miércoles, 15 de agosto de 2012

POR UN MUNDO JUSTO




Los conceptos rico y pobre
habrían desaparecido.
No se utilizarían las palabras
machismo o feminismo.
Las niñas y los niños
jugarían a lo mismo.
En un mundo justo
los privilegios y el egoísmo
serían un anacronismo.



M. Godúver

lunes, 30 de julio de 2012

EL CABALLITO VOLADOR






Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar,
y por la crín lo cogía...                                                     
 (Antonio Machado)




A unos cuantos kilómetros del pueblo se veía una pequeña casa. Las personas que la habitaban eran dos, una señora y un niño: madre e hijo.
La diminuta vivienda los acogía lejos de amigos y parientes. Aquellos parajes grandiosos, bonitos, ¡tan verdes!, eran suficiente para que estos seres vivieran contentos.
El agua descendía por los insignificantes cauces de la montaña, viniendo a desembocar en un remanso claro, dulce, fresco y limpio.
Los altos y frondosos árboles sombreaban el lugar. El cielo, esa inmensa capa de tonos azules, blancos, grises; siempre impenetrable.
Comenzaba un nuevo día, Pilar procuró hacer los trabajos más duros antes de que se levantara Gonzalo, él quería cooperar en todo.

                                           “El niño se despertó”

-Mamá, ¿por qué no me llamaste?
-Ven, pequeño, colócate bien la camisa, todavía puedes ayudarme. Vamos a regar las plantas.
Terminadas las faenas, Gonzalo podía irse a jugar.
Bebió apresuradamente un tazón de leche. Corrió hasta su lugar favorito.
Miraba el azul del cielo, el verde de la vegetación, el colorido de las flores. Oía el piar de los pajarillos, el correr del agua, el sonido interminable de la naturaleza. Y vio unas lindas mariposas que volaban cerca de él.
Todo aquello lo conmovía y se sentía feliz, corría de un sitio para otro, observaba la vida de los diminutos insectos. Terminaba extenuado. Se dirigía hacia un frondoso árbol bajo el que solía descansar, allí se tumbaba en estado de reposo.

…Todo le daba vueltas. De pronto vio venir un caballito blanco, parecía como si flotara, no dejaba huella en la hierba.
Podía subir sobre el lomo, el animalito estaba cerca y lo invitaba a que montara sobre él.
Se sintió emocionado. ¡Tenía un amigo para jugar! Se agarraba a la crin, pero suavemente, no fuera a dañarlo. El caballo se movía, galopaban. En un momento se alejaron de allí, no sabría decir cuánto habían cabalgado, volado más bien.
Lo transportó a un lugar desconocido y se encontró con muchos niños, todos parecidos a él, lo esperaban para jugar. Le ofrecieron extraños objetos que pretendían ser juguetes. ¡Era un mundo tan nuevo! Varios chicos y chicas lo cogieron de la mano y lo llevaron junto a los demás, el gesto le encantó.
Cuando estuvo junto a ellos todos querían saludarlo.
-Un nuevo amigo –decían.
Dos de los niños, un poco más altos que el resto, comenzaron a caminar seguidos por todos los que estaban allí. Llegaron a un inmenso lago, vio una gran barca que se aproximaba a la orilla, subieron a la barca. Navegaron horas y horas, mientras tanto se entretenían con juegos divertidos que él no conocía.
El paisaje le proporcionaba una sensación de júbilo. El niño se sentía muy contento. Todo cuanto veía estaba como dispuesto para su dicha.
Y por fin, entraron en una oscura cueva, después de un rato les sorprendió una potente claridad. Sí que se estaba bien –pensó-, había de todo y no necesitaba nada.
Los niños se organizaron en grupos y uno de ellos se dirigió a Gonzalo para decirle que se reuniera con los del número cinco.
Tenían que realizar un trabajo muy fácil. Por la mañana despertaban al sol y con sus risas lo tenían todo el día ocupado, radiante, hasta que llegaba la noche y lo dejaban descansar. Entonces se dirigían hacia el lecho de la luna y la despertaban para que velara durante la noche mientras el sol dormía.
Ahora comprendió Gonzalo por qué no veía nunca juntos al sol y a la luna.
Puesto que era muy curioso quiso que le enseñaran lo que hacían los demás grupos.
Aceptaron los niños y lo dejaron pasar al número cuatro.
Este trabajo no parecía complicado, tenían que mantener llenos de agua los mares, ríos, lagunas… y que las montañas permanecieran en su sitio, que reinara la armonía entre el agua y la tierra. Unos grandes depósitos contenían agua y caía hacia abajo cuando abrían las compuertas. Ellos sabían bien el agua que se necesitaba.
Gonzalo no llegó a entenderlo del todo, le pareció difícil que luego se repartiera por todas partes; por unas más por otras menos.
Sin pensarlo más pidió que lo llevaran hacia aquellos que colgaban el número tres. Estos eran unos niños más especializados, las tareas empezaban a complicarse. Vigilaban todas las plantas del universo, cuidaban de que siguieran viviendo, que ninguna especie desapareciera, que las flores salieran en la misma temporada, que el fruto no se malograra. Y así, comprendió que existieran tantas y bonitas plantas. Pero se preguntaba por qué, a veces, se estropeaban, cuando estos niños las cuidaban tan bien. A pesar de tantas cuestiones sin responder quiso que lo llevaran donde estaban los del número dos. Son muy listos –pensó- conocían todas las especies del reino animal y se ocupaban de su conservación con mucho mimo.
Velaban por los más pequeños, seguían su proceso vital para que nada les ocurriera. Si alguna vez morían los padres, ellos cuidaban más detenidamente de esos animalitos huérfanos.
Este trabajo le pareció aún más difícil que los anteriores y, aunque no lo tenía nada claro –no lo que ellos hicieran sino lo que después sucedía en ese mundo que cuidaban-, ¡era todo tan distinto a lo que ellos pretendían!, les dijo que le mostraran el grupo número uno.
-A éste no lo podrás ver –dijo uno de los niños más altos.
-¿Por qué?
-Solamente uno se encarga de velarlo, pero sin trastocar nada.
-¿Qué es lo que vigila?
-A los hombres.
-¿A todos?
-Sí.
-Entonces verá a mi papá.
-Claro.
-Y no podrías pedirle, por favor, que me dejara verlo.
-No creo que sea posible.
-Si yo sólo quiero verlo para saber cómo está.
-¿Es que no vives con él?
-No, se fue a trabajar y vive muy lejos de casa.
-¿Hace mucho tiempo que no lo ves?
-Muchos años.
-Quizás acepte si se trata de tanto tiempo para ti.
El niño que había estado hablando con Gonzalo se dirigió a una de las puertas de la inmensa sala y desapareció tras ella. Después volvió con una pequeña bola de cristal en la mano y se la entregó a Gonzalo.
-¿Qué es esto? –le preguntó.
-Si la miras con atención podrás ver a tu papá.
-Gracias, sabía que me dejaría verlo.
Se puso muy contento cuando vio a su papá. ¡Es mi papá! –gritó emocionado- pero se entristeció porque estaba entre muchos otros hombres con caras tristes, malhumorados.
-¿Por qué si cuidáis tanto del universo no sale bien? –le preguntó al niño que lo acompañaba.
-Eso nos preguntamos nosotros y el secreto está ahí dentro. El número uno vigila a los hombres, pero les deja que hagan lo que quieran porque dice que son libres y los ama mucho. Y ellos, no saben valorar el gran regalo que se les da.
-¿Podríais hacer algo?
-No, nosotros no.
Vio venir al caballo blanco, se vio sentado sobre él y voló muy de prisa, era acariciado por el viento.

                                          “¡El caballito voló!”

Pilar estaba preocupada porque no había vuelto Gonzalo. Salió de la casa y se dirigió hacia donde su hijo solía jugar, lo llamaba repetidas veces: Gonzalo, Gonzalo…
De pronto lo vio tendido bajo un árbol, dormía plácidamente, una de sus manos la tenía metida en el bolsillo y la otra suavemente cerrada, hacia arriba.
-¡Gonzalo!
-Sí, mamá.
-Estabas dormido, es hora de comer.
-Mamá, ¿los caballos vuelan?
-No, mi niño.
Entonces se apresuró a sacar la mano del bolsillo para enseñarle la bola de cristal. Abrió la mano y no había nada.
Siguió caminando junto a su mamá y comenzó a contarle todo lo que le había sucedido.
-Claro, pequeño, estabas soñando.
-Pero yo he visto a papá y era de verdad…


                                        


                                “Y ya no volvió a soñar.
                                Pero el niño se hizo mozo”




M. Godúver

martes, 24 de julio de 2012

MEDIAS





No me gustaría ser
ninguna de ellas
porque son mujeres
sin cabeza:
son el sueño
de algunos varones
que se conforman
con unas medias.


M. Godúver

jueves, 5 de julio de 2012

Y OCURRIÓ UN HECHO EXTRAÑO


                         Ferdinand Georg Waldmueller





Llegaron las vacaciones navideñas y, como otros años, decidimos marcharnos a la casa que tiene un amigo en las montañas.
El viaje fue agotador, estábamos cansados, pero debíamos poner en orden la vivienda antes de instalarnos allí.
Acabamos lo antes posible para salir a echar un vistazo por los alrededores; después de una hora nos dirigimos de nuevo a la casita.
Aquello parecía otra cosa, el calor que desprendía la lumbre conseguía que se sintiera uno como en su hogar.
Mis amigos y yo habíamos hecho muchos planes, lo pasaríamos muy bien.
Teníamos ganas de estar solos, de pasar la noche sin dormir, hablando horas y horas frente a la chimenea contándonos miles de historias, sobre todo de miedo. Nos atraía de forma especial lo desconocido.
Empezábamos con unos cuantos chistes y contándonos las aventuras más divertidas que nos habían ocurrido con los amigos o lo sucedido en el colegio. Luego, entrada la noche, cuando nos encontrábamos casi apiñados cerca del fuego flotaba algo misterioso en el ambiente.
Hablábamos más despacio, se nos notaba el miedo, nuestros ojos brillaban más e incluso parecía que disminuyeran nuestros cuerpos al acercarnos tanto los unos a los otros. Nadie quería que los demás pensaran que era un cobarde y nos reíamos para demostrar nuestro valor. Pero las carcajadas nerviosas nos delataban más todavía.
La noche, las historias y la atmósfera que habíamos creado nos ponían en tensión. Empezamos por recordar películas de miedo, después hechos que nos habían contado, y nos empeñábamos en asegurar que eran verdad historias que nosotros mismos nos imaginábamos.
Se oían frases como:
“Te acuerdas cuando el protagonista corría, iba a ser alcanzado y sonaron las campanadas del reloj…”
“Y aquella horrible criatura que emergió del fondo del mar…”
“Me contaron que a mi abuelo se le apareció…”
“Y dicen que es verdad eso que ocurre cada vez que…”
Nos esforzábamos por seguir allí unidos, mas el sueño terminaba venciendo nuestros deseos.
Javi, al que le habían dejado la casa sus padres, se decidió al fin y ordenó la retirada. Los camastros estaban preparados para recibir nuestros agotados cuerpos.
-Vosotros: Fofi y Vicen os vais a acostar aquí, José Antonio y yo en esta otra habitación, -dijo Javi.
Cuando acompañé a Vicen  a la cocina para beber agua vimos un ser repugnante debajo de un mueble, era como si estuviera acechando nuestros movimientos. Grité, grité tanto que los demás se asustaron y vinieron corriendo. Fofi se reía después y Javi dijo que si me asustaba de una araña.
No acabábamos de conciliar el sueño, una vez acostados se oían algunos comentarios y risitas forzadas que venían de la habitación de al lado.
Se durmieron todos, solo quedaba el silencio aterrador de una noche oscura en un lugar apartado entre las montañas. Creo que me dormí…
Estábamos contentos, el día resultó genial. Pero un acontecimiento imprevisto nos jugó una mala pasada. Todo estaba tan oscuro. Oímos ruidos poco conocidos, no podíamos distinguir de dónde procedían, ni quién o qué los produjera.
De momento, no le dimos importancia, pero cada vez se hacían más patentes hasta el punto de sobrecogernos, estábamos realmente asustados.
Fofi, que era el más valiente, salió al exterior y alumbró con la linterna hacia la oscuridad. No vio nada. Javi subió al piso de arriba acompañado por Vicen para comprobar si venía de allí ese espantoso ruido. Yo me dediqué a mirar a través de las ventanas, el exterior aparecía como si fuera una enorme mancha negra, no se podía distinguir nada. Aterrorizados nos reunimos de nuevo para buscar una explicación lógica a todo aquello que nos estaba ocurriendo.
Era como un gruñido animal o un quejido humando o podría, incluso, proceder de un aparato mecánico grabado a propósito. Lo que ocurría es que cada vez lo oíamos más cerca… y eso nos estaba poniendo los pelos de punta y los nervios a flor de piel.
Por aquellos parajes sólo estábamos nosotros. Tratamos de calmarnos unos a otros, de armarnos con objetos contundentes o terminados en punta. Nos preparábamos para cualquier acontecimiento. Cada vez se oía más cerca, pero no veíamos nada ni a nadie. ¿Contra qué íbamos a enfrentarnos? Lo que sí era cierto es que el sonido procedía del exterior.
Cogimos las linternas para salir, dirigíamos el foco luminoso a varios puntos. No se veía nada. De pronto cesó el ruido. El silencio fue más espantoso si cabe. Emití un grito aterrador.
-¡No!
Sentí que me oprimían muy fuerte el pie y tiraban de mí, me agarré al brazo de uno de mis amigos, creo que era Vicen y él tiró a su vez de Javi. El extraño ser nos arrastraba con gran fuerza.
Nuestras fuerzas empezaron a flaquear, llegó a tiempo Fofi y dio un fuerte golpe a esa enorme masa, me sentí libre de la trampa en la que había caído.
Casi no podía caminar, me arrastraron hasta el interior de la vivienda.
Una vez allí, examinamos mi pie por el lugar que había sido oprimido para encontrar una pista, cualquier indicio. Fue inútil. Por las señales que habían provocado en mi pierna parecía que había sido atrapado por unas grandes y resistentes pinzas. El dolor era insoportable.
Javi sacó el botiquín de primeros auxilios, pero no le había dado tiempo a levantar la tapa cuando se abrió la puerta de golpe.
No entró nadie, aparecía un fondo oscuro, era noche cerrada. El ruido seguía allí. Vicen estaba tan asustando que no pudo más y gritó.
-¡Por favor! ¿Quién está ahí?
Y todos nos unimos con él desesperados para tratar de calmar a nuestro visitante, de hacerle saber que no íbamos a hacerle daño.
-Conteste, ¡por favor! -Decía Javi.
-Nosotros no le haremos daño, –aseguró Fofi.
Creo que aquella persona o animal que estaba fuera sabía que no podríamos hacerle nada.
-¿Qué pretende? –Me atreví a preguntar.
No obtuvimos ninguna respuesta. Se había levantado viento, podía haberse abierto la puerta por ese motivo. Seguro que mi pierna había sido atrapada por un cepo o había pisado entre algunos matorrales y se había enredado entre ellos. No estábamos muy convencidos de nuestras suposiciones, sólo eran para tratar de calmarnos. ¿Y el ruido?, pensábamos, ¿y aquella fuerza que tiraba de nosotros?
La noche produce ruidos muy extraños, pero aquel se oía cada vez más cerca.
Ahora parecía que estaba en el piso de arriba, se arrastraba un cuerpo o eso era lo que nosotros podíamos sospechar.
La puerta seguía abierta. Se acercó apresuradamente hasta ella Javi y la cerró. Apoyó la espalda en ella y respiró profundamente.
Yo seguía sentado en el suelo, mi pierna empezaba a entumecerse, la hinchazón iba en aumento, aparecía y desaparecía, sentí que me desmayaba…
El cuerpo de arriba seguía arrastrándose y el ruido se oía más cerca, pero más suave, parecía como de satisfacción.
Nos situamos en el rincón opuesto a las escaleras, nos preparábamos para cualquier eventualidad.
Se oyó caer un objeto pesado arriba, debía haber tropezado con algún obstáculo.
El viento soplaba cada vez más fuerte, el extraño ruido se oía más cerca… lo sentíamos en la parte de arriba.
Nos acercábamos más el uno al otro, no sabíamos lo que podríamos hacer.
Vimos que mi pierna empeoraba. ¿Cómo íbamos a enfrentarnos a aquello?
Nuestras caras reflejaban el espanto propio de quienes están en peligro, lo que sentíamos lo mostraban nuestros aturdidos movimientos.
Aquel ser extraño estaba cerca de la puerta que daba a la escalera, en cualquier momento aparecería.
Y de pronto.
Vimos un enorme y horrible bicho asomarse al principio de las escaleras, y yo no podía moverme. Mis amigos corrieron hacia fuera instintivamente. Me encontraba ante un animal espantoso.
Di un salto a la vez que grité:
-¡No!, no me dejéis…
Alguien encendió la luz y trataba de calmarme, había estado soñando.
Me animaban porque no pasaba nada, pero estaba sudando en medio de aquel frío invierno. Mi voz salía entrecortada. Me miré la pierna, estaba bien, menos mal.
Empecé a contarles mi pesadilla y se reían al verme tan asustado.
-Era como una gigantesca araña, el ruido era terrorífico, -les decía- y vosotros querías huir. Pero yo no podía correr.
-Estamos aquí –dijo Javi- ¡venga ya, tengo sueño!
Vicen quería que siguiera contándoles. Y seguí a duras penas hablando para explicarles mi pesadilla y para que se me fuera un poco el miedo que todavía perduraba.
-No vamos a poder contar historias de miedo, -decía Fofi.
Traté de imitar aquel extraño ruido para que ellos apreciaran lo espantoso que fue, lo tenía grabado en mi mente. Se rieron de mí…
Nadie se había movido, de eso estábamos seguros, seguíamos aquí los cuatro. Y ahí fuera un ruido aterrador irrumpió en el silencio de la noche. Nos dimos cuenta que en este momento comenzaba la verdadera historia.


M. Godúver




jueves, 7 de junio de 2012

EN EL SILENCIO

                                               Dalí




Un sonido de caracola
interrumpió el silencio.
Miré a lo lejos
entre azules y sombras…
aquel mensaje
me devolvió a la realidad
y me apresuré a contestar
con una frase
lacónica y precisa
para acudir a una cita.



M. Godúver

sábado, 26 de mayo de 2012

MÁS ROSAS, PLATERO




MÁS ROSAS, PLATERO

                                 A mis padres



Los rosales han florecido
otra vez en mayo.
Las rosas, de múltiples colores,
dan alegría al patio.
Me aproximo a mirarlas
y las huelen mi olfato.
Siento sus pétalos en la garganta,
una de sus espinas hiere el tacto.
Escucho una voz del interior
que me traslada a otros años.
Los artífices del jardín
se han ausentado…
sus descendientes venimos,
de tarde en tarde, a cuidarlo.
Arreglamos una parte del césped,
dejamos el resto para otro rato.
Florecen entre amapolas
que también tiene su encanto.
Las rosas permanecen adheridas,
no caen del cielo como las del Ángelus.
¡Quién sabe si algunos ojos
miran desde otro lado!



M. Godúver




domingo, 20 de mayo de 2012

MUJERES BAJO SOSPECHA DE RAQUEL OSBORNE, PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN MADRID EL DÍA 25 DE MAYO





















Vídeo de la presentación:


UNED - Mujeres bajo sospecha - 27/07/12, UNED - RTVE.es A la ...

www.rtve.es › Televisión › La 2 › UNED - Translate this page
27 Jul 2012 – UNED - Mujeres bajo sospecha - 27/07/12, UNED online, completo y gratis en RTVE.es A la Carta. Todos los programas de UNED online en ...



Aquí os dejo el link de Público sobre este genial trabajo:
http://www.publico.es/espana/433789/mujeres-de-dudosa-moral-mujeres-bajo-sospecha


El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Universidad Nacional de Educación a Distancia se complacen en invitarle a la presentación del libro Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad (1930-1980) de Raquel Osborne (ed.), a la proyección del vídeo Memoria y sexualidad de las mujeres bajo el franquismo de Cecilia Montagut y a la obra de teatro Los que no pudieron huir de Carlota O’Neill. Javier Hernández Simón (director) y Compañía 611teatro, el viernes 25 de mayo de 2012 a las 18.00 horas en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.




jueves, 3 de mayo de 2012

UN JARDÍN DESMELENADO





Las últimas lluvias
han coloreado el jardín,
a falta de tulipanes
y hortensias
han crecido amapolas
y otras llamadas “malas hierbas”.
El sol va calentando
un rincón del patio,
se respira un aire fresco,
algún trinar de pájaros
interrumpe el silencio.
Sobre mi mesa, otra fotografía
muestra los rosales
y la sonrisa de mis padres.






M. Godúver

jueves, 26 de abril de 2012

OTRO FARO

                                  Fotografía de Ana Quintanar



En los inicios hubo un faro.
Componíamos notas mágicas,
entre risas y miradas
las frases sonaron cálidas.
Los intervalos eran largos
y subíamos a la montaña
a una casa de colores
para desmontarla.
Aquellos viajes en coche
que nos acercaban
los recuerdo
con una sonrisa amplia.
En esta fotografía
puedo ver el agua
semejante al momento
en el que vivo, en calma.
Y ese faro solitario
no cuenta lo que aguarda.



M. Godúver

miércoles, 18 de abril de 2012

LOS LIBROS

Mary Cassatt

Paso horas con los libros

porque me gusta estudiar

y por mi oficio.

Me ensimismo en la lectura

cuando tengo un rato mío,

después salgo a pasear

para reflexionar.

¡Me proporcionan

trabajo y alivio!


M. Godúver

miércoles, 11 de abril de 2012

RAQUEL OSBORNE: MUJERES BAJO SOSPECHA. MEMORIA Y SEXUALIDAD 1930-1980



Mujeres bajo sospecha es un estudio sobre las sexualidades disidentes bajo el franquismo, con un especial énfasis en las relaciones entre mujeres desde una perspectiva de género. Pese a la dificultad de investigar un tema sobre el que ha primado una política de negación radical, se ha conseguido sistematizar y reunir un amplio número de investigaciones dispersas que habitualmente apenas resultan visibles más allá de un estrecho círculo. Las investigaciones se han centrado, principalmente, en dos aspectos. Por un lado, el análisis de la vida y del discurso de mujeres que amaron a otras mujeres y que vivieron durante el franquismo; por otro, las formas del control social de la sexualidad en este periodo, habida cuenta de que las sexualidades no normativizadas no pueden estudiarse sin el contexto en el que han sido moldeadas, reprimidas o construidas.

En definitiva, este libro, destinado a personas interesadas en la historia reciente de España y en los estudios de género, es el eslabón final de un trabajo colectivo que ha logrado cubrir el vacío existente hasta el momento en un campo que combina la sexualidad y la memoria histórica.


Osborne, Raquel (ed.) (2012),
Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad 1930-1980, Madrid, Editorial Fundamentos.


Disponible en las siguientes librerías, información de la página todostuslibros:


Todos los libros del autor Osborne Verdugo Raquel - Todos tus libros

www.todostuslibros.com/autor/osborne-verdugo-raquel







Y en: La Casa del libro, librería Berkana, Librería de Mujeres, el Corte Inglés. En la red se puede encontrar en varias librerías y también a través de las páginas de libreros: Iberlibro/Abebooks, Uniliber...

ME DUELE EL MUNDO

El mundo está dividido

en pueblos pobres

y pueblos ricos,

los mismos pueblos

están partidos

y los hombres…

perdidos.

Me duele la impotencia,

la falta de amor

y las muchas penas.

Me afecta

lo más próximo

y el de más allá

que también es prójimo.



M. Godúver


miércoles, 28 de marzo de 2012

IMÁGENES DE ARCHIVO PARA OTRA HUELGA GENERAL

Comenzaba la democracia

en este país llamado España

cuando escuché el discurso

de Charles Chaplin

en la película El gran dictador,

después de tantos años

todavía laten en mi mente

aquellas palabras…

y qué lejos queda la esperanza.



M. Godúver


martes, 27 de marzo de 2012

LATIDOS

F. Boucher


Aquel día fue un instante

de emoción controlada…

corría tan veloz

mi corazón

junto a tu pecho

que sentí derretirse mi alma

atizada por el deseo.



M. Godúver

sábado, 17 de marzo de 2012

LOS CUENTOS QUE NO LEÍ


Mirando las imágenes
de un cuento me he dado cuenta
que leí poco en mi niñez,
mi etapa primera
la dediqué a curiosear y a correr
por los campos de mi tierra.
El dibujo de arriba
a todo color nos muestra
lo definidos que estaban
los roles y las etiquetas.
La niña ofrece flores
y junto a ella hay una muñeca,
el aprendiz de hombre
camina y lleva una escopeta.
¡Cuántos mensajes se esconden
que los ves aunque no quieras!

M. Godúver

lunes, 12 de marzo de 2012

CAMPOS CON SED

Almendros en flor

bajo un continuo sol,

la falta de agua la reflejan

las grietas

de los campos

de estas tierras.

Los paraguas descansan

junto a las puertas

de las casas

y les han tejido

con sutiles hilos

unas telarañas.


M. Godúver


jueves, 8 de marzo de 2012

DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA


Y la abuelita sigue

trabajando en casa

para que no les falte

comida sana a los demás.



M. Godúver

PLENILUNIO SIN LOBO


Caperucita ya no sale

sola por el bosque,

ahora va de paseo

con su padre por la ciudad.

La madre trabaja

fuera de casa

y acude a muchas

reuniones de sociedad.

La leñadora sueña

bajo las estrellas,

disfruta con unas frases

y saluda al pasar.



M. Godúver





lunes, 5 de marzo de 2012

EVENTOS


Asisto a varios eventos

para apoyar a las amigas

comprometidas en unos

y otros proyectos.

Es una manera de no alejarme

de la realidad y de saludar

a gente querida que no la veo

en el día a día.

Las grandes ciudades

presentan una particularidad

bastante especial:

los atascos en la vida

y el poco tiempo

no nos facilitan

demasiados encuentros.



M. Godúver