Era la una menos cuarto
según nos muestra
el reloj del banco.
Una marea roja sube por Alcalá
y
presencia
el evento impasible
apoltronada en el sillón
del carro arrastrado
por unos amantes castigados.
Los amorcillos agarran
en sus manos un ánfora
y una caracola, ajenos
a la protesta, juegan.
M. Godúver
1 comentario:
Nos subiremos al carro
de la diosa Cibeles
para ver desde arriba
la cantidad de gente
que quiere otras leyes:
una reforma laboral justa,
sueldos más convenientes,
trabajo para todos,
también para las mujeres...
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