El otro día por la tarde
un grupo de italianos
gritaba frente a su embajada,
pero no sé qué cacareaban.
Al día siguiente por la mañana
unas señoras paseaban
por el barrio Salamanca,
entre ellas se saludaban.
Me llegaban escenas cotidianas.
Ahora paseo sosegada…
El miedo y la necesidad
quedó atrás. Lo que siento por ti
no tiene fecha de caducidad.
M. Godúver
un grupo de italianos
gritaba frente a su embajada,
pero no sé qué cacareaban.
Al día siguiente por la mañana
unas señoras paseaban
por el barrio Salamanca,
entre ellas se saludaban.
Me llegaban escenas cotidianas.
Ahora paseo sosegada…
El miedo y la necesidad
quedó atrás. Lo que siento por ti
no tiene fecha de caducidad.
M. Godúver
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