jueves, 27 de agosto de 2009

RUPTURAS


¿Qué es lo que pasa
con el amor-pasión
que cuando se acaba
seguimos enganchadas?
La costumbre nos apresa,
nos deja sin respuestas.
Si la sexualidad
ya no funciona,
si la afectividad
se deteriora,
¿qué nos anima
a seguir insistiendo?
¿No sería mejor llegar
a pactos
para no hacernos
tanto daño?
¿Qué es eso del enganche
causante de tantas penas?

Al comienzo, encuentros
sin límites y la alegría
constata la dicha.
Cuando llega el momento
de la despedida
todo son lágrimas,
el pasado atenaza
y ya no hay esperanza.

¿Seremos capaces algún día
de vivir con alegría?
Dejemos hoy las teorías,
no son aconsejables
en tiempos de calores,
que tenemos el cerebro
derretido y el corazón,
algunas, partido.
A las amigas sólo nos queda
ofrecernos a escuchar penas,
dejar que reposen su cabeza
y que nos hablen a su manera.

El verano nos recuerda
canciones de otras gestas.


M. Godúver

7 comentarios:

Cons dijo...

De esto de los enganches me he enterado un poco hace algún tiempo en mi propia piel.Tiene que ver con la imagen del padre o madre que buscamos en los demás y con nuestra necesidad de reconocimiento por parte de ell@s que se reflejan en las parejas que "elegimos", y las elegimos inconscientemente por razones que nada tienen que ver con las conscientes.
¿Para librarnos? No vale de nada que comprenda la cabeza y haga pactos (es mi vivencia)sino esperar a que el corazón también comprenda lo que la cabeza comprendió y (siempre desde mi vivencia)eso no depende ni de eso que llaman voluntad ni del tiempo...

viky frias dijo...

Qué obligación, qué condena,
escuchar las mismas penas
de afectos desahuciados.
Si el amor se ha acabado,
mejor es olvidarlo
y no otra vez llorarlo
en hombros amigables,
que están ya muy cargados
de soportar amargos
lamentos y pesares.
Un poco de consideración
a las amigas fieles;
con ellas es mejor
compartir los placeres
y gozos del corazón,
que no darles la murga
relatando por enésima vez
fallidas aventuras.

viky frias dijo...

Cons, me dejas con gran intriga:
¿hay algo que pueda hacer
para que el corazón siga
a la cabeza en su comprender?
¿A qué dios debo dirigirme
para obrar con rapidez
y no esperar a morirme
para vencer los afectos
que no me procuran bien?

Cons dijo...

Pues mi vivencia es que: sola en penumbra y ambiente suave, relajes tu mente un ratito cada día para que la mente baje su incesante ritmo de fabricación de pensamientos y oberves a éstos pasar consciente de si te enganchas en alguno de ellos y te arrastra con él cual caballo desbocado para, si ésto sucede, regresar a la observación generalizada, sin enfoque concreto. Observa si puedes al mismo tiempo los latidos de tu corazón. No esperes nada, pues puede que nada suceda. Vive así el momento abierta a lo que la vida te trae.
Tal vez en un instante tu corazón y tu mente se pongan parejos y se abra en ti como en un relámpago la sabiduría, la clave, la pieza del puzle que te faltaba para ser libre. Yal vez no ocurra nada y todo siga igual. Por hacerlo un rato cada día, siempre sin esperar nada, nada se pierde, es mi opinión...
Cuando se tiene práctica lo puedes hacer hasta en la calle viviendo al mismo tiempo en plena observación todo lo que ocurre dentro y fuera de tí misma.

Cons dijo...

¡Ah! se me olvidó decir algo muy importante, durante el tiempo que observes, no juzgres nada de lo que veas ni dentro ni fuera porque entonces habría lucha y se trata de asumir, no de luchar, pero si juzgas y te das cuenta, no juzgues el juicio, sigue observando.

viky frias dijo...

Gracias por indicar el camino.
Ahora lo que importa es seguirlo...

Cons dijo...

Bueno, en mi opinión no es "indicar el camino" sino hablar de mi vivencia. Lo que a mi me sirve a otr@ puede no servirle y viceversa. Simplemente prueba para ver si te sirve o no.