UN ROSTRO CONTENTO
Mercedes
Merino Verdugo
I. LA MADRE
SOPLA EL PASADO CON EL VIENTO
Ruge el
viento
en los
rincones
del muro
de su casa.
Sopla el
pasado
por las
calles de la villa.
Los
angostos caminos
que me
acercan
a la ermita
me hablan
de ti.
LOS
PRIMEROS ROMANCES
En una pequeña villa
suenan notas
de contento.
Llegan del
patio familiar,
la madre
canta romances
de gentes de
otras tierras.
Unos ojos de
niña
atienden y
traga saliva.
Se le anuda
la garganta
no puede escuchar.
AÑOS QUE PASAN RÁPIDO
Verde el toldo
geranios en
los tiestos
las baldosas
rojas.
Algunas
sillas y mesa
en la
terraza
que nos
acoge.
A lo lejos,
la sombra
de mi abuelo
se eleva
misteriosa.
AUDITORIO
Estoy en el Auditorio…
escucho El
Mesías de Händel,
las
cuatrocientas voces
llenan todos
los intersticios.
La magia de
la música
me
transporta a otros
momentos
vividos.
Unas
lágrimas se deslizan
por mi cara
al recordarla.
Mi madre
canta en el campo,
en la casa,
en todos sus trabajos;
apenas disfrutó
del ocio.
Yo soy una
privilegiada.
S.
L.
Sus
labores y las de los demás
esa fue
la profesión de ella,
ayudar a
todo el que estaba
a su
lado, con más alegría
que la
del voluntariado.
TORMENTA
Se oían
rezos en el interior
de la
casa de mi abuelo,
“Santa
Bárbara bendita”,
su mujer
imploraba.
Pero el
miedo para mi madre
no
existió, seguía ensimismada
en sus
diferentes tareas
demostrando
valentía.
AMANECER
EN DÍA NUBLADO
Amanecer
desde la ermita de la Virgen
en día
nublado
Devota de
esta virgen
fue mi
madre,
del
Castillo por más señas
que nació
en la Cabeza.
El padre
era más religioso
en el
sentido tradicional
pues no
faltaba nunca a misa.
Tú tenías
tantos quehaceres
en todo
momento que sabías
que se
excusaría tu presencia
allá en
la católica iglesia.
Ya dijo
Teresa de Cepeda
que
también anda
entre los
pucheros.
DÍA
DE REFLEXIÓN
Así lo llaman quienes esperan
otro día las
urnas a rebosar.
Mi madre lo
sabía bien,
me dijo:
nosotros siempre
estaremos abajo.
Recuerdo el
día que se
votó sobre
la otan,
se
encontraba enferma
la muerte se
le acercaba.
Mi padre
socialista
quiso
arrastrarla a su tren.
Mi madre era
una de esas
mujeres
justas, tan cariñosa,
escuchaba como nadie,
pacifista, de saber querer.
¡SILENCIO!
Aullidos. Silencio.
Un perro en la acera
a su costado,
allí, un día tras otro.
Un perro en la acera
a su costado.
Un dieciocho de julio
tocaron las campanas.
Congoja. Silencio.
DE LA NOCHE AL ALBA
¡Qué luna
llena a lo lejos!
Lucen
cerca dos estrellas.
Candiles
encendidos
la noche alumbran
en esa
inmensa oscuridad
del
firmamento.
Lumbre de
infancia
junto a
la chimenea.
¡Farolas
en calma
serenan
el alma!
MADRE, MÁS
ROSAS
Estar por
aquí es encontrarme
sus
huellas a cada paso.
Algunas
veces, como duendes
que me
acompañan, siento
la
sensación de tenerlos
tras la
espalda.
Sonríen
entre las luces
del
patio, junto a sus rosales
los veo
unidos de la mano.
II.
YO EN EL MUNDO
LA
FIESTA
En la
plaza
Narciso
me ha recordado
a mi
madre.
Pasó a refugiarse
a su
casa. Toros de fuego
para una
fiesta.
Estaba
embarazada.
OTOÑO EN MADRID
Una cortina azul
me
transporta
a otro
tiempo.
El otoño
me huele
a vendimia,
a
comienzo de curso.
La
infancia
continúa
arraigada
en mí.
CEREALES
No cruzo calles con semáforos,
han cesado las lágrimas.
Los caminos son todos iguales.
Cereales en los campos
en el corazón aquellos paisajes.
MI
NIÑEZ
Una extraña fobia
he mantenido
con el agua.
De niña
imaginé
una casa
verde en
el pozo de
mi casa.
Un pozo de
agua salobre.
No sé el
porqué soñé
con esa casa
verde.
Mi padre
intentó
enseñarme a
nadar
me lanzó al
agua corriente
de un río.
¡Sentí un escalofrío!
Ni de una ni
otra experiencia
parece
guarde ya nada
o quizás sí
y por eso
insisto en
seguir retirada.
Sucede que a
mí el agua
con grave
corriente
me da
respeto y retrocedo,
me gusta
el agua en
calma.
Mi lugar
favorito fue
un rincón
del tejado,
llegaba
hasta allí
subiéndome
sobre una silla
y salía al
exterior
a través de
un ventanuco.
Me instalaba
en aquel
espacio,
dirigía
al horizonte
la mirada.
Imaginé,
imaginé.
¡Siempre
soñé!
Mirar a lo
lejos me serenó,
me llenó de
esperanza.
AUTOBIOGRAFÍA
Me engendraron y crecí
en la Cabeza,
me educaron y viví
en la independiente Alcázar,
me vine a mi Madrid
cuando era yo quien decidía.
Desobedecí al ‘padre’
me encuentro errante.
Algo así como un personaje
ambiguo que ama
y habla en femenino.
EL TRANSCURRIR DEL TIEMPO
Cuando la situación
me sobrecoge
al ver
al bebé
llorar de dolor
no sé qué
puedo ofrecer.
De niña corría
alegre
cuando
jugaba
por los
campos,
no recuerdo
a qué.
¡Ha pasado
tanto tiempo!
Mi
adolescencia fue estupenda
porque me
aficioné a la lectura
y el placer
que
experimenté
perdura
todavía.
He vivido llena de dudas
pues es muy
difícil
saber
qué acontecerá
después.
La madurez
se marcha
tan deprisa
que voy a ser vieja
en el
próximo traspié.
VOLAR
Ha
crecido libre
en sonora
soledad,
se
levanta de la tierra
en un
sueño rasante
al
infinito…
como si
fuera a volar.
LUNA
DESDE LA VENTANA
Cámaras
abiertas
al
tejado, una ventana
escondite
predilecto
durante
años.
Observo.
Medito.
Sueño.
DESDE
LAS ESCUELAS
Llueve en
jueves.
¡Arco
iris!
Cincuenta
años atrás
una niña
está subida
en una
ventana.
Día de
limpieza.
Hoy, hay
un grupo
de
mujeres ensayando
en lo que
entonces
fue un
aula.
OLOR A VENDIMIA
Subo por la cuesta
que me lleva
hacia mi estancia
y oigo el
clamor del viento,
llega entre
lamentos
y me
transporta lejos.
Niños sin ir
a la escuela
llevan
espuertas grandes
para recoger
la uva,
días de
vendimia.
Me pregunto
si
volveremos a
esa España
frágil que
no siempre
está de fiesta.
Se barruntan
otras campañas
y se me cae
el alma al suelo
cuando
pienso
en todo el planeta.
EL TREN
Viajo.
Por la
ventanilla observo
aquellos
paisajes.
Se suceden
las viñas,
recuerdo la
laboriosidad
de sus
gentes hasta extraer
el néctar
embriagador
de esos
racimos a ras de suelo.
¡Para comer
un pastel
muchas manos
han tenido
que
trabajar en
él.
Los trabajos
del campo
los conozco
desde mi
niñez!
III. FAMILIAS
BAUTIZOS
Bautizados en esta iglesia
los padres y los hijos.
Cabezamesada nos vio nacer.
Luego, emigramos del pueblo
a una ciudad manchega.
Pasados unos años
salimos de Alcázar,
los padres regresan
a su villa de origen
con algunos vástagos.
En cuyo lugar, la madre,
se quedó para siempre.
ELLOS
EN LA ESCUELA
Niña y
niño
en
aquella guerra
incivil
padecen
sus consecuencias.
No fueron
casi
a la
escuela.
No.
JILGUERO
Como el canto
de un
jilguero
recordaba
mi padre a
mi madre en
sus
memorias.
Estos niños
buenos
me han hecho
llorar
mientras
leía
retazos de
vida
a sus
nietos.
OTRAS
ESTACIONES
Primavera de trigales verdes,
cebadas,
titos, avena…
con
amapolas, margaritas
y flores
perecederas.
Verano de
campos dorados
de
comestibles cabelleras
con
campesinos arropados
pues el sol
les quema.
Otoño de
viñas con uva
para llevar
a la bodega,
se corta y
no se deja la garulla
debajo de la
cepa.
Inviernos
fríos
con la
aceituna entre hielos.
Se varea el olivo
y si caen fuera del anjeo
se recogen una a una
para no dejarlas en la tierra.
El campo daba mucho trabajo,
¡cuánta faena y qué poca cosecha
para quienes se ganaban el jornal
y para los de poca sementera!
TRADICIONES
Familia,
tradición, agobio.
Noches de
intenso sufrir.
Si de
mujeres se trata
horas
interminables de
escobas,
cubos, bayetas,
cacerolas,
platos.
¡Lo
conseguido
se tira
por la borda!
CAMPOS
LLANOS
Trabajos
que no cesan.
No hay
tiempo para quejarse
jornadas
interminables.
Las bocas
necesitan comida
la que se
arranca a la tierra.
Cambiar
en la cuadra la paja
la
limpieza del corral
dar la
cebada a las mulas.
Cuidamos
a los animales
nos
ayudan en la labranza.
¡Antaño,
en el campo,
el cuerpo
tan quebrado!
OLIVOS
He visto los olivos
del abuelo, cogíamos
la aceituna con las
manos ateridas.
El intenso frío nos
congelaba los huesos.
MI
PADRE
Igual que
el santo
fue
labrador,
pero no
tuvo su suerte
de ver
arar
solos a
los bueyes.
Trabajó
de sol a sol
en el
campo, en las eras
o con el
coche
por las
carreteras mirando
de un
lado a otro, por
aquello del
informe
a la
empresa.
NEGOCIOS
Hoy recordábamos
los negocios que tuvieron
y lo poco que ganaron
después de tanto esfuerzo.
Eran emprendedores,
muy trabajadores,
tan generosos que parte del beneficio
lo dedicaron a compartirlo.
EL
GALLINERO
En uno de
mis paseos
veo las
ventanas
de las
gallinas ponedoras,
las
mimaban tanto
que las
alimentaban con
manzanas
para conseguir
calidad
en los huevos.
Sorpresa
por sus dimensiones,
son
iguales y me trasladan
junto a
mis padres.
Ellos
bajan con la sera
por la escalera,
yo subo a gatas.
Pero no
me acuerdo…
me lo
contaron y lo cuento.
De aquel
entonces
me vienen
a la memoria
las
chapas con un número
y aquella
habitación
tan
estupendamente orientada
destinada
a las gallinas.
CORREDOR DE PIENSOS Y LEGUMBRES
De profesión corredor
además de campesino.
Me preguntaron qué era eso.
Una pregunta de un señor gracioso
que no tenía la menor gracia.
LOS COLUMPIOS
Esta casa
siempre los tuvo,
se
balanceaba una soga
a modo de
columpio
en una
viga de la cámara,
subíamos
a jugar
a una
gran habitación con
ojos de
buey por ventanas,
como en
los barcos.
Debió
instalarlo mi padre.
Los que
permanecen en el patio
fueron un
regalo a las nietas.
Oigo su
voz al mirarlos:
Por allí
vienen las monjas…
A
MI MAESTRO AMIGO
Paseo por el jardín
de La
colina de los chopos,
he visto más
de una exposición
desde
aquella primera vez
que subí
acompañada
de un
entrañable amigo.
Cuando me habló
de “aquellas
batallas’
se le
iluminaba la cara.
Lloró
siempre que me contó
algo de la
guerra impuesta.
¡Otro perdedor del combate
en el que
otros países intervinieron,
la víspera
de otra guerra!
Se ha
escrito tanto…
¿Cuándo
aprenderemos
a no repetir
tales gestas?
EN
AGRADECIMIENTO
Me
levanto y sé dónde
voy pero
no lo que ocurrirá.
Me
encuentro un montón
de
cemento junto a tu descanso
eterno,
había cogido
la
bebida.
Tus muros
de fuego son.
PROMESAS
Mi profesor-amigo,
mi padre
intelectual,
me encomendó
una misión:
“No quiero
que quede ni rastro
de mí sobre
la tierra,
que no se
encuentren juntas
de mi nombre
dos letras".
Durante
meses estuve dedicada
a destruir
todos los documentos
en los que
su nombre apareciera.
Con
paciencia y unas tijeras
corté en
pedazos tantos papeles.
Puesto que me lo pidió rompo
de su nombre
todas las letras
mas no puedo
borrarlas de mi cabeza.
A UN HERMANO
Naciste
en tierras llanas
tiraba de
ti el mar a lo lejos.
Ajos,
puertas, día a día,
trabajo,
trabajo.
La vida
es dura.
¡Ahora
toca fiesta!
Ángeles y
tú selláis
amor con
la arena.
MÁS
MÚSICA
En el paseo de hoy
el sonido de
la música
me ha tocado
el alma.
Añoro otra
vivienda,
a mis dos hermanos.
Un tocadiscos en el salón
cuando vivía
con mi familia
en la
entrañable Alcázar.
HERMANAS
Tenue
línea
separa la
mano
de una
hermana.
¡Y la del
cielo
con el
mar que no tuvimos
en la infancia!
Nos rodeó
su cariño,
aquel
trabajo inmenso
para
sacar adelante
a tres
hijas y dos hijos.
VIAJES AL
PUEBLO
Trayectos
cortos
los fines
de semana.
Las
hermanas y hermanos
atrás en
el coche.
Se oían
sus tonos de voz
como a lo
lejos, la madre
asentía
siempre.
Yo jugaba
con las nubes.
MODAS
Se despierta un día soleado
para visitar
el cementerio.
No
desprenden frío los mármoles,
no hay
sombras fantasmales.
He podido ver
a gente en
un ir y venir.
Cuidamos a
los muertos;
desde
tiempos remotos
pasando por
Egipto
y hasta hoy.
En la
memoria los faroles
en el camino
a las sepulturas
a primeros
de noviembre.
¡Ahora se
llevan flores!
CAMPO
ABONADO
¡Llano el campo de mi tierra!
Son mis lugares:
la casa de mis padres
con los estimados libros,
el viejo olivar de un abuelo
cerca del camposanto.
¡Recuerdos de mis ancestros!
MUJERES
DE CABEZA
Me vienen a la mente
recuerdos de
mi infancia…
todas las
muchachas y señoras
cercanas
iban al campo,
incluso las
que siempre
estaban
enfermas.
Recordamos a
las mujeres
que dejaron
su vida en
el trabajo,
muchas sin
salario.
TANTAS FAMILIAS
¡Son ya tantas las familias
desde la de origen a la elegida!
En el pueblo la familia de tías
tíos, primos y abuelos.
¡Y las primeras amigas!
En Alcázar ‘las chicas del
insti’.
Conozco a un hombre bueno,
su familia es otra familia.
Familia de compañeros
de trabajo, las del ocio
y la enorme de amigas feministas.
En mi corazón las más íntimas.
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