martes, 19 de noviembre de 2024

UN ROSTRO CONTENTO

 



UN ROSTRO CONTENTO

 

Mercedes Merino Verdugo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I. LA MADRE

 

 

SOPLA EL PASADO CON EL VIENTO

 

Ruge el viento

en los rincones

del muro de su casa.

Sopla el pasado

por las calles de la villa.

Los angostos caminos

que me acercan

a la ermita

me hablan de ti.

 

LOS PRIMEROS ROMANCES

En una pequeña villa
suenan notas de contento.
Llegan del patio familiar,
la madre canta romances
de gentes de otras tierras.
Unos ojos de niña
atienden y traga saliva.
Se le anuda la garganta
no puede escuchar.

AÑOS QUE PASAN RÁPIDO

Verde el toldo
geranios en los tiestos
las baldosas rojas.
Algunas sillas y mesa
en la terraza
que nos acoge.
A lo lejos, la sombra
de mi abuelo
se eleva misteriosa.

 

AUDITORIO

Estoy en el Auditorio…
escucho El Mesías de Händel,
las cuatrocientas voces
llenan todos los intersticios.
La magia de la música
me transporta a otros
momentos vividos.

Unas lágrimas se deslizan
por mi cara al recordarla.
Mi madre canta en el campo,
en la casa, en todos sus trabajos;
apenas disfrutó del ocio.
Yo soy una privilegiada.

S. L.

Sus labores y las de los demás

esa fue la profesión de ella,

ayudar a todo el que estaba

a su lado, con más alegría

que la del voluntariado.

 

TORMENTA

Se oían rezos en el interior

de la casa de mi abuelo,

“Santa Bárbara bendita”,

su mujer imploraba.

Pero el miedo para mi madre

no existió, seguía ensimismada

en sus diferentes tareas

demostrando valentía.

 

 

AMANECER EN DÍA NUBLADO

Amanecer desde la ermita de la Virgen

en día nublado

 

Devota de esta virgen

fue mi madre,

del Castillo por más señas

que nació en la Cabeza.

El padre era más religioso

en el sentido tradicional

pues no faltaba nunca a misa.

Tú tenías tantos quehaceres

en todo momento que sabías

que se excusaría tu presencia

allá en la católica iglesia.

Ya dijo Teresa de Cepeda

que también anda

entre los pucheros.

 

 

DÍA DE REFLEXIÓN

Así lo llaman quienes esperan
otro día las urnas a rebosar.
Mi madre lo sabía bien,
me dijo: nosotros siempre

estaremos abajo.

Recuerdo el día que se
votó sobre la otan,
se encontraba enferma
la muerte se le acercaba.
Mi padre socialista
quiso arrastrarla a su tren.
Mi madre era una de esas
mujeres justas, tan cariñosa,

escuchaba como nadie,

pacifista, de saber querer.

 

 

¡SILENCIO!

 

Aullidos. Silencio.

Un perro en la acera

a su costado,

allí, un día tras otro.

Un perro en la acera

a su costado.

Un dieciocho de julio

tocaron las campanas.

Congoja. Silencio.

 

 

DE LA NOCHE AL ALBA

 

¡Qué luna llena a lo lejos!

Lucen cerca dos estrellas.

Candiles encendidos

la noche alumbran

en esa inmensa oscuridad

del firmamento.

Lumbre de infancia

junto a la chimenea.

¡Farolas en calma

serenan el alma!

 

 

 

 

MADRE, MÁS ROSAS

 

Estar por aquí es encontrarme

sus huellas a cada paso.

Algunas veces, como duendes

que me acompañan, siento

la sensación de tenerlos

tras la espalda.

Sonríen entre las luces

del patio, junto a sus rosales

los veo unidos de la mano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

II. YO EN EL MUNDO

 

LA FIESTA

En la plaza

Narciso me ha recordado

a mi madre.

Pasó a refugiarse

a su casa. Toros de fuego

para una fiesta.

Estaba embarazada.

 

OTOÑO EN MADRID


Una cortina azul

me transporta

a otro tiempo.

   

El otoño

me huele a vendimia,

a comienzo de curso.

 

La infancia

continúa

arraigada en mí.      

 

CEREALES

 

No cruzo calles con semáforos,

han cesado las lágrimas.

Los caminos son todos iguales.

Cereales en los campos

en el corazón aquellos paisajes.

 

MI NIÑEZ

Una extraña fobia
he mantenido con el agua.
De niña imaginé
una casa verde en
el pozo de mi casa.
Un pozo de agua salobre.
No sé el porqué soñé
con esa casa verde.
Mi padre intentó
enseñarme a nadar
me lanzó al agua corriente
de un río.

¡Sentí un escalofrío!

Ni de una ni otra experiencia
parece guarde ya nada
o quizás sí y por eso
insisto en seguir retirada.
Sucede que a mí el agua
con grave corriente
me da respeto y retrocedo,
me gusta el agua en calma.

Mi lugar favorito fue
un rincón del tejado,
llegaba hasta allí
subiéndome sobre una silla
y salía al exterior
a través de un ventanuco.
Me instalaba en aquel
espacio, dirigía
al horizonte la mirada.
Imaginé, imaginé.
¡Siempre soñé!
Mirar a lo lejos me serenó,
me llenó de esperanza.

 

AUTOBIOGRAFÍA

 

Me engendraron y crecí

en la Cabeza,

me educaron y viví

en la independiente Alcázar,

me vine a mi Madrid

cuando era yo quien decidía.

Desobedecí al ‘padre’

me encuentro errante.

Algo así como un personaje

ambiguo que ama

y habla en femenino.

 

EL TRANSCURRIR DEL TIEMPO

Cuando la situación
me sobrecoge al ver
al bebé llorar de dolor
no sé qué puedo ofrecer.
De niña corría alegre
cuando jugaba
por los campos,
no recuerdo a qué.
¡Ha pasado tanto tiempo!
Mi adolescencia fue estupenda
porque me aficioné a la lectura
y el placer que experimenté
perdura todavía.

He vivido llena de dudas
pues es muy difícil saber
qué acontecerá después.
La madurez se marcha
tan deprisa que voy a ser vieja
en el próximo traspié.

VOLAR

Ha crecido libre

en sonora soledad,

se levanta de la tierra

en un sueño rasante

al infinito…

como si fuera a volar.

 

LUNA DESDE LA VENTANA

Cámaras abiertas

al tejado, una ventana

escondite predilecto

durante años.

Observo. Medito.

Sueño.

 

 

DESDE LAS ESCUELAS

Llueve en jueves.

¡Arco iris!

Cincuenta años atrás

una niña está subida

en una ventana.

Día de limpieza.

Hoy, hay un grupo

de mujeres ensayando

en lo que entonces

fue un aula.

 

OLOR  A VENDIMIA

Subo por la cuesta
que me lleva hacia mi estancia
y oigo el clamor del viento,
llega entre lamentos
y me transporta lejos.
Niños sin ir a la escuela
llevan espuertas grandes
para recoger la uva,
días de vendimia.
Me pregunto si
volveremos a esa España
frágil que no siempre

está de fiesta.
Se barruntan otras campañas
y se me cae el alma al suelo
cuando pienso

en todo el planeta.

 

EL TREN

Viajo.
Por la ventanilla observo
aquellos paisajes.
Se suceden las viñas,
recuerdo la laboriosidad
de sus gentes hasta extraer
el néctar embriagador
de esos racimos a ras de suelo.
¡Para comer un pastel
muchas manos
han tenido que
trabajar en él.
Los trabajos
del campo los conozco
desde mi niñez!

 

 

 

 

 

 

 

III. FAMILIAS

 

BAUTIZOS

Bautizados en esta iglesia

los padres y los hijos.

Cabezamesada nos vio nacer.

Luego, emigramos del pueblo

a una ciudad manchega.

Pasados unos años

salimos de Alcázar,

los padres regresan

a su villa de origen

con algunos vástagos.

En cuyo lugar, la madre,

se quedó para siempre.

 

 

ELLOS EN LA ESCUELA

Niña y niño

en aquella guerra

incivil

padecen sus consecuencias.

No fueron casi 

a la escuela.

No.

 

JILGUERO

Como el canto
de un jilguero
recordaba
mi padre a
mi madre en
sus memorias.

Estos niños buenos
me han hecho llorar
mientras leía
retazos de vida
a sus nietos.

 

 

 

 

OTRAS ESTACIONES

Primavera de trigales verdes,
cebadas, titos, avena…
con amapolas, margaritas
y flores perecederas.

Verano de campos dorados
de comestibles cabelleras
con campesinos arropados
pues el sol les quema.

Otoño de viñas con uva
para llevar a la bodega,
se corta y no se deja la garulla
debajo de la cepa.

Inviernos fríos
con la aceituna entre hielos.

Se varea el olivo

y si caen fuera del anjeo

se recogen una a una

para no dejarlas en la tierra.

 

El campo daba mucho trabajo,

¡cuánta faena y qué poca cosecha

para quienes se ganaban el jornal

y para los de poca sementera!

 

TRADICIONES

Familia, tradición, agobio.       

Noches de intenso sufrir.

Si de mujeres se trata

horas interminables de

escobas, cubos, bayetas,

cacerolas, platos.

¡Lo conseguido

se tira por la borda!

 

CAMPOS LLANOS

Trabajos que no cesan.

No hay tiempo para quejarse

jornadas interminables.

Las bocas necesitan comida

la que se arranca a la tierra.

Cambiar en la cuadra la paja

la limpieza del corral

dar la cebada a las mulas.

Cuidamos a los animales

nos ayudan en la labranza.

¡Antaño, en el campo,

el cuerpo tan quebrado!

 

 

OLIVOS


He visto los olivos

del abuelo, cogíamos

la aceituna con las

manos ateridas.

 

El intenso frío nos

congelaba los huesos.

MI PADRE

Igual que el santo

fue labrador,

pero no tuvo su suerte

de ver arar

solos a los bueyes.

Trabajó de sol a sol

en el campo, en las eras

o con el coche

por las carreteras mirando

de un lado a otro, por

aquello del informe

a la empresa.

 

NEGOCIOS

Hoy recordábamos

los negocios  que tuvieron

y lo poco que ganaron

después de tanto esfuerzo.

Eran emprendedores,

muy trabajadores,

tan generosos que parte del beneficio

lo dedicaron a compartirlo.

 

EL GALLINERO

En uno de mis paseos

veo las ventanas

de las gallinas ponedoras,

las mimaban tanto

que las alimentaban con

manzanas para conseguir

calidad en los huevos.

Sorpresa por sus dimensiones,

son iguales y me trasladan

junto a mis padres.

Ellos bajan con la sera

por la escalera, yo subo a gatas.

Pero no me acuerdo…

me lo contaron y lo cuento.

De aquel entonces

me vienen a la memoria

las chapas con un número 

y aquella habitación

tan estupendamente orientada

destinada a las gallinas.

 

CORREDOR DE PIENSOS Y LEGUMBRES     

De profesión corredor

además de campesino.

Me preguntaron qué era eso.

Una pregunta de un señor gracioso

que no tenía la menor gracia.

 

 

LOS COLUMPIOS

 

Esta casa siempre los tuvo,

se balanceaba una soga

a modo de columpio

en una viga de la cámara,

subíamos a jugar

a una gran habitación con

ojos de buey por ventanas,

como en los barcos.

Debió instalarlo mi padre.

Los que permanecen en el patio

fueron un regalo a las nietas.

Oigo su voz al mirarlos:

Por allí vienen las monjas…

 

A MI MAESTRO AMIGO

Paseo por el jardín
de La colina de los chopos,
he visto más de una exposición
desde aquella primera vez
que subí acompañada
de un entrañable amigo.

Cuando me habló
de “aquellas batallas’
se le iluminaba la cara.
Lloró siempre que me contó
algo de la guerra impuesta.

¡Otro perdedor del combate
en el que otros países intervinieron,
la víspera de otra guerra!
Se ha escrito tanto…
¿Cuándo aprenderemos
a no repetir tales gestas?

EN AGRADECIMIENTO

Me levanto y sé dónde

voy pero no lo que ocurrirá.

Me encuentro un montón

de cemento junto a tu descanso

eterno, había cogido

la bebida.

Tus muros de fuego son.

 

PROMESAS

Mi profesor-amigo,
mi padre intelectual,
me encomendó una misión:
“No quiero que quede ni rastro
de mí sobre la tierra,
que no se encuentren juntas
de mi nombre dos letras".
Durante meses estuve dedicada
a destruir todos los documentos
en los que su nombre apareciera.
Con paciencia y unas tijeras
corté en pedazos tantos papeles.

Puesto que me lo pidió rompo
de su nombre todas las letras
mas no puedo borrarlas de mi cabeza.

A UN HERMANO

 

Naciste en tierras llanas         

tiraba de ti el mar a lo lejos.

Ajos, puertas, día a día,

trabajo, trabajo.

La vida es dura.

¡Ahora toca fiesta!

Ángeles y tú selláis

amor con la arena.

 

MÁS MÚSICA

En el paseo de hoy
el sonido de la música
me ha tocado el alma.
Añoro otra vivienda,

a mis dos hermanos.

Un tocadiscos en el salón
cuando vivía con mi familia
en la entrañable Alcázar.

 

HERMANAS

 

Tenue línea

separa la mano

de una hermana.

¡Y la del cielo

con el mar que no tuvimos

en la infancia!

Nos rodeó su cariño,

aquel trabajo inmenso

para sacar adelante

a tres hijas y dos hijos.

 

 

VIAJES AL PUEBLO

 

Trayectos cortos

los fines de semana.

Las hermanas y hermanos

atrás en el coche.

Se oían sus tonos de voz

como a lo lejos, la madre

asentía siempre.

Yo jugaba con las nubes.

 

MODAS

Se despierta un día soleado
para visitar el cementerio.
No desprenden frío los mármoles,
no hay sombras fantasmales.

He podido ver
a gente en un ir y venir.
Cuidamos a los muertos;
desde tiempos remotos
pasando por Egipto
y hasta hoy.
En la memoria los faroles
en el camino a las sepulturas
a primeros de noviembre.
¡Ahora se llevan flores!

CAMPO ABONADO

¡Llano el campo de mi tierra!

Son mis lugares:

la casa de mis padres

con los estimados libros,

el viejo olivar de un abuelo

cerca del camposanto.

¡Recuerdos de mis ancestros!

 

MUJERES DE CABEZA

Me vienen a la mente
recuerdos de mi infancia…
todas las muchachas y señoras
cercanas iban al campo,
incluso las que siempre
estaban enfermas.
Recordamos a las mujeres
que dejaron su vida en el trabajo,
muchas sin salario.

 

TANTAS FAMILIAS

¡Son ya tantas las familias

desde la de origen a la elegida!

En el pueblo la familia de tías

tíos, primos y abuelos.

¡Y las primeras amigas!

En Alcázar ‘las chicas del insti’.

Conozco a un hombre bueno,

su familia es otra familia.

Familia de compañeros

de trabajo, las del ocio

y la enorme de amigas feministas.

En mi corazón las más íntimas.

 

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