Topi llegó el sábado
para quedarse.
Sus alas no volaban
no pudo seguir a esa
bandada de su especie
que vino dos veces a recogerlo.
El calor lo agotó.
Duerme bajo uno de los rosales
del patio,
el que más aroma desprende.
En agradecimiento a quienes nos legaron o legan sus escritos, de manera especial a mis maestr@s. Me vienen a la memoria tantos y tantos cuadernos escritos a lo largo de mi vida ... ¡compañeros de viaje!
1 comentario:
El inquilino del jardín
con las alas heridas
espera que las rosas
le presten unas de repuesto.
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