suelen ser económicas las más de las veces, aunque se manifiestan como sanitarias, políticas, sociales. Ahora la economía también es más global porque los avances científicos han ayudado a conseguir la globalización en todo y es, quizá, por lo que cada vez nos afecta más a todos lo de todos. Tantas crisis que parece que haya llegado esta forma de vida en estado crítico para quedarse. Pues ya iremos viendo aquello que dijo Einstein, quien lo vea o veamos, cómo se resuelven estas múltiples crisis, algunas veces desencadenantes de guerras mundiales, y de qué manera se llevará a la práctica la siguiente crisis, catástrofe o guerra, y ya la verá si es que alguien llega a verla. No obstante, siempre queda la esperanza de que el ser humano resuelva sus problemas mediante el diálogo.

Las guerras, las crisis, las catástrofes naturales son un gran parón en la vida diaria y suelen traer cambios sociales. Son momentos críticos que llevan al ser humano a límites casi insospechados, cuando se piensa que no puede llegar nada peor…, vaya si llega, se presenta otro momento personal y político que parece insuperable a mismo.

La filósofa veleña supo bien lo que son estos momentos adversos por los tiempos en los que le tocó vivir. Cuando parecía que la vida empezaba a sonreír a la sociedad española en general gracias a todos los avances que se consiguieron en educación, sanidad, igualdad entre hombres y mujeres; logros para vivir en una sociedad más justa, culturalmente hablando inmersa en la que hoy llamamos Edad de Plata, se les viene todo abajo. De lo que se sufrió aquel entonces en España se ha escrito


suficiente para saber de qué hablamos, tratemos de no olvidarlo para no volver a las andadas. Y qué decir de lo ocurrido en Europa, las hermanas Zambrano pueden dar buena cuenta de guerras, y vuelta a empezar en su vida personal y social.

La filósofa española tuvo que tomar el camino del exilio, como tantos otros, salió junto a una cantidad enorme de hombres y mujeres que pensaban de manera diferente y lucharon en el otro lado por sus ideas, tras el golpe de estado que dio paso a aquella guerra incivil. Pero, quienes pierden la guerra son los que se van o se silencian porque no se les permite desarrollar sus ideas y poner en práctica una propuesta social, cultural, económica y política para todos los españoles, fueran de la ideología que fueran.

María Zambrano vivió un largo exilio que ha sido conocido por su dedicación al estudio. Y desde ese exilio impuesto y llegado a él por tantas circunstancias adversas, ese exilio exterior por el que tiene que salir fuera de las fronteras españolas, desde ese exilio, me ha parecido a mí, es capaz de bajar a los ínferos del alma y en ese reconocerse a sí misma, al que se puede llegar a través de un exilio interior, en las entrañas mismas del ser y, a través de un método, gracias a su bagaje filosófico y místico se encamina hacia un encuentro universal desde lo personal al que ella vislumbra y le da el nombre de piedad, retomando el concepto cristiano pero desacralizado y poniéndolo al alcance de cualquiera que se atreva a emprender el viaje. Las crisis es lo que tienen que necesitamos salir de ellas, qué menos. Así es como he entendido yo a la filósofa.

María Zambrano se acerca al misticismo a través de algunos pensadores del saber en cuestión, tuvo bastante influjo de San Juan de la Cruz, Miguel de Molinos y otros nombres de la mística sufí. Aprendiendo de esos gigantes, por aquello de que caminamos a hombros de gigantes, que ella conoció le ayudaron a dar un paso más en la búsqueda de un método. Pero a la vez tuvo que conocerse más a sí misma desde ese llamado exilio interior, los ínferos del alma al decir zambraniano, y haciendo camino da con el concepto de piedad, como he dicho antes, y lo digo porque lo he leído en su obra, cuando pensaba en la vida de su hermana Araceli.

¿Será una luz vista en los claros del bosque?

A mi modo de ver llegamos a estos momentos negativos que nos ponen en jaque en lo personal y, otras veces, a la humanidad entera porque no sabemos vivir mejor. Aprendemos y desaprendemos lo aprendido como por arte de magia y cada cual tiene que encontrar su camino, pero a la manera machadiana: ¿Tu verdad? No, la Verdad, y ve conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela. Es como si, desde lo personal, tuviéramos que acercarnos a lo universal cuando lo que queremos lograr es una sociedad más justa. El gran lema de nuestras mujeres feministas lo personal es político, atribuido a Kate Millet. ¿Pero de qué verdades estamos hablando? Será de las que se puedan universalizar, de esas, de las que valen para ti y para mí. No de la tuya o la mía, las que suelen ser más egoístas porque las buscamos según nuestros intereses. Esas no nos valen para una sociedad más justa, necesitamos aspirar a una sociedad más justa para todos los habitantes de esta tierra, en algo así tiene que consistir la globalización, pienso yo.

María Zambrano desde los ínferos del alma y con todo su bagaje místico-filosófico sale, como impulsada por un resorte, hacia esa luz que encuentra en los claros del bosque, con un método que es guía en un camino hacia la piedad.

Durante unos meses de esta etapa de pandemia, a modo de letanía o mantra, me dediqué a leer a la filósofa veleña, y encontré entre las entradas a un blog notas que subí en otro momento en las que me refería a ella. Un blog con comentarios de


una amiga en años de gran bonanza, ¡qué años aquellos!, las entradas de aquel tiempo me ayudaron de igual manera a saber algo más de ese camino zambraniano para dar con la salida de una crisis, salida necesaria. Quizá más que quedarnos con lo que nos llegue o lo que nos encontremos, lo que hay que considerar es qué respuesta podemos dar ayudadas con esos conocimientos, noticias o vivencias que adquirimos y que hacemos nuestras para poder cambiar el estado en el que hemos venido a dar, en ese devenir personal o universal en el que nos sentimos inmersas para salir de él.

Y así, si somos conscientes y nos guían pensamientos generosos y los buenos sentimientos, los que se pueden universalizar, parece que no nos queda otra que encontrar nuestro camino, la búsqueda de una guía, un método, que nos ayude a conseguir un proyecto, algún fin. Un estado en el que nos sintamos en plenitud y armonía con nosotras mismas y con nuestra gente, con todos.

 

Lo consiguiera o no parece que es a lo que se encaminó María Zambrano y lo que me ha llevado a mí a acercarme más a ella a través de su obra escrita. ¡Allá en la luz! Es una posibilidad que, en esta época de crisis, hayamos aprendido a organizar nuestro día a día en un camino hacia una sociedad más justa. Esa posibilidad luminosa que nos guíe por un camino hacia una utopía, llamada piedad o cualquier otro concepto que pueda unirnos y queramos conseguir juntos.

 

Somos animales racionales colmados de deseos, un manojito de deseos-me dijo una amiga-, pero necesitamos salir de la inmanencia y transcender. Necesitamos acercarnos a la transcendencia, sea como sea.

Cada persona en particular tiene que tratar de que su camino esté de acuerdo con sus ideas, pero, cada individuo será más coherente y vivirá más acorde con una justicia social, si el camino personal es bastante parecido a lo que se pueda compartir en un camino universal. ¡Es una posibilidad de acercamiento a la utopía!

Y el futuro, una vez más, depende de toda la humanidad, aunque de unos más que de otros porque ostentan mayor poder, qué duda cabe.

 

En Marbella, de marzo a mayo del año 2021. Mercedes Merino Verdugo






















UNA HISTORIA DE AMOR A LOS LIBROS

 UNA HISTORIA DE AMOR A LOS LIBROS

Don Jofre y la Sta. Merino, así nos dirigíamos el uno al otro por aquel entonces, nos conocimos en las aulas de este instituto, el Miguel de Cervantes de Alcázar de San Juan.

Un día, D. Jofre preguntó a los alumnos en el aula, impartía latín, si alguien de la clase quería colaborar con él en la labor de clasificar y catalogar los libros del seminario de las lenguas clásicas latín y griego. Levanté el dedo para ser voluntaria en aquella tarea que a mí me pareció misteriosa y fascinante, poder conocer los libros y ordenarlos para que el acceso a ellos fuera más fácil. Y me enseñó a elaborar las fichas para catalogar los libros del seminario, a partir de aquel momento entre él y yo se inició una relación de amor a los libros, aunque yo no era consciente entonces de este gran acontecimiento que ha tenido tal repercusión en mi vida, fue hacia el año 1974.

El segundo encuentro con respecto a esta historia de amor a los libros tuvo lugar en su domicilio de Madrid, en el año 1977, lo recuerdo bien porque fue el año que los dos dejamos el instituto: él porque pidió traslado y yo porque había acabado COU y tenía que marcharme a estudiar fuera de Alcázar. Llegué hasta allí para conocer su biblioteca privada porque me lo recomendó otro profesor del instituto, Severino Barrios, conocido por el Seve entre parte del alumnado. Me dijo algo así como que fuera a conocer la biblioteca de D. Jofre porque me iba a sorprender, y fue él quien me facilitó la dirección donde podría encontrar a quien me abriría la puerta de tan extraordinaria biblioteca. Yo era una joven, no ya de provincias sino de pueblo, que llegó a Madrid con los deseos de estudiar filología clásica para especializarme en griego, aunque él impartía clase de latín, pero a mí me atraía más el griego por aquello de la tradición filosófica.

Y, ni corta ni perezosa, me fui a buscarlo, previamente había preguntado a personas que me parecían conocedoras de Madrid por saber dónde dirigirme para llegar hasta la biblioteca de mi estimado profesor de latín. Y, de esta manera, se fue fraguando una relación más estrecha porque a partir de aquel día él me dijo que podía llevarme libros de su biblioteca y, como si de una biblioteca pública se tratara, me llevaba uno o dos libros y cuando acababa de leerlos se los devolvía y me prestaba otros. Fueron muchos encuentros, muchos libros leídos y recomendados por él; nuestra relación llegó a ser tan estrecha que en los últimos años de su vida estuve más cerca para facilitársela. Gracias a él pude estudiar y leer más de lo que yo hubiera imaginado, también ver teatro, películas, exposiciones, asistir a conferencias, etc. Por eso, cuando me refiero a él digo que ha sido mi padre intelectual, y lo quise y lo cuidé como si así lo fuera hasta el último instante de su vida.

Por aquel entonces yo había llegado a Madrid con unos 80 libros, me presenté con una maleta de libros y otra de ropa a casa de una tía, y mi prima me dijo algo así como: pero si tienes más libros que ropa. Sorprendida ella de los libros que llevaba, no se podía imaginar lo sorprendida que había quedado yo cuando vi aquella biblioteca privada de mi profesor que, entonces a mí, me pareció enorme. Después, por mi oficio de librera y por relacionarme con personas a quienes les gustan los libros, he podido conocer otras viviendas con tantos libros que ya se ha convertido como en algo normal para mí. Incluso su biblioteca y la mía juntas, nuestra biblioteca, llegué a considerarla como algo normal de tanto disfrutar con ella y estimarla.

Podría contar anécdotas y muchos episodios de su vida, pero era una persona muy tímida e introvertida y no sé si le gustaría que hoy estemos hablando de él. De todas maneras, como la

memoria está reservada a quienes seguimos viviendo y tenemos el derecho y el deber de recordar, me he prestado a dedicar un poco más de mi tiempo a él porque era una buena persona. Y, también, un erudito de tomo y lomo, ¡aprendí tanto a su lado!

Jofre, ya para mí, murió en el año 1998 y nació en 1915. Por aquellos años de su niñez y juventud en España se estaba viviendo un momento sociocultural de amplias miras, conocido como la Edad de Plata, algunos jóvenes de aquella época fueron prodigiosos y el futuro se auguraba esperanzador, pero el odio y el egoísmo truncaron sus sueños y dieron en caer en un combate fratricida. Bueno, ya sabemos lo que eso supuso para todos nosotros. ¡Ojalá aprendamos de los errores!

Jofre Izquierdo fue profesor en colegios e institutos de prestigio, tanto intelectual como pedagógicamente hablando: el Instituto Escuela, el Ramiro de Maeztu, el Liceo Francés, el Cervantes de Alcázar. Quizás su labor como docente le proporcionó horas de acercarse a los demás porque, sin esa labor del poco valorado magisterio, no hubiera podido disfrutar con otras personas, por lo que escribía anteriormente: debido a su timidez e introversión. Por esta manera suya de relacionarse poco con el resto de la humanidad pasaba horas y horas solo, como la mayor parte de los solitarios. Es por lo que escribo que su trabajo como docente le proporcionó salir de sí mismo.

Y se concluye esta historia de amor a los libros, en tercer lugar, por lo que hoy estamos recordándolo porque me donó sus libros y yo los he doblado en cantidad con las mismas y otras temáticas, con lo cual se ha incrementado nuestra biblioteca, y también he tomado la decisión de donarlos a mi vez, de nuevo por amor a los libros como él hizo. En la vida llega un momento en el que hay que plantearse si ha sobrevenido la hora de que los libros pasen a otras personas o instituciones, lo que llamamos desprenderse, ardua y dolorosa tarea no crean. Pero con un poco de esfuerzo, tiempo, dedicación y buena voluntad por mi parte y por parte de otras personas que se han prestado a colaborar lo estamos llevando a cabo.

Me siento muy agradecida a quienes de manera más estrecha están colaborando en esta labor: en primer lugar mis amigos, que se han prestado de intermediarios para llegar a esta querida institución, me estoy refiriendo a mis amigos Trini y Mercedes, ellos se quedaron en Alcázar y han seguido en contacto con profesores del instituto y han podido hablar con ellos para contarles mi decisión. Agradecida también a Belén que rápidamente dijo que sí (y a Alfonso, su hermano, cómo no); después a Antonio que me recibió y escuchó. Super agradecida al departamento de historia y profesores de otros departamentos que acuerdan acoger los libros y encargarse del trabajo, por lo que conozco a: Olga, Dani, Violeta, Rosa, y otras profesoras del instituto que nos acompañaron en el primer viaje al lugar donde se encontraban los libros que van a formar parte de la biblioteca del instituto Cervantes. No quiero terminar esta lista de agradecimientos sin mencionar a mi familia, en uno u otro momento cada uno de ellos ha sabido muy bien que la cultura no sólo ocupa lugar, sino que también pesa.

Ahora, me gustaría recordar parte de un relato del tan conocido el Quijote para finalizar estas palabras de homenaje a don Jofre Izquierdo, puesto que estamos en el Cervantes qué mejor manera de poner el broche final con un pasaje de sus escritos, me he acordado del monólogo que nos regala Miguel de Cervantes y pone en la voz de una mujer: la pastora Marcela. Seguro que a don Jofre le hubiera gustado la elección porque sabía que yo era feminista y, además, porque él apoyaba la causa de las reivindicaciones de las mujeres. También está elegido porque cuando me dijeron, una parte del profesorado de este centro educativo, que seleccionara los libros que donaría a nuestro instituto, me hablaron de que estaban interesados por los libros escritos por mujeres y sobre mujeres, los llamados de teoría feminista.

Si alguien quiere leerlo en la obra del autor, El ingenioso hidalgo... (pues yo lo he copiado de uno de los blogs que proliferan en internet), lo encontrará en el capítulo 14 de la primera parte:

-No vengo, ¡oh Ambrosio!, a ninguna cosa de las que has dicho -respondió Marcela-, sino a volver por mí misma, y a dar a entender cuán fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan; y así, ruego a todos los que aquí estáis me estéis atentos, que no será menester mucho tiempo ni gastar muchas palabras para persuadir una verdad a los discretos.

»Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura; y, por el amor que me mostráis, decís, y aun queréis, que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y, siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir “Quiérote por hermosa; hasme de amar aunque sea feo”. Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas hermosuras enamoran; que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas, sin saber en cuál habían de parar; porque, siendo infinitos los sujetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos. Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuanto más, que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo; que, tal cual es, el cielo me la dio de gracia, sin yo pedilla ni escogella. Y, así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco yo merezco ser reprehendida por ser hermosa; que la hermosura en la mujer honesta es como el fuego apartado o como la espada aguda, que ni él quema ni ella corta a quien a ellos no se acerca. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe de parecer hermoso. Pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean, ¿por qué la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder a la intención de aquel que, por sólo su gusto, con todas sus fuerzas e industrias procura que la pierda?

»Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado

con la vista he desengañado con las palabras. Y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo ni a otro alguno, el fin de ninguno dellos bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos, y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que, cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad, y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: ¡mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa! Quéjese el engañado, desespérese aquel a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito.

»El cielo aún hasta ahora no ha querido que yo ame por destino, y el pensar que tengo de amar por elección es escusado. Este general desengaño sirva a cada uno de los que me solicitan de su particular provecho; y entiéndase, de aquí adelante, que si alguno por mí muriere, no muere de celoso ni desdichado, porque quien a nadie quiere, a ninguno debe dar celos; que los desengaños no se han de tomar en cuenta de desdenes. El que me llama fiera y basilisco, déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata, no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida ni los buscará, servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como sabéis, tengo riquezas propias y no codicio las ajenas; tengo libre condición y no gusto de sujetarme: ni quiero ni aborrezco a nadie. No engaño a éste ni solicito aquél, ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera.

EXILIO INTERIOR Y PIEDAD EN MARÍA ZAMBRANO

 

EXILIO INTERIOR Y  PIEDAD EN MARÍA ZAMBRANO

 Al grupo Liberadillas ideado por Viky, sus componentes en principio fuimos cinco y hemos quedado cuatro: Viky Frías, Lola Gil, Esther González y quien escribe la dedicatoria.

 

Escribo desde la soledad en la que me encuentro, pues motivos personales y esta pandemia me han llevado a dar tumbos de un lado para otro durante más de cuatro años. En este momento vivo en Andalucía, muy cerca del lugar donde nació María Zambrano, la filósofa veleña. Cuando me instalo en una nueva ubicación, una vez acabada la infraestructura que me permite vivir un poco cómoda, de manera natural a mí como algo intrínseco de lo que no puedo desasirme, la mayor parte del tiempo que me queda de ocio, a lo que me dedico es a leer y a seguir adquiriendo conocimientos, a escribir un poco o volver sobre lo escrito anteriormente. Y me encuentro reflexiones más extensas o pequeñas notas en archivos y más archivos, incluso en alguno de mis blogs en los que escribí a partir del 2008 y hasta el 2017. Gracias a uno de estos blogs llamado Un cuaderno conocí en el día a día a Viky, mi compañera de escritura desde entonces, nos divertimos tanto aquellos meses de intercambio a cuatro manos desde la más cercana distancia, ella escribía en Barcelona y yo en Madrid, gracias a Internet y las nuevas tecnologías nuestro contacto a distancia se convierte en tiempo real. ¡Qué tiempos aquellos!

Por cierto, Madrid es la ciudad que yo elegí para vivir, es el lugar donde yo he sentido que formaba parte de cada aliento de la misma, de sus lugares más recónditos, de sus entrañas…, y no sé si podré volver a vivir allí. A María Zambrano la ayudaron a volver a Madrid, vivió allí los últimos años de su vida, ella volvió. La mujer de papel con la que he compartido más horas a lo largo de mi vida ha sido con ella, la Zambrano me ha proporcionado horas y horas de lectura, pensamiento, argumentación, meditación; y escribir algunas líneas por mi parte sobre ella, también me ha llevado a escribir partiendo de lo aprendido con ella. Cuando llegué a Andalucía y, gracias a mi sobrino Jose Antonio que me regaló cuatro libros de María Zambrano con motivo de los reyes magos para que tuviera más libros en casa, pensé que tenía que retomar la investigación y estudio sobre la filósofa, pero de manera diletante, dejarme llevar y ver si me inspiraba escribir más acerca de ella. Me encontraba inmersa en esas intenciones cuando recibí una misiva a través del correo electrónico donde se me proponía que escribiera algo sobre este momento de pandemia y el futuro que nos espera. Y María Zambrano surgió, como una luz a seguir, en este denso bosque enmarañado que se ha ido formando por estas circunstancias adversas en las que está sumida la humanidad.

Mi amiga Esther, una de las participantes en el grupo Liberadillas, me estaba proponiendo que escribiéramos algo sobre la situación actual y aventurarnos a dar una respuesta de futuro. ¡Vaya asunto!

Bien, pues se me ha ocurrido unir mi intención y su propuesta, a modo de investigación, tratar de descifrar a través del legado zambraniano qué nos diría ella al respecto. Y el camino que emprende para vislumbrar la piedad,  también me vale a mí, puesto que el camino hacia la piedad puede ser diverso, una luz que nos alumbre y nos sirva de guía, encaminarnos hacia una de las diversas utopías. Algo así como conseguir un estado de gracia, a la manera weiliana, donde la vida ya no se puede vivir de otra manera sino en ese despertar de la conciencia y el corazón,  Simone Weil fue tan coherente que lo vivió hasta las últimas consecuencias y se dejó llevar.

Momentos de crisis, como esta crisis sanitaria que padecemos hoy, a nivel global a causa de la pandemia y con una información en tiempo real, no han podido ser vividos hasta ahora porque los logros alcanzados en la ciencia y tecnología por la humanidad son los que son y no se contaba antes con ellos, la globalización se ha conseguido, en la enfermedad ya lo hemos experimentado bastante. Crisis, lo que entendemos por crisis siempre se han dado en la sociedad, ya sea en una nación, en todas, ahora comprobamos que este problema sanitario se extiende a todos los hogares del planeta. Parece que fue Einstein quien dijo aquello de que no sabía cómo sería la tercera guerra mundial, pero la siguiente se resolvería a pedradas por el poder de destrucción masiva que había alcanzado la humanidad. Hace tiempo que vivimos diferentes crisis mundiales, suelen ser económicas las más de las veces, aunque se encubren en sanitarias, políticas, sociales…, y ahora la economía es más global porque los avances científicos han ayudado a conseguir la globalización en todo, quizá, sea también por lo que cada vez nos afecta más a todos lo de todos. Tantas crisis que parece que haya llegado esta forma de vida en estado crítico para quedarse. Pues ya iremos viendo aquello que predijo Einstein, quien lo vea o veamos, en qué quedan estas múltiples crisis, algunas veces desencadenantes de guerras mundiales, y de qué manera se llevará a la práctica la siguiente crisis, catástrofe o guerra, y ya la verá quien la vea.

Las guerras, las crisis, las catástrofes naturales son un gran parón en la vida diaria y traen cambios sociales. Son momentos críticos que llevan al ser humano a límites casi insospechados, cuando se piensa que no puede llegar nada peor…, vaya si llega, y se presenta otro momento histórico que parece insuperable a sí mismo.

La filósofa veleña supo bien lo que son estos momentos adversos por los tiempos en los que le tocó vivir. Cuando parecía que la vida empezaba a sonreír a la sociedad española en general gracias a todos los avances que se consiguieron en educación, sanidad, igualdad entre hombres y mujeres; logros para vivir en una sociedad más justa, culturalmente hablando inmersa en la hoy llamada Edad de Plata, se les viene todo abajo. De lo que se sufrió aquel entonces en España se ha escrito bastante, tratemos de no olvidarlo para no volver a las andadas. Y qué decir de lo ocurrido en Europa, las hermanas Zambrano pueden dar buena cuenta de guerras, y vuelta a empezar en su vida personal y social.

La filósofa española tuvo que tomar el camino del exilio, como tantos otros más, salió junto a una cantidad enorme de hombres y mujeres que pensaban de manera diferente y lucharon en el otro lado por sus ideas, pero son los que se van o se silencian porque no se les permite desarrollar y poner en práctica una propuesta social, cultural y económica para todos los españoles, fueran de la ideología que fueran.

María Zambrano vivió un largo exilio que ha sido conocido por su  dedicación al estudio. Y desde ese exilio impuesto y llegado a él por tantas circunstancias adversas, ese exilio exterior por el que tiene que salir fuera de las fronteras españolas, desde ese exilio, me ha parecido, es capaz de bajar a los ínferos del alma y en ese reconocerse a sí misma, al que se puede llegar a través de un exilio interior, en las entrañas mismas del ser y, a través de un método, gracias a su bagaje filosófico y místico se encamina hacia un encuentro universal desde lo personal al que ella vislumbra y le da el nombre de piedad, retomando el concepto cristiano pero desacralizado y poniéndolo al alcance de cualquiera que se atreva a emprender el viaje. Las crisis es lo que tienen que necesitamos salir de ellas, qué menos. Es como he entendido yo a la filósofa.

María Zambrano se acerca al misticismo también a través de algunos pensadores del saber en cuestión, tuvo bastante influjo de San Juan de la Cruz, Miguel de Molinos y otros nombres de la mística sufí. Aprendiendo de esos gigantes,  por aquello de que caminamos a hombros de gigantes, que ella conoció le ayudaron a dar un paso más en la búsqueda de un método. Pero a la vez tuvo que conocerse más a ella misma desde ese llamado exilio interior, al decir zambraniano, y haciendo camino da con el concepto de piedad como escribí antes, quizá, cuando pensaba en la vida de su hermana Araceli. ¿Será una luz vista en los claros del bosque?

A mi modo de ver llegamos a estos momentos negativos que nos ponen  en jaque en lo personal y, otras veces, a la humanidad entera porque no sabemos vivir mejor. Aprendemos y desaprendemos lo aprendido como por arte de magia y cada cual tiene que encontrar su camino, pero a la manera machadiana: ¿Tu verdad? No, la Verdad, y ve conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela. Es como si, desde lo personal, tuviéramos que acercarnos a lo universal cuando lo que queremos lograr es una sociedad más justa. ¿Pero de qué verdad estamos hablando? Será de la que se pueda universalizar, de esa, de la que vale para ti y para mí. No de la tuya o la mía, que suele ser más egoísta porque la buscamos según nuestros intereses. Esa no nos vale para una sociedad más justa, necesitamos aspirar a una sociedad más justa para todos los habitantes de esta tierra.

María Zambrano desde los ínferos del alma y con todo su bagaje místico filosófico sale, como impulsada por un resorte, hacia esa luz que encuentra en los claros del bosque, con un método que es guía en un camino hacia la piedad.

Durante unos meses de esta etapa de pandemia, a modo de letanía o mantra, me dediqué a leer a esta filósofa, y encontré entre las entradas a un blog notas que subí en otro momento, esas entradas al blog me ayudaron también a saber algo más de ese camino zambraniano para dar con la salida de una crisis, salida necesaria. Quizá más que quedarnos con lo que nos llegue o lo que nos encontremos, lo que hay que considerar es qué respuesta podemos dar ayudadas con esos conocimientos, noticias o vivencias que nos llegan para poder cambiar el estado en el que hemos venido a dar, con ese devenir personal o universal en el que nos sentimos inmersas para salir de él.

Y así, si somos conscientes y nos guían pensamientos generosos y los buenos sentimientos, los que se pueden universalizar, parece que no nos queda otra que encontrar nuestro camino, la búsqueda de una guía, un método, que nos ayude a conseguir un proyecto, algún fin. Un estado en el que nos sintamos en plenitud y armonía con nuestra gente, con todos.

Lo consiguiera o no parece que es a lo que se encaminó María Zambrano y lo que me ha llevado a mí a acercarme más a ella a través de sus lecturas. ¡Allá en la luz! Es una posibilidad que, en esta época de crisis, hayamos aprendido a organizar nuestro día a día en un camino hacia una sociedad más justa. Esa posibilidad de luz que nos guíe por un camino hacia una utopía, llamada piedad o cualquier otro concepto que pueda unirnos y queramos conseguir juntos.

Somos animales racionales colmados de deseos, un manojito de deseos que me dijo una amiga, pero necesitamos salir de la inmanencia y trascender. Necesitamos acercarnos a la trascendencia sea como sea.

Cada cual en particular tiene que tratar de que su camino esté de acuerdo con sus ideas, pero, cada individuo será más coherente y vivirá más acorde con una justicia social, si el camino personal es bastante parecido a lo que se pueda compartir en un camino universal. ¡Es una posibilidad de acercamiento a la utopía!

 

 

 

En Marbella, a 23 abril de 2021.

Mercedes Merino Verdugo

 

lunes, 13 de junio de 2022

POESÍA Y SILENCIO

 






Me ha ido sobrecogiendo el sosiego

en tantos días de trasiego exacerbado

peregrinaje desde aquel

           setiembre de dosmilciecisiete

el que salí del pueblo natal

 

se ha ido calmando el ánimo

ha llegado de nuevo la quietud

el camino recorrido en compañía

de la música y la poesía

        me lleva al silencio

 

silencio que acompaña al sonido

a la palabra y a la vida sosegada…

 

"música callada, soledad sonora"

escribió Juan de Yepes.

 





martes, 22 de marzo de 2022

PALABRAS


 


Las palabras se manosean

en guerras peleas

rifas y riñas

 

celebramos el día de la poesía

la fraternidad

del padre la madre

del corazón.

 

Nos olvidamos de cuidarnos

                    siempre

 

miro a lo lejos

callo me detengo

 

bailemos en un abrazo universal.


domingo, 30 de enero de 2022

ASCENSO A LA LUNA

 



Me encuentras en una ventana alquilada

transparente de cúpula celestial

impacta tu belleza en artificio de luces navideñas

caminas libre iluminando la noche

por un instante apareces atrapada en el ascensor

 

Al alba regalas un día espléndido

das paso a un guapo subido de sol atenuado por fríos invernales

comienza un ir y venir de mochilas

en la plataforma del Reina

un perro diminuto corretea por un resquicio de plaza

que ha dejado una pista de hielo

me recuerda otro día de emociones pasajeras

 

¡Baño de luna apertura a la música!

 

El conservatorio al fondo revela

dónde te escondes cuando desapareces

en la sombra inspiras a moradores

de áticos estudios buhardillas

llegas a cualquier casa piso mansión

paseas por jardines parques  museos

juegas con el agua de sus fuentes

te sientas en cafés archivos bibliotecas

recorres escuelas universidades institutos

te cuelas en cocinas despachos quirófanos

luces en tribunas teatros auditorios

acompañas trabajos de hacedores lunáticos

aportas ritmo con tu baile de luz

 

¡Luna lunera compañera de noches en vela!







domingo, 2 de enero de 2022

RECUERDOS


 


En el centro no hay olas

caballos veloces trasiegan

el viento meseteño,

 

al sur las gaviotas

circundan los árboles

en el jardín

 

y la línea del horizonte

irisa las tonalidades azules

allá, a lo lejos.



...........................................



15 febrero 2016  

Lo copio y pego de Un cuaderno II

Mujeres en papel  
          I
María Zambrano me sumerge
a la manera poética
en la filosofía.
Nos refugiamos en algún
Claro del bosque.
          II
La acemilera Mencía
me contó una historia.
Guiada por la añoranza
cabalga, quinientos años atrás,
junto a la reina Isabel.
          III
En un revolotear
de pájaros llega a mí
Alfonsa de la Torre.
De la raíz a las hojas
sobrevolamos Madrid. 

sábado, 11 de diciembre de 2021

FANTASÍA DE CUENTO


 

Cuentos fantasía sueños

secuencia de vida

 

Cuentos de un pasado infantil

fantasía en el día a día

sueños para un futuro si llega

 

Nos pasamos pactando reglas

que no vemos cumplir

ilusión como fantasía yerma

 

Dormimos con cuentos

despertamos sin sueños







 

 


martes, 7 de diciembre de 2021

MADRID, SIEMPRE TÚ


 

¡Vi la luna desde el tejado!

más casas donde vivir

habitáculo sobre la nada

lluvias de otoño

me devuelven al mar.

 

Meses de idas y vueltas

versos fuera del tiempo

una añoranza

permanece allí.