miércoles, 15 de agosto de 2012
POR UN MUNDO JUSTO
Los conceptos rico y pobre
habrían desaparecido.
No se utilizarían las palabras
machismo o feminismo.
Las niñas y los niños
jugarían a lo mismo.
En un mundo justo
los privilegios y el egoísmo
serían un anacronismo.
M. Godúver
lunes, 30 de julio de 2012
EL CABALLITO VOLADOR
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar,
y por la crín lo cogía...
(Antonio Machado)
el niño volvió a soñar,
y por la crín lo cogía...
(Antonio Machado)
A unos cuantos kilómetros del
pueblo se veía una pequeña casa. Las personas que la habitaban eran dos, una
señora y un niño: madre e hijo.
La diminuta vivienda los acogía
lejos de amigos y parientes. Aquellos parajes grandiosos, bonitos, ¡tan
verdes!, eran suficiente para que estos seres vivieran contentos.
El agua descendía por los
insignificantes cauces de la montaña, viniendo a desembocar en un remanso
claro, dulce, fresco y limpio.
Los altos y frondosos árboles sombreaban
el lugar. El cielo, esa inmensa capa de tonos azules, blancos, grises; siempre
impenetrable.
Comenzaba un nuevo día, Pilar
procuró hacer los trabajos más duros antes de que se levantara Gonzalo, él
quería cooperar en todo.
“El niño se despertó”
-Mamá, ¿por qué no me llamaste?
-Ven, pequeño, colócate bien la
camisa, todavía puedes ayudarme. Vamos a regar las plantas.
Terminadas las faenas, Gonzalo
podía irse a jugar.
Bebió apresuradamente un tazón de
leche. Corrió hasta su lugar favorito.
Miraba el azul del cielo, el
verde de la vegetación, el colorido de las flores. Oía el piar de los
pajarillos, el correr del agua, el sonido interminable de la naturaleza. Y vio
unas lindas mariposas que volaban cerca de él.
Todo aquello lo conmovía y se
sentía feliz, corría de un sitio para otro, observaba la vida de los diminutos
insectos. Terminaba extenuado. Se dirigía hacia un frondoso árbol bajo el que
solía descansar, allí se tumbaba en estado de reposo.
…Todo le daba vueltas. De pronto
vio venir un caballito blanco, parecía como si flotara, no dejaba huella en la
hierba.
Podía subir sobre el lomo, el
animalito estaba cerca y lo invitaba a que montara sobre él.
Se sintió emocionado. ¡Tenía un
amigo para jugar! Se agarraba a la crin, pero suavemente, no fuera a dañarlo.
El caballo se movía, galopaban. En un momento se alejaron de allí, no sabría
decir cuánto habían cabalgado, volado más bien.
Lo transportó a un lugar
desconocido y se encontró con muchos niños, todos parecidos a él, lo esperaban
para jugar. Le ofrecieron extraños objetos que pretendían ser juguetes. ¡Era un
mundo tan nuevo! Varios chicos y chicas lo cogieron de la mano y lo llevaron
junto a los demás, el gesto le encantó.
Cuando estuvo junto a ellos todos
querían saludarlo.
-Un nuevo amigo –decían.
Dos de los niños, un poco más
altos que el resto, comenzaron a caminar seguidos por todos los que estaban
allí. Llegaron a un inmenso lago, vio una gran barca que se aproximaba a la
orilla, subieron a la barca. Navegaron horas y horas, mientras tanto se
entretenían con juegos divertidos que él no conocía.
El paisaje le proporcionaba una
sensación de júbilo. El niño se sentía muy contento. Todo cuanto veía estaba
como dispuesto para su dicha.
Y por fin, entraron en una oscura
cueva, después de un rato les sorprendió una potente claridad. Sí que se estaba
bien –pensó-, había de todo y no necesitaba nada.
Los niños se organizaron en
grupos y uno de ellos se dirigió a Gonzalo para decirle que se reuniera con los
del número cinco.
Tenían que realizar un trabajo
muy fácil. Por la mañana despertaban al sol y con sus risas lo tenían todo el
día ocupado, radiante, hasta que llegaba la noche y lo dejaban descansar.
Entonces se dirigían hacia el lecho de la luna y la despertaban para que velara
durante la noche mientras el sol dormía.
Ahora comprendió Gonzalo por qué
no veía nunca juntos al sol y a la luna.
Puesto que era muy curioso quiso
que le enseñaran lo que hacían los demás grupos.
Aceptaron los niños y lo dejaron
pasar al número cuatro.
Este trabajo no parecía
complicado, tenían que mantener llenos de agua los mares, ríos, lagunas… y que
las montañas permanecieran en su sitio, que reinara la armonía entre el agua y
la tierra. Unos grandes depósitos contenían agua y caía hacia abajo cuando
abrían las compuertas. Ellos sabían bien el agua que se necesitaba.
Gonzalo no llegó a entenderlo del
todo, le pareció difícil que luego se repartiera por todas partes; por unas más
por otras menos.
Sin pensarlo más pidió que lo
llevaran hacia aquellos que colgaban el número tres. Estos eran unos niños más
especializados, las tareas empezaban a complicarse. Vigilaban todas las plantas
del universo, cuidaban de que siguieran viviendo, que ninguna especie
desapareciera, que las flores salieran en la misma temporada, que el fruto no
se malograra. Y así, comprendió que existieran tantas y bonitas plantas. Pero se
preguntaba por qué, a veces, se estropeaban, cuando estos niños las cuidaban
tan bien. A pesar de tantas cuestiones sin responder quiso que lo llevaran
donde estaban los del número dos. Son muy listos –pensó- conocían todas las
especies del reino animal y se ocupaban de su conservación con mucho mimo.
Velaban por los más pequeños,
seguían su proceso vital para que nada les ocurriera. Si alguna vez morían los
padres, ellos cuidaban más detenidamente de esos animalitos huérfanos.
Este trabajo le pareció aún más
difícil que los anteriores y, aunque no lo tenía nada claro –no lo que ellos
hicieran sino lo que después sucedía en ese mundo que cuidaban-, ¡era todo tan
distinto a lo que ellos pretendían!, les dijo que le mostraran el grupo número
uno.
-A éste no lo podrás ver –dijo
uno de los niños más altos.
-¿Por qué?
-Solamente uno se encarga de
velarlo, pero sin trastocar nada.
-¿Qué es lo que vigila?
-A los hombres.
-¿A todos?
-Sí.
-Entonces verá a mi papá.
-Claro.
-Y no podrías pedirle, por favor,
que me dejara verlo.
-No creo que sea posible.
-Si yo sólo quiero verlo para
saber cómo está.
-¿Es que no vives con él?
-No, se fue a trabajar y vive muy
lejos de casa.
-¿Hace mucho tiempo que no lo
ves?
-Muchos años.
-Quizás acepte si se trata de
tanto tiempo para ti.
El niño que había estado hablando
con Gonzalo se dirigió a una de las puertas de la inmensa sala y desapareció
tras ella. Después volvió con una pequeña bola de cristal en la mano y se la
entregó a Gonzalo.
-¿Qué es esto? –le preguntó.
-Si la miras con atención podrás
ver a tu papá.
-Gracias, sabía que me dejaría
verlo.
Se puso muy contento cuando vio a
su papá. ¡Es mi papá! –gritó emocionado- pero se entristeció porque estaba
entre muchos otros hombres con caras tristes, malhumorados.
-¿Por qué si cuidáis tanto del
universo no sale bien? –le preguntó al niño que lo acompañaba.
-Eso nos preguntamos nosotros y
el secreto está ahí dentro. El número uno vigila a los hombres, pero les deja
que hagan lo que quieran porque dice que son libres y los ama mucho. Y ellos,
no saben valorar el gran regalo que se les da.
-¿Podríais hacer algo?
-No, nosotros no.
Vio venir al caballo blanco, se
vio sentado sobre él y voló muy de prisa, era acariciado por el viento.
“¡El caballito voló!”
Pilar estaba preocupada porque no
había vuelto Gonzalo. Salió de la casa y se dirigió hacia donde su hijo solía
jugar, lo llamaba repetidas veces: Gonzalo, Gonzalo…
De pronto lo vio tendido bajo un
árbol, dormía plácidamente, una de sus manos la tenía metida en el bolsillo y
la otra suavemente cerrada, hacia arriba.
-¡Gonzalo!
-Sí, mamá.
-Estabas dormido, es hora de
comer.
-Mamá, ¿los caballos vuelan?
-No, mi niño.
Entonces se apresuró a sacar la
mano del bolsillo para enseñarle la bola de cristal. Abrió la mano y no había
nada.
Siguió caminando junto a su mamá
y comenzó a contarle todo lo que le había sucedido.
-Claro, pequeño, estabas soñando.
-Pero yo he visto a papá y era de
verdad…
“Y ya no volvió
a soñar.
Pero el niño se hizo mozo”
martes, 24 de julio de 2012
MEDIAS
No me gustaría ser
ninguna de ellas
porque son mujeres
sin cabeza:
sin cabeza:
son el sueño
de algunos varones
que se conforman
con unas medias.
M. Godúver
jueves, 5 de julio de 2012
Y OCURRIÓ UN HECHO EXTRAÑO
Ferdinand Georg Waldmueller
Llegaron las vacaciones navideñas
y, como otros años, decidimos marcharnos a la casa que tiene un amigo en las
montañas.
El viaje fue agotador, estábamos
cansados, pero debíamos poner en orden la vivienda antes de instalarnos allí.
Acabamos lo antes posible para
salir a echar un vistazo por los alrededores; después de una hora nos dirigimos
de nuevo a la casita.
Aquello parecía otra cosa, el
calor que desprendía la lumbre conseguía que se sintiera uno como en su hogar.
Mis amigos y yo habíamos hecho
muchos planes, lo pasaríamos muy bien.
Teníamos ganas de estar solos, de
pasar la noche sin dormir, hablando horas y horas frente a la chimenea contándonos
miles de historias, sobre todo de miedo. Nos atraía de forma especial lo desconocido.
Empezábamos con unos cuantos
chistes y contándonos las aventuras más divertidas que nos habían ocurrido con
los amigos o lo sucedido en el colegio. Luego, entrada la noche, cuando nos
encontrábamos casi apiñados cerca del fuego flotaba algo misterioso en el
ambiente.
Hablábamos más despacio, se nos
notaba el miedo, nuestros ojos brillaban más e incluso parecía que disminuyeran
nuestros cuerpos al acercarnos tanto los unos a los otros. Nadie quería que los
demás pensaran que era un cobarde y nos reíamos para demostrar nuestro valor.
Pero las carcajadas nerviosas nos delataban más todavía.
La noche, las historias y la
atmósfera que habíamos creado nos ponían en tensión. Empezamos por recordar
películas de miedo, después hechos que nos habían contado, y nos empeñábamos en
asegurar que eran verdad historias que nosotros mismos nos imaginábamos.
Se oían frases como:
“Te acuerdas cuando el
protagonista corría, iba a ser alcanzado y sonaron las campanadas del reloj…”
“Y aquella horrible criatura que
emergió del fondo del mar…”
“Me contaron que a mi abuelo se
le apareció…”
“Y dicen que es verdad eso que
ocurre cada vez que…”
Nos esforzábamos por seguir allí
unidos, mas el sueño terminaba venciendo nuestros deseos.
Javi, al que le habían dejado la
casa sus padres, se decidió al fin y ordenó la retirada. Los camastros estaban
preparados para recibir nuestros agotados cuerpos.
-Vosotros: Fofi y Vicen os vais a
acostar aquí, José Antonio y yo en esta otra habitación, -dijo Javi.
Cuando acompañé a Vicen a la cocina para beber agua vimos un ser
repugnante debajo de un mueble, era como si estuviera acechando nuestros
movimientos. Grité, grité tanto que los demás se asustaron y vinieron
corriendo. Fofi se reía después y Javi dijo que si me asustaba de una araña.
No acabábamos de conciliar el
sueño, una vez acostados se oían algunos comentarios y risitas forzadas que
venían de la habitación de al lado.
Se durmieron todos, solo quedaba
el silencio aterrador de una noche oscura en un lugar apartado entre las montañas.
Creo que me dormí…
Estábamos contentos, el día
resultó genial. Pero un acontecimiento imprevisto nos jugó una mala pasada.
Todo estaba tan oscuro. Oímos ruidos poco conocidos, no podíamos distinguir de
dónde procedían, ni quién o qué los produjera.
De momento, no le dimos
importancia, pero cada vez se hacían más patentes hasta el punto de
sobrecogernos, estábamos realmente asustados.
Fofi, que era el más valiente,
salió al exterior y alumbró con la linterna hacia la oscuridad. No vio nada.
Javi subió al piso de arriba acompañado por Vicen para comprobar si venía de
allí ese espantoso ruido. Yo me dediqué a mirar a través de las ventanas, el
exterior aparecía como si fuera una enorme mancha negra, no se podía distinguir
nada. Aterrorizados nos reunimos de nuevo para buscar una explicación lógica a
todo aquello que nos estaba ocurriendo.
Era como un gruñido animal o un
quejido humando o podría, incluso, proceder de un aparato mecánico grabado a
propósito. Lo que ocurría es que cada vez lo oíamos más cerca… y eso nos estaba
poniendo los pelos de punta y los nervios a flor de piel.
Por aquellos parajes sólo
estábamos nosotros. Tratamos de calmarnos unos a otros, de armarnos con objetos
contundentes o terminados en punta. Nos preparábamos para cualquier acontecimiento.
Cada vez se oía más cerca, pero no veíamos nada ni a nadie. ¿Contra qué íbamos
a enfrentarnos? Lo que sí era cierto es que el sonido procedía del exterior.
Cogimos las linternas para salir,
dirigíamos el foco luminoso a varios puntos. No se veía nada. De pronto cesó el
ruido. El silencio fue más espantoso si cabe. Emití un grito aterrador.
-¡No!
Sentí que me oprimían muy fuerte el
pie y tiraban de mí, me agarré al brazo de uno de mis amigos, creo que era
Vicen y él tiró a su vez de Javi. El extraño ser nos arrastraba con gran
fuerza.
Nuestras fuerzas empezaron a
flaquear, llegó a tiempo Fofi y dio un fuerte golpe a esa enorme masa, me sentí
libre de la trampa en la que había caído.
Casi no podía caminar, me arrastraron
hasta el interior de la vivienda.
Una vez allí, examinamos mi pie
por el lugar que había sido oprimido para encontrar una pista, cualquier
indicio. Fue inútil. Por las señales que habían provocado en mi pierna parecía
que había sido atrapado por unas grandes y resistentes pinzas. El dolor era
insoportable.
Javi sacó el botiquín de primeros
auxilios, pero no le había dado tiempo a levantar la tapa cuando se abrió la
puerta de golpe.
No entró nadie, aparecía un fondo
oscuro, era noche cerrada. El ruido seguía allí. Vicen estaba tan asustando que
no pudo más y gritó.
-¡Por favor! ¿Quién está ahí?
Y todos nos unimos con él
desesperados para tratar de calmar a nuestro visitante, de hacerle saber que no
íbamos a hacerle daño.
-Conteste, ¡por favor! -Decía
Javi.
-Nosotros no le haremos daño,
–aseguró Fofi.
Creo que aquella persona o animal
que estaba fuera sabía que no podríamos hacerle nada.
-¿Qué pretende? –Me atreví a
preguntar.
No obtuvimos ninguna respuesta.
Se había levantado viento, podía haberse abierto la puerta por ese motivo.
Seguro que mi pierna había sido atrapada por un cepo o había pisado entre
algunos matorrales y se había enredado entre ellos. No estábamos muy
convencidos de nuestras suposiciones, sólo eran para tratar de calmarnos. ¿Y el
ruido?, pensábamos, ¿y aquella fuerza que tiraba de nosotros?
La noche produce ruidos muy
extraños, pero aquel se oía cada vez más cerca.
Ahora parecía que estaba en el
piso de arriba, se arrastraba un cuerpo o eso era lo que nosotros podíamos
sospechar.
La puerta seguía abierta. Se
acercó apresuradamente hasta ella Javi y la cerró. Apoyó la espalda en ella y respiró
profundamente.
Yo seguía sentado en el suelo, mi
pierna empezaba a entumecerse, la hinchazón iba en aumento, aparecía y
desaparecía, sentí que me desmayaba…
El cuerpo de arriba seguía arrastrándose
y el ruido se oía más cerca, pero más suave, parecía como de satisfacción.
Nos situamos en el rincón opuesto
a las escaleras, nos preparábamos para cualquier eventualidad.
Se oyó caer un objeto pesado
arriba, debía haber tropezado con algún obstáculo.
El viento soplaba cada vez más
fuerte, el extraño ruido se oía más cerca… lo sentíamos en la parte de arriba.
Nos acercábamos más el uno al
otro, no sabíamos lo que podríamos hacer.
Vimos que mi pierna empeoraba.
¿Cómo íbamos a enfrentarnos a aquello?
Nuestras caras reflejaban el
espanto propio de quienes están en peligro, lo que sentíamos lo mostraban
nuestros aturdidos movimientos.
Aquel ser extraño estaba cerca de
la puerta que daba a la escalera, en cualquier momento aparecería.
Y de pronto.
Vimos un enorme y horrible bicho
asomarse al principio de las escaleras, y yo no podía moverme. Mis amigos
corrieron hacia fuera instintivamente. Me encontraba ante un animal espantoso.
Di un salto a la vez que grité:
-¡No!, no me dejéis…
Alguien encendió la luz y trataba
de calmarme, había estado soñando.
Me animaban porque no pasaba
nada, pero estaba sudando en medio de aquel frío invierno. Mi voz salía
entrecortada. Me miré la pierna, estaba bien, menos mal.
Empecé a contarles mi pesadilla y
se reían al verme tan asustado.
-Era como una gigantesca araña,
el ruido era terrorífico, -les decía- y vosotros querías huir. Pero yo no podía
correr.
-Estamos aquí –dijo Javi- ¡venga
ya, tengo sueño!
Vicen quería que siguiera
contándoles. Y seguí a duras penas hablando para explicarles mi pesadilla y
para que se me fuera un poco el miedo que todavía perduraba.
-No vamos a poder contar
historias de miedo, -decía Fofi.
Traté de imitar aquel extraño
ruido para que ellos apreciaran lo espantoso que fue, lo tenía grabado en mi
mente. Se rieron de mí…
Nadie se había movido, de eso
estábamos seguros, seguíamos aquí los cuatro. Y ahí fuera un ruido aterrador
irrumpió en el silencio de la noche. Nos dimos cuenta que en este momento
comenzaba la verdadera historia.
jueves, 7 de junio de 2012
EN EL SILENCIO
Dalí
Un sonido de caracola
interrumpió el silencio.
Miré a lo lejos
entre azules y sombras…
aquel mensaje
me devolvió a la realidad
y me apresuré a contestar
con una frase
lacónica y precisa
para acudir a una cita.
M. Godúver
sábado, 26 de mayo de 2012
MÁS ROSAS, PLATERO
MÁS ROSAS, PLATERO
A mis padres
Los rosales han florecido
otra vez en mayo.
Las rosas, de múltiples colores,
dan alegría al patio.
Me aproximo a mirarlas
y las huelen mi olfato.
Siento sus pétalos en la garganta,
una de sus espinas hiere el tacto.
Escucho una voz del interior
que me traslada a otros años.
Los artífices del jardín
se han ausentado…
sus descendientes venimos,
de tarde en tarde, a cuidarlo.
Arreglamos una parte del césped,
dejamos el resto para otro rato.
Florecen entre amapolas
que también tiene su encanto.
Las rosas permanecen adheridas,
no caen del cielo como las del Ángelus.
¡Quién sabe si algunos ojos
miran desde otro lado!
M. Godúver
domingo, 20 de mayo de 2012
MUJERES BAJO SOSPECHA DE RAQUEL OSBORNE, PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN MADRID EL DÍA 25 DE MAYO
UNED - Mujeres bajo sospecha (memoria y sexualidad 1930 - 1980) - 16/11/12
Vídeo de la presentación:
UNED - Mujeres bajo sospecha - 27/07/12, UNED - RTVE.es A la ...
www.rtve.es › Televisión › La 2 › UNED - Translate this page
27 Jul 2012 – UNED - Mujeres bajo sospecha - 27/07/12, UNED online, completo y gratis en RTVE.es A la Carta. Todos los programas de UNED online en ...Aquí os dejo el link de Público sobre este genial trabajo:
http://www.publico.es/espana/
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Universidad Nacional
de Educación a Distancia se complacen en invitarle a la presentación del libro Mujeres bajo sospecha. Memoria y
sexualidad (1930-1980) de
Raquel Osborne (ed.), a la
proyección del vídeo Memoria y sexualidad de las mujeres bajo el
franquismo de Cecilia
Montagut y a la obra de teatro Los
que no pudieron huir de
Carlota O’Neill. Javier Hernández Simón (director) y Compañía 611teatro, el viernes 25 de mayo de 2012 a las 18.00 horas en el
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.
Etiquetas:
CONVOCATORIAS
jueves, 3 de mayo de 2012
UN JARDÍN DESMELENADO
Las últimas lluvias
han coloreado el jardín,
a falta de tulipanes
y hortensias
han crecido amapolas
y otras llamadas “malas hierbas”.
El sol va calentando
un rincón del patio,
se respira un aire fresco,
algún trinar de pájaros
interrumpe el silencio.
Sobre mi mesa, otra fotografía
muestra los rosales
y la sonrisa de mis padres.
M. Godúver
jueves, 26 de abril de 2012
OTRO FARO
Fotografía de Ana Quintanar
En los inicios hubo un faro.
Componíamos notas mágicas,
entre risas y miradas
las frases sonaron cálidas.
Los intervalos eran largos
y subíamos a la montaña
a una casa de colores
para desmontarla.
Aquellos viajes en coche
que nos acercaban
los recuerdo
con una sonrisa amplia.
En esta fotografía
puedo ver el agua
semejante al momento
en el que vivo, en calma.
Y ese faro solitario
no cuenta lo que aguarda.
M. Godúver
miércoles, 18 de abril de 2012
LOS LIBROS
miércoles, 11 de abril de 2012
RAQUEL OSBORNE: MUJERES BAJO SOSPECHA. MEMORIA Y SEXUALIDAD 1930-1980

Mujeres bajo sospecha es un estudio sobre las sexualidades disidentes bajo el franquismo, con un especial énfasis en las relaciones entre mujeres desde una perspectiva de género. Pese a la dificultad de investigar un tema sobre el que ha primado una política de negación radical, se ha conseguido sistematizar y reunir un amplio número de investigaciones dispersas que habitualmente apenas resultan visibles más allá de un estrecho círculo. Las investigaciones se han centrado, principalmente, en dos aspectos. Por un lado, el análisis de la vida y del discurso de mujeres que amaron a otras mujeres y que vivieron durante el franquismo; por otro, las formas del control social de la sexualidad en este periodo, habida cuenta de que las sexualidades no normativizadas no pueden estudiarse sin el contexto en el que han sido moldeadas, reprimidas o construidas.
En definitiva, este libro, destinado a personas interesadas en la historia reciente de España y en los estudios de género, es el eslabón final de un trabajo colectivo que ha logrado cubrir el vacío existente hasta el momento en un campo que combina la sexualidad y la memoria histórica.
Osborne, Raquel (ed.) (2012), Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad 1930-1980, Madrid, Editorial Fundamentos.
Disponible en las siguientes librerías, información de la página todostuslibros:
Todos los libros del autor Osborne Verdugo Raquel - Todos tus libros
www.todostuslibros.com/autor/osborne-verdugo-raquel
Y en: La Casa del libro, librería Berkana, Librería de Mujeres, el Corte Inglés. En la red se puede encontrar en varias librerías y también a través de las páginas de libreros: Iberlibro/Abebooks, Uniliber...
ME DUELE EL MUNDO
miércoles, 28 de marzo de 2012
IMÁGENES DE ARCHIVO PARA OTRA HUELGA GENERAL
martes, 27 de marzo de 2012
LATIDOS
sábado, 17 de marzo de 2012
LOS CUENTOS QUE NO LEÍ

Mirando las imágenes
de un cuento me he dado cuenta
que leí poco en mi niñez,
mi etapa primera
la dediqué a curiosear y a correr
por los campos de mi tierra.
El dibujo de arriba
a todo color nos muestra
lo definidos que estaban
los roles y las etiquetas.
La niña ofrece flores
y junto a ella hay una muñeca,
el aprendiz de hombre
camina y lleva una escopeta.
¡Cuántos mensajes se esconden
que los ves aunque no quieras!
M. Godúver
lunes, 12 de marzo de 2012
CAMPOS CON SED
jueves, 8 de marzo de 2012
PLENILUNIO SIN LOBO
lunes, 5 de marzo de 2012
EVENTOS

Asisto a varios eventos
para apoyar a las amigas
comprometidas en unos
y otros proyectos.
Es una manera de no alejarme
de la realidad y de saludar
a gente querida que no la veo
en el día a día.
Las grandes ciudades
presentan una particularidad
bastante especial:
los atascos en la vida
y el poco tiempo
no nos facilitan
demasiados encuentros.
M. Godúver
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